CAPITULO 44

5.3K 591 73
                                    

ANCESTROS

Max y yo llegamos al lugar, todo parece normal, incluso el vecindario. Las personas están en sus propias rutinas, el sonido de una podadora es lo único que disturbe un poco el silencio.

Max se preparó al igual que yo, jamás había tenido que pelear con uno de mi clase, Julia no me preocupaba pero sí mi creador, es antiguo y por lo tanto, más poderoso. Me pregunto, además de cambiar de forma, que otra sorpresa oculta debajo de la manga.

Max ingresó por atrás y yo por el frente, la casa se encuentra deshabitada, es enorme, después de chequear la parte de abajo, ya que es de dos plantas, me tope con Trudó.

-Acá no están, falta arriba. -Me dijo.

-Percibo su olor, debemos ir con precaución.

Subimos y en medio del pasillo nos topamos con Julia.

-Hola esposo, me extrañaste. - Pronunció con la voz cargada de resentimiento.

-Marco ayúdame. -Se escuchó en la habitación contigua, era la voz de Naoli.

-Ve. -Me señala Max. -Yo me encargo de tu ex.

-Tú maldito me hiciste esto. - Señala su brazo, donde la herida no se completaba en sanar. -Me las pagarás.

-No, ve tú a ayudar a Naoli, Julia es mi problema.

-¿Estás seguro?

-Adelante.

Max portaba la espada sagrada, confiaba en sus habilidades, no me tomaría mucho encargarme de mi esposa, para darle apoyo. Miro a Julia directo a los ojos y ella sonríe de una forma perversa, ésta no es la misma persona con quién me casé.

-Al fin solos. -La sonrisa desapareció y me miró con frialdad.

-¿Qué te ocurrió Julia? ¿Qué paso con la mujer que me enamoré?

-Te contare lo que ignoras esposo, cuando me informaron que habías muerto, tenía una semana de haberme enterado que estaba embarazada.

Abrí los ojos como platos, eso no lo esperaba.

-Te lloré hasta que mis ojos no tuvieron más líquido que derramar. Un centurión llamada Brutus, comenzó a cortejarme, aun sabiendo que esperaba un bebé de otro hombre. Fue amable, gentil y caballeroso, poco a poco se fue ganando mi amistad, y luego mi gratitud. Cuando nuestra hija nació el pidió mi mano en matrimonio a mi padre y este aceptó. Yo todavía guardaba la esperanza que regresaras pero al pasar de los meses me di cuenta que eso no sucedería.

-¿Por qué no me dijiste eso cuando nos reencontramos? ¿Por qué hasta ahora me lo comentas? -Le inquirí molesto y triste de saber que tuve una hija, cuya existencia desconocía.

-Déjame terminar el relato, viene lo mejor. Brutus fue cordial al principio, un buen esposo, un buen padre, pero nunca lo amé, sentía cariño hacía él, ¿Pero amor? no dejaba de pensar en ti, jamás volvería a entregar mi corazón a nadie. Su presencia con el tiempo llegó a ser molesta, no toleraba que me tocara, cuando intimidábamos era un martirio y empezaron las discusiones. La primera vez que me golpeó, se disculpó llorando, jurándome que jamás me pondría una mano encima de nuevo, pero no cumplió su palabra, siguió agrediéndome. Papá me pidió que lo dejara, así que una tarde que él no estaba, tome unas cuantas pertenencias y con nuestra hija huí. De alguna manera se enteró y nos interceptó, para no llamar la atención preferí caminar aunque demoráramos más. Se encontraba en estado de ebriedad, me golpeó con rudeza en el rostro haciendo que perdiera el equilibrio. Aurelia intento defenderme, pero él.....

CONTIGO EN LA ETERNIDAD Where stories live. Discover now