CAPITULO 6

8.6K 765 70
                                    

EL CORTEJO

Naoli
Al día siguiente mi cara lucía menos inflamada, la crema era inodora lo cual agradecí. En el bus la gente me miraba con pena, sí adiviné sus pensamientos, "Esta pobre mujer vive con un agresor" sonreí ante la idea, ya que yo misma hago esto en mi hora de almuerzo, suponer cómo será la vida de otras personas.

Al llegar a la oficina encontré un bellísimo arreglo floral sobre mi escritorio. Son rosas rojas intercaladas con gardenias, su aroma inundaba la estancia. Tomo la tarjeta y mis ojos se abrieron como platos cuando la leí: -"Espero que sigas mejor" Marco Aurelio.

Una sonrisa me abarcó todo el rostro, es la primera vez que me regalan flores. Se llama Marco, me gusta. Pero no, no me voy a dejar envolver por detalles. Apuesto que sólo quiere meterse entre mis piernas como los otros. ¿Qué lo hace diferente a los demás? Pagó la cuenta del hospital y qué. De seguro le sobra el dinero y cree que por haberlo hecho yo le debo algo, lo cual es cierto, pero también me dijo que no me iba a cobrar.

Despierta Naoli, no puede querer nada serio contigo, ¡Ingenua! Me dije a mí misma, y me dediqué a empezar mi día. Frederick llegó después de las nueve y lo primero que hizo fue mirar el arreglo.

-¿Y esas flores? -Me pregunta con tono despectivo.

-Me las obsequiaron. -Le contesté sin siquiera volverlo a ver.

-¿Quién? ¿Acaso tienes novio? -Espeta denotando la burla en su voz.

-Bueno no llegaron solas hasta aquí, y con lo que usted me paga no puedo costearme un arreglo como éste, así que, sí alguien me las regaló.

Sentí satisfacción de contestarle, después de todo aprovecharía la oportunidad para inventar un novio ficticio. Su cara se desfigura, esta molesto pero no agrega nada más, ingresa a su oficina cerrando la puerta con rudeza.

Imbécil, ni siquiera me preguntó qué me había pasado en el rostro pero sí vio las flores. El intercomunicador sonó y se escuchó una voz del otro lado:
-Naoli tráeme el caso Sánchez ya.

Bufé molesta, maldito cretino, me acerqué al archivero, busqué el expediente y al encontrarlo me dirigí a su despacho.

********************************
Marco

Casi no pude dormir anoche, esa chica inundaba mis pensamientos y su aroma se mantenía en mis fosas nasales. Podía saborear su sangre, me pregunto ¿Si sabe tan bien como huele? El animal que dormía en mí ha vuelto a salir, no he hecho más que imaginar diversas formas de hacerle el amor, acunar su cuerpo contra el mío hasta dejarla sin aliento.

Creí que era etapa superada, pero ella me hace sentir, no sé cómo explicarlo. Sólo con una persona he compartido estos sentimientos y su nombre es Julia. Me siento como un león enjaulado, mis instintos primitivos intentan aflorar en mi interior pero los suprimo. No la volveré a ver, ella merece alguien mejor que yo, no estar con una abominación de la naturaleza.

Veo la televisión, sobre todo noticias, tratando de averiguar ¿Qué sucede en el resto del mundo?, pero no puedo concentrarme, escucho su suave y tímida voz latente en mis tímpanos como si lastimara. ¿Qué demonios me pasa?

Decido ir a correr, las calles de la cuidad me saludan. No sé cuánto tiempo corro pero termino al frente del edificio donde trabaja. ¿Cómo he llegado aquí? Ni siquiera soy consciente que lo he hecho, sólo terminé ahí. Me alejo abrumado, voy a velocidad sobrehumana y las personas apenas me notan cuando paso a su lado.

Me veo nuevamente en mi apartamento, tirado de lado sobre la cama, desearía ser humano, al menos estaría sudando y mi cuerpo cansado, al menos eso relajaría mis músculos un poco, pero no estoy ni por asomo, agitado. Tomo una ducha fría, se siente bien de momento pero al cerrar la llave, la bestia vuelve a rugir pidiendo a su presa. Cierro las manos en puño, y coloco mi cabeza sobre el azulejo del baño, necesito aclarar mi mente, sacarla de ahí.

