CAPITULO 26

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SUSURROS

Eran cerca de las 3:00 a.m. cuando desperté, había dejado de llover pero una densa neblina cubría las calles y se sentía un hielo que calaba en los huesos. A mí no me afecta pero pude ver como Naoli se removía en la cama buscando calor. Me levanté y saqué una colcha con la que procedí a cubrirla, dormida la jaló y se tapó hasta la cabeza.

No puedo conciliar más el sueño, la imagen de mi progenitor se mantiene fresca y sus palabras se repiten en mi mente una y otra vez. Me había olvidado de él y aquella promesa hecha, ¿Cómo me encontró? ¿Qué querrá de mí? Me dirigí a la sala y prendí el televisor, no había nada interesante en la programación por lo que me dediqué a pasar canales.

-Marco. - Escuché una voz suave de mujer que me llama, como un susurro.

Voy a la habitación pero Naoli sigue dormida. -Marco. - Se vuelve a escuchar, y me doy cuenta que proviene de afuera. Me calcé y vistiendo unos pantalones de franela a cuadros para dormir y una camiseta gris manga larga de algodón, salí del edificio por la puerta de atrás.

-Marco. - Se oyó otra vez pero más cerca, el callejón se encuentra en absoluta oscuridad pero eso no es problema para mí. La neblina me rodeaba y la luna llena resplandecía a plenitud en el estrellado cielo.

Una silueta se dibujó en la entrada del callejón, dando a la calle. Parece ser una mujer, lleva una gabardina negra y un gorro que cubre su cabeza, noté su largo cabello suelto hasta la altura del pecho. Aspiré su aroma, se me hizo familiar, lo conozco, pero no puede ser, es imposible.

-Marco. - Me nombró la misteriosa mujer que mantiene la vista perdida en el asfalto. Me cansé del drama y corrí hacia ella pero al llegar ya no estaba, miré en los alrededores y noté como la neblina poco a poco se fue disipando hasta que la claridad de la luna iluminó por doquier.

Esta noche no deja de sorprenderme, volví a ingresar y cuando estuve en el apartamento me senté en el sillón. Me recosté dándole vueltas a lo sucedido, estás demente Marco Aurelio,me dije a mí mismo y cerré los ojos.

***********************
Me desperté y me di cuenta que ya era de día. Por inercia mi mano buscó a Marco pero no estaba. Vi la colcha y sonreí, de seguro él me cobijo anoche. Me levanté bostezando y realicé mis ejercicios de estiramiento. Me miré en el espejo, mi cabello es un desastre, me lo recogí en un moño y fui al baño a lavarme los dientes y la cara.

Salí en su búsqueda y lo encontré durmiendo en el sofá, se veía tan hermoso con el cabello desordenado cubriéndole el rostro. No puedo creer cómo ha cambiado mi vida desde que lo conozco. Vampiro o no, es mi ángel guardián y lo amo profundamente.

Me senté en la orilla del sillón y con cuidado retiré los rebeldes mechones, inclinándome luego; besándolo con suavidad en los labios. Abrió los ojos y me sonrió.

-Me gusta tu forma de despertarme. - Sonríe, mientras que me rodea por la cintura y me lleva al rincón, acomodándome a su lado. Quedamos frente a frente, me tocó la cara, delineándola con sus dedos como si trazara un mapa que quisiera memorizar.

-¿Por qué no dormiste conmigo? -Le reclamé.

-Lo siento, tuve insomnio y no quise despertarte.

-Algo te preocupa. -Le inquirí.

-No nada, a veces me sucede, es normal.

Me mira de una manera tan profunda, sus ojos brillan, puedo perderme perfectamente en ellos.

Recosté mi cabeza en su pecho, me abrazó. Me encanta su olor, es dulce y fresco, lo aspiro con fuerza para saciarme de éste. Marco me besa en la frente, por Dios que se siente bien estar entre sus brazos, deseo no tener que separarnos pero el deber llama y debo ir a trabajar.

