Capítulo 44

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Camila's POV

Despertar en el hospital era algo... Diferente y bonito a la misma vez. Estaba un poco mejor, aunque me seguía doliendo la entrepierna de una manera horrorosa, ni punto de comparación con el parto de Karla.

Era diferente, porque no estaba en casa, eso era obvio, pero era bonito porque eran los primeros días con Michael, además, al despertar siempre veía a Lauren sentada en aquél sillón. El día anterior estaba meciendo a Mike mientras cantaba una canción de Drake, y hoy... Hoy simplemente estaba sentada con la Tablet en la mano, y aunque la imagen no era tan adorable como la del domingo, siempre era agradable despertarse con Lauren en frente.

-Buenos días. –Susurré desperezándome un poco, sonriendo al ver que Lauren levantaba la cabeza al escucharme.

-Buenos días, cariño. –Lauren dejó el iPad en la mesa, levantándose del sillón para acercarse a mí. -¿Quieres ir al baño?

-No, no tengo ninguna gana de levantarme. Mejor después de desayunar. –Lauren besó mi frente, y luego se levantó y salió de la habitación para coger mi desayuno.

No necesitaba decirle nada, porque Lauren lo hacía sola, y siempre era así. Era la mujer más atenta que podías encontrar, estando o no embarazada.

-¿Cómo estás tú? –Michael dormía tranquilo abrazado a la gasa que Lauren le había puesto a su lado, y movía los dedos lentamente, escuchando aquél sonido adorable que emitía con la garganta.

-No tenían pavo, así que es jamón, espero que no te importe. –Lauren entró de nuevo con la bandeja en la mano. Había un yogur, zumo, café y tostadas con mantequilla y jamón.

-¿Cómo me va a importar? Ven aquí. –Me aparté un poco en la cama para que ella pudiese sentarse conmigo, a pesar de las molestias que sentía al moverme por poco que fuera. –Desayuna conmigo. –Hice dos pequeños sándwiches cortándolos por la mitad con las manos.

Lauren se sentó frente a mí, pero negó a lo que le dije mientras me echaba esas tres cucharadas de azúcar en el café.

-No tengo hambre, pero tú deberías comer. –Cogí aquél trocito de pan, dándole un mordisco mientras ella hacía el sobre del azúcar una bolita.

-Creo que se te ha olvidado que soy doctora y que sé qué debo comer, y cuándo. Y tú lo necesitas más que yo, hago mis cinco comidas al día, tú apenas haces dos y una de ellas la dudo. –Le acerqué el trozo de sándwich a los labios, haciéndola sonreír un poco. Lo tomó entre sus dedos y lo miró.

-Los sándwiches me cansan un poco, ¿sabes? –Soltó una débil risa, dándole un bocado al trozo que yo misma le había cedido de mi desayuno.

-Cuando lleguemos a casa te haré lo que quieras de comer. –Desencajó un poco la mandíbula negando, terminándose el sándwich en dos bocados.

-No vas a levantarte en casa, no va a pasar como la última vez. –Lauren se levantó de la cama, y yo abrí la tapa del yogur frunciendo un poco el ceño.

-Lauren, necesitas descansar. –Ella simplemente me acarició la mejilla, y luego dio un beso en esta. –No, no me des mimos para evitar que me enfade.

-Te doy mimos porque te quiero, enfadarte vas a enfadarte igual. –Lauren soltó una risa de espaldas a mí, empezando a recoger todas las cosas de Michael que había por la habitación. –Además, volvemos a casa en un rato.

Michael empezó a llorar, y tan rápido cómo lo escuchó, Lauren lo puso en mis brazos porque como siempre, tenía hambre. Era una réplica exacta de Lauren, incluso si no quería reconocerlo. Lo único que variaba es que el pelo era negro azabache al igual que el mío.

room 72; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora