73. "-Yo te ayudaré."

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Narra Kendall McCartney

Miré a Peter y él a mí.

- Siento que está tomando todo bien, ¿sabes? Sé que te sigue amando, tú lo oíste.

Después de que Peter me explicara la razón por la que Kendall se había ido, una parte de mí se había aliviado. Pero aún así me sentía mal por él.
Él no quería irse, pero sus padres lo obligaron, velando por su futuro, antes de velar por sus deseos y su felicidad.
Viéndolo desde el punto de vista de Kendall, era una injusticia. Pero desde el punto de vista de sus padres, era cuidarlo y pensar en su vida en el futuro.

- Te sigue amando -repitió.

- Y yo a él.

- ¿Sabes qué creo? Creo que debes ir a Los Ángeles y darle eso. -señaló el regalo que estaba sobre mi cama aún.

- No puedo ir a Los Angeles. Empezando porque él no me ha perdonado y dos cosas más. Primero, no puedo pagar un boleto de avión ahora. Segundo, mis padres no me darán permiso de viajar solo para ir a ver a Kendall.

- ¿Y si te lo regalo de cumpleaños? Es decir, tu cumpleaños es en 4 días. Puedo regalarte un boleto de avión y vas con él, le das eso y le pides perdón como se debe.

- No lo buscaré si él no quiere que lo encuentre.

- Bueno, en eso tienes razón... Debemos esperar a que quiera hablar contigo.

  

Y así fue, por casi dos meses.
Cumplí años el 29 de diciembre, luego pasó también el año nuevo.

Kendall me hacía falta. Mucha falta.
Pero algunas veces que Peter estaba conmigo, llamaba a Kendall y lo colocaba en el altavoz. Admito que lloré en silencio un par de veces. Sentía que Kendall no quería ni oírme y lo entendía. Aunque él me seguía amando -o eso es lo que decía cada vez que Peter lo llamaba- no quería hablar conmigo.

Y no lo intentaría cambiar.
No sabía si me había perdonado aún, creo que no, pero, de todas maneras, si lo hiciera, sería difícil para ambos estar separados por tanto.

Lo amaba.
No estaba rogándole en silencio que me llamara o que me dijera algo, le daría su tiempo, su espacio, hasta que muestre signos de querer hablarme.

Estaba acostada en el césped, uniendo cabeza con Chris y Peter.
Los tres habíamos estado juntos desde hace mucho tiempo y, aunque estábamos juntos, estábamos solos también.

    

Chris y Charlie seguían hablando, no tanto como ambos quisieran, pero, cuando podían, lo intentaban.

Yo empecé a asistir a la academia de música desde principios de enero, ya tocaba mejor el piano y, entre mis metas, estaba tocar el chelo. Diferente, lo sé, pero me gustaba.

Chris decidió entrar a otro grupo de baile.
Sabía que Charlie era si impulso para bailar en Rouge, quienes habían ido a participar a Washington D.C., con mi otro grupo.

Y Peter... Bueno, él pronto entraría a la universidad.

Todos teníamos metas futuras.
Pero, personalmente, el futuro me asustaba.
El no saber en lo que se podían convertir las cosas de un día a otro, me aterraba. Pero de eso se trataba la vida, de llevarse sorpresas, tanto buenas como malas, y aprender a llevarlas.

Kendall y KendallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora