☩ «Wicked» [Dean Winchester]

Capítulo [ 49 ]

Anteriormente en Wicked

-Sam, ¿recuerda ese subterráneo de bruja de Phoenix?-pregunto Dean de repente llamando la atención de su hermano menor.

-Sí, ¿Por qué?-pregunto con un toque de confusión despegando la vista del libro que leía con interés.

-Tal vez haya algo en ese maldito lugar que pueda ayudar-añadió Dean con un toque de esperanza.

-Las brujas, volverán a la cripta-murmuro con algo de dificultad, siendo ayudada a sostenerse por Sam y Dean que se encontraban a su lado.

El lugar no tardó mucho en tensarse, los presentes conocían que Freya al tener contacto con el más allá, tenía lamentablemente contacto con las brujas poseídas, viendo las cosas horribles, o pensamientos, sentimientos que cada una tenia. Lo que intensificaba las cosas.

-El ancla, según los Celtas. Antiguamente brujas Celtas tomaban el alma de una persona y la dividían en dos, una parte en el mundo de los vivos, una parte en el mundo de los muertos. Se volvían Entes con capacidad de sustraer poderes de los muertos. El equilibrio, es la ley invisible y mística que rige a todo ser, el mismo equilibrio decreto a los anclas como ilegales, una aberración para la muerte. Ningún alma viva puede pasar para los muertos, como ningún alma muerta puede pasar a los terrenos de los vivos. En venganza, el equilibrio creo el más allá, un lugar sin tiempo, un reino oscuro habitado por las almas torturadas de los muertos, un lugar no apto para los vivos. Todo tiene un equilibrio, todos tienen un tiempo de vida, un tiempo de muerte; una persona no soporta ser el ancla, toda ancla debe morir-termino con un leve susurro Sam totalmente desorientado desviando la mirada del libro antiguo sin creer aun en las propias palabras que había leído.

-Eso es, toda ancla debe morir; Freya-murmuro Sam viendo a Missouri por unos breves segundos para luego desviar la mirada al instante, frustrado, decepcionado...

-¿Sam?-pregunto rápidamente al identificar el número de la llamada, paso unos segundos antes de oírse la voz de Sam.

-Dean, encontramos algo-dijo la voz de Sam en la otra línea con un toque de decepción.

-Los anclas...los anclas están destinados a morir-respondió Sam con dificultad al otro lado de la línea, tratando de controlar sus emociones, Dean tardo una milésima de segundo en procesar toda la información que le había dado su hermano.

-¿Q-Que? ¡Debe haber algo, Freya no puede morir!-levanto la voz Dean con frustración a su hermanos en la otra línea; sintiendo una presencia repentina se vio obligado a voltear encontrándose con Freya su mano estaba apoyada en la pared que la ayudaba a sostenerse.

-¿Freya?-pregunto Dean con cuidado entrando a la habitación, encontrándose con Freya sentada en el borde de la cama, observando la ventana y la noche que no tardaba en aparecer.

-Lo sé, Dean-murmuro Freya casi en un susurro viendo el sol comenzaba a ocultarse en ese oscuro horizonte-Sé que voy a morir-murmuro nuevamente despagando su vista del atardecer y enfocándola a Dean, que aún seguía perturbado.

Si antes se sintió entre la espada y en la pared, ese momento también entraba en la lista, Freya si disponía de la peor suerte del mundo, pero también disponía de las mejor personas de este.