CAPITULO 22

6.5K 638 39
                                    

                  SECUESTRADA
Todos me miran al pasar, sólo llevo puesto la camiseta de Marco, por la premura de irme olvidé ponerme una prenda que cubriera mis piernas. Quiero llamar a Miller pero no me encuentro en condiciones de hablar con él. Me alejo cada vez más del apartamento, con una incertidumbre clavada en mi corazón.

"Un vampiro" que locura, ¿Qué no son ficción? ¿Cómo es posible? Un mar de dudas consumen mi interior. Recordé la noche anterior, la forma en que hicimos el amor, la manera en que Marco se ha comportado conmigo, siempre protegiéndome, demostrándome que se preocupa por mí. Sabía que era sincero, pero él debía comprender, no puedes decirle a una persona que eres un vampiro y esperar que lo tome bien.

Le debía mucho, eso es lo único certero, y lo segundo es que me  enamoré perdidamente de él. Desde lo de Frank, jamás le entregué mi corazón a nadie y cuando al fin decido abrirme a un hombre, resulta ser una clase de demonio, o ni siquiera sé cómo etiquetarlo.

Él nunca me hizo daño, nos dijimos cosas que nos hirieron, pero ¿Acaso las parejas no hacen eso? Pelean y luego se reconcilian. Debí darle la oportunidad de explicarse, y no salir tan aparatosamente. ¿Así le pago toda la gentileza que ha tenido conmigo?

Sin darme cuenta me veo devolviéndome, no puedo estar lejos de él, una opresión me estruja el pecho con tal fuerza que me quita el aliento, de alguna manera sé que nos pertenecemos. Es una locura, no sé explicarlo, pero debo volver con él.

Un auto se detiene justo a mi lado, es negro con los vidrios polarizados, me llama la atención que no tiene placas. Un hombre se baja de la parte de atrás y antes que pueda reaccionar, coloca un pañuelo sobre mi nariz, lucho por librarme pero soy consciente que poco a poco mis párpados se van cerrando, mis piernas me flaquean, lo último que recuerdo es ser subida al vehículo.

***************
Me siento devastado, no tengo este sentimiento desde lo de Julia ¿Por qué permití que se fuera? Debí retenerla, explicarle que ya no soy esa persona, que he cambiado. ¡Demonios! Como vino Naoli a poner mi mundo de cabeza, ¿Qué tiene esta chica que nubla mi sensatez?

Tengo ir a buscarla, merezco el privilegio de la duda, después de todo lo que hecho por ayudarla, al menos me debe eso. El timbre de la puerta me avisa que hay alguien afuera, no es ella, no es su esencia, es Albert.

-Hola Albert. -Lo saludo cortante, estoy molesto con él, hizo que Naoli dudara de mí.

-Hola Marco. -Me contesta con la misma frialdad.

-¿Está Naoli?

-No. -Le contesté dejándolo entrar.

-¿Dónde ha ido? - Arquea una ceja.

-No lo sé. - Me encojo de hombros.

-No lo sabes. -Expresa con el ceño fruncido.

-Salió y no ha regresado, que quieres que te diga.

Dejó salir el aire contenido y tomo su celular llamándola, recibiéndolo la contestadora. Siguió intentando varias veces hasta que se dio por vencido.

-Quieres decirle por favor cuando regrese que vine y que me llame de regreso.

-Claro. -Añadí, deseando se marchara.

Espero unos minutos y después me dirijo fuera del edificio. El aroma de Naoli todavía está en el ambiente, sigo su rastro hasta que desaparece abruptamente. Hay algo más, logro reconocer un olor que es imposible que pase desapercibido. La furia se apodera de mí, tomo el celular y le marco a Rupert.

-Hola Marco. -Me contesta del otro lado de la línea.

-Rupert, necesito tu ayuda, ven de inmediato.

-¿Qué sucede? -Me pregunta preocupado.

-Te explicaré aquí, es urgente Rupert.

