CAPITULO 30

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ENCUENTRO FUGAZ

Habían transcurrido dos semanas desde mi desagradable encuentro con mi perseguidor, nada extraño sucedió después, todo parece volver a la normalidad, con la excepción de que Marco está más sobreprotector que antes. Me va a dejar todas las mañanas como siempre y en las tardes me espera. No me deja salir del trabajo a menos que vaya acompañada y debo reportarme con él cada dos horas indicándole que aún respiro. Es un poco sofocante en realidad, agradezco su preocupación pero creo que exagera.

Su comportamiento cambió desde mi sueño con Julia, sé que algo me oculta, lo presiento, pero cuando le he preguntado al respecto, me esquiva con excusas o simplemente me seduce con sus besos y caricias y nuevamente caigo bajo sus encantos dejándome llevar y olvidándome de todo a mi alrededor.

Son las 2:00 p.m. y Miller recibe a unos clientes dentro de media hora. Hemos pedido algunos bocadillos y me doy cuenta que no hay café. Le indico a Albert y saca de su bolsillo un billete.

-Ve al supermercado que queda en la esquina, compra de una vez varias unidades.

Me le quedo viendo sosteniendo el dinero, se supone que no debo salir sola, pero cómo le explico eso a mi jefe.

-¿Sucede algo Naoli?

-No. -Le sonrío y salgo de la oficina.

¡Demonios! Y ahora ¿Qué hago? Avisarle a Marco que tengo forzosamente que abandonar la oficina. Esto es una tontería ¿Qué podría pasarme de aquí a la esquina? Él no tiene que enterarse, me llevo el celular en caso de que llame sorpresivamente como ya lo ha hecho.

Camino y veo el cielo nublado, parece que lloverá pronto. Voy tan absorta en mis pensamientos que no me doy cuenta del inminente choque hasta que siento como mi cuerpo cimbra al contacto con la otra persona.

Vuelvo a ver rápidamente y un hombre sujeta lo que parecía ser un vaso de café que se ha vaciado completamente en su camisa blanca. Estoy a punto de disculparme cuando reconozco de quién se trata y mi corazón se dispara como una metralleta.

-Hola. -Lo saludo con timidez.

-Hola. -Me responde Max tirando el vaso vacío en un basurero cercano.

-Lo lamento mucho no vi por donde iba.

-No pasa nada. -Contesta con una sonrisa mientras evalúa los daños.

-Tu camisa está arruinada. -Observo apenada.

-Nada que una lavandería no arregle.

Hubo un incómodo silencio hasta que él volvió a hablar.

-Naoli ¿Cierto?

-Sí, la misma.-Respondí tratando de entender por qué mi organismo reacciona ante la presencia de Max.

-Ha sido mi culpa. -Continuó él. - Venía distraído mirando mi celular.

Noto que efectivamente trae el celular en la otra mano, procede a guardarlo en el bolsillo de su chaqueta.

-Oh no, yo tampoco te vi. -Añado.

-Bueno lección aprendida, debemos prestar más atención cuando caminemos para no chocar con nadie. Aunque en este caso me agrada que hayas sido tú, es bueno volver a verte.

Me sonríe mostrando su perfecta dentadura y por una milésima de segundo me pierdo en sus tentadores labios. Analizo mi comportamiento y trato de recobrar la compostura.

CONTIGO EN LA ETERNIDAD Место, где живут истории. Откройте их для себя