No me he alimentado en varios días, mi rostro está más pálido que de costumbre, lo máximo que he podido estar sin beber sangre es una semana, y luego el apetito me devora, de manera que, si no tomo lo que quiero me consume. No me siento orgulloso de mi fuente de alimento, pero en eso me convertí.

Sonrío con amargura al recordar que fue por Julia que lo hice. Los primeros años fueron difíciles, si hubiera regresado con ella de seguro su muerte se encontraría entre mis tantos pecados.

Recuerdo cuando por fin me decidí ir a buscarla, la verdad no tenía noción de los años transcurridos pero me sentía más seguro de mí mismo, y creía ser capaz de controlarme. Cuando llegué, me acerqué husmeando como un ladrón y la vi, tan hermosa como siempre, más madura, más mujer. Casi corro a su lado pero me lo impidió una niña de largos cabellos castaños y ojos azules como los suyos, tendría unos diez años.

Mami. -Le dijo mientras le extendía los brazos para que la abrazara. Julia la llevó a su pecho, arrullándola. Un hombre se aproximó a ellas y beso a mi esposa en plena boca, rodeándolas a ambas con sus brazos. Una furia se apoderó de mí, gruñí, quería asesinar a ese tipo, arrancarle las entrañas y que dejara de tocarla. Pero caí en cuenta que yo en teoría, estaba muerto. Ella no tenía la culpa de nada, debía continuar con su vida y lo hizo.

Se veía feliz, se reflejaba en cada una de sus facciones, no podía ser tan egoísta. Fue la última vez que lloré, un líquido acuoso y rojo resbaló por mis mejillas, mis lágrimas eran sangre pura, y sin soportarlo más, me alejé tan rápido como pude.

Nunca más volví a ver a Julia, a mi esposa, cerré esa parte de mi pasado, lo enterré en mi subconsciente, pero aun así, de vez en cuando pensaba en ella, en la única mujer que he amado.

Salgo de la ducha y me visto con unos jeans negros y una camiseta gris, con tenis a juego. Eran casi las doce, si me apresuraba podía invitarla a almorzar con el pretexto de saber cómo sigue. Sonreí acordándome del arreglo floral que le envíe ¿Le habrá gustado? Sé que es un poco cursi, pero así soy yo, chapado a la antigua. El cortejo en mis tiempos era algo muy importante, costumbre que se perdió. La mayoría de las mujeres son tan fáciles que se entregan a un hombre conociéndolo en una noche, y acostándose con ellos tan sólo por sexo y placer, a la mañana siguiente cada quién se va por su lado y fin de la historia. Típico caso del siglo XXI, sí en definitiva, los tiempos han cambiado, las relaciones amorosas han evolucionado, lo que antes era desaprobatorio, ahora es visto con normalidad.

Quiero hacer las cosas bien con Naoli, aspiro cortejarla, enamorarla, no actuar como alguien que sólo quiere dormir con ella, aunque en mi fuero interno, odio admitir que así es. Pero me comportaré como un caballero, en definitiva esta chica es diferente y mi fuero interno lo sabe. ¿Por qué no darme una oportunidad? Tanto tiempo solo no es sano, añoro la compañía femenina pero no el placer de una noche, sino una pareja permanente. ¿Pero querrá ella estar con alguien como yo? ¿Me aceptaría al conocer lo que soy? Ella es mortal a diferencia de mí, jamás en todos estos siglos estuve tan confundido. Mi corazón me dice que es lo correcto, que no tema, que me acerque a ella. Pero no puedo evitar inundarme con tantas dudas que me golpean sin piedad.

¡Diablos no! debo ser fuerte, una relación entre ambos es imposible. Necesito distraerme, así que me alisto para ir de compras y conseguir lo que necesito y que aún no tengo en esta ciudad, un auto.

CONTIGO EN LA ETERNIDAD Where stories live. Discover now