-Entiendo voy para allá.

Temo lo peor, espero que no se atreva a dañarla, de lo contrario lo torturaré de la manera más cruel y lo disfrutaré en el proceso.

***********
Me despierto con una fuerte migraña, estoy atada de pies y manos y amordazada, recostada sobre una cama tan pequeña que si me muevo un poco, peligro con caerme.

Mi vista está borrosa pero poco a poco la voy recuperando. Es una habitación de cuatro paredes, con solo la cama como mueble, una ventana percudida de suciedad permite que la claridad ingrese a duras penas y el lugar huele a humedad. La pintura de las paredes cae en tiras, despegándose de sus cimientos. Mostrando algunas cucarachas corriendo a través de éstas, me retorcí del asco, esperando ninguna tuviera la desventura de caerme encima.

La puerta se abrió y reconocí a mi captor, o al menos su figura ya que usaba un gorro de montaña que le cubría el rostro. Todos los músculos de mi cuerpo se tensaron, varias preguntan cruzaban por mi mente,¿Por qué estaba ahí? ¿Qué querían? ¿dinero? No lo tenía, a menos que quisieran extorsionar a Marco, pero por la forma en que me fui no creo que le importe lo que me pase.

No habló, se dedicó a observarme, lo miré mejor y vi que usaba lentes, lo detalle con más cuidado y por un momento lo imaginé sin ese gorro y lo visualicé en mi mente. Se parecía a Adam pero ¿Era eso posible? Si mis temores son certeros entonces Frederick planeó todo.

Corroboró que había despertado para cerrar la puerta, escuchando como le ponía llave. Aún estoy aturdida por los efectos del cloroformo, si es Frederick estoy en problemas, y serios. ¿Querrá vengarse por lo que Marco le hizo? Pero él nunca supo quién fue, o peor, ¿Querrá vengarse de mí porque lo rechacé? O porque renuncié. Me encontraba cavilando, sacando conclusiones antes de tiempo.

Las lágrimas se precipitaron, deslizándose hacia mi cuello, los sollozos inundaron la estancia. Esto no podía estarme pasando, si no me hubiera ido del apartamento, no estaría aquí. Las sogas lastiman mis muñecas y tobillos, están muy apretadas. Miré el techo agujerado, ¿Qué sitio es este? Sólo me queda esperar para saber quiénes son mis secuestradores.

**********
- Marco ven. -Lo llama Rupert. –Roy tiene algo aquí.

Un muchacho no mayor de 19 años está sentado al frente de una laptop sumergido en su trabajo.

-¿Qué averiguaste? -Le pregunta al joven que se acomoda los lentes y le regresa la mirada.

-He ingresado al sistema de monitoreo de las cámaras que tienen los semáforos y trazado su ruta, desapareció en este lugar. Señala con el dedo la pantalla. Debió desviarse porque lo perdí en ese punto. Sin embargo, peine la zona y encontré un edificio abandonado. El lugar está para demoler.

-¿Cuándo está programada la demolición? -Pregunta Marco con el ceño fruncido.

-Ummm, para hoy, lo harán a las 11:00 a.m. o sea dentro de una hora.

-Gracias Roy, Rupert te pagará lo acordado y un poco más por tu discreción.

-No hay problema señor, es un gusto hacer negocios con usted.

-Marco ¿Irás solo? Permítame acompañarte.

-No, esto es personal.

-Por favor se cauto, no te dejes llevar por tus impulsos.

-No prometo nada Rupert, pero trataré.

-Apresúrate hijo, el tiempo corre.

Marco llega al parqueo, se monta en su Ferrari y se une al tránsito. Dos cosas abarcan su pensamiento, que Naoli estuviera bien y que mataría con sus propias manos a Frederick Jenkis.

*******************
Acá narrando en tercera persona jajajajaja. Saludos terrícolas.

CONTIGO EN LA ETERNIDAD Where stories live. Discover now