-No vayas a trabajar hoy. -Me solicita mientras me zafo de su agarre e intento incorporarme. Me jala, quedo sentada sobre él.

-Marco ¿Qué haces? -Le reprimí sonriendo.

-Quédate. -Repite al tiempo que besa mi cuello.

-No puedo. -Contesté casi sin aliento. Sus besos fueron bajando y su contacto eriza mi piel.

-No tienes que ir, puedo usar mi poder hipnótico para que te quedes.

-Eso no, prométeme que nunca lo usarás conmigo.-Le respondo seria. Me encontré con sus ojos negros que analizaban lo dicho.

-¿Es enserio? -Me preguntó arqueando una ceja.

-Muy enserio. -Prométemelo Marco.

Se quedó pensativo unos segundos pero para mi tranquilidad, lo prometió.

-Bien, ahora debo ducharme.

-Te acompaño. -Me sugirió aún sin soltarme.

-Si lo haces, jamás llegaré al trabajo. -Trato de liberarme sin resultado.

-Esa es la idea. -Sonríe de una manera tan seductora que casi me veo tentada a quedarme.

-Algunos tenemos que trabajar, señor Aurelio.

-Auch golpe bajo, que insinúas que yo no lo hago.

-Tienes a otros que lo hacen por ti.

-Ummm, para eso me sobra el dinero.

Se ve tan jodidamente sexy debajo de mí, no puedo dejar de mirar sus labios.

-Te gusta la vista. -Me afirma haciendo que me sonrojara.

-Marco Aurelio, te ruego me dejes ir para poder alistarme e ir a trabajar. -Intenté sonar decidida pero no me salió muy bien.

-Si así lo quieres.

Agrega soltándome y al fin poniéndome de pie. Me dirigí al baño duchándome con agua fría, ya que lo necesitaba para bajar la temperatura de mi cuerpo, este vampirito me excita con tan sólo mirarme.

Me mudo, luego me dirijo a la cocina, él estaba leyendo el periódico y me sonrió cálidamente. ¿Qué tiene esa sonrisa que me derrite? Traté de concentrarme en hacer mi desayuno pero lo pillaba viéndome de reojo. Me hice tragado el cereal ya que iba tarde, Marco se ofreció a llevarme lo cual agradecí, me dejó al frente del Despacho de Albert y con un tierno beso nos despedimos.

****************
Es una lástima que Naoli no aceptara quedarse conmigo, por primera vez en mi vida no quiero estar solo. Estoy inquieto, tanto por el sueño con mi progenitor como por lo ocurrido anoche.

Llego al edificio y por ende al parqueo. -Marco. - Escucho a mis espaldas. -¡Qué demonios! -Exclamo con los nervios de punta, no por temor sino porque es la misma voz que me llamaba en la madrugada. Vuelvo a ver pero no hay nadie, sin embargo su olor impregna el ambiente

-Marco estoy aquí, ven a mí.

-Déjate ver, maldita sea. -Expreso molesto.

-Déjala Marco, ella no es para ti.

Agudizo mi oído y percibo de dónde viene la voz, me dirijo al lugar aprisa y veo una silueta perderse detrás de las enormes columnas.

-No me gustan los juegos. -Le hago saber, alterado.

-Marco Aurelio. - Esta vez la voz parece hacer eco por todo el parqueo y es todo, el aroma desaparece y el silencio inunda el lugar.

Me dirijo hacia las cámaras de monitoreo del edificio y pido revisar los vídeos alegando haber visto un intruso, luego de lo sucedido el otro día se muestran muy complacientes en ayudar. Tal como lo sospeché nada, sólo una figura de una mujer abandonando el parqueo. Fue lista evadiendo las cámaras, la imagen es apenas captada, no es viable.

Frustrado me dirijo nuevamente al vehículo para ir a hablar con Rupert, al abrir la puerta me encuentro en el asiento un broche. Palidezco y algo en mi corazón se oprime, esto no tiene sentido, si están jugando conmigo, juro que se arrepentirá. Subo a mi auto y salgo a las concurridas calles.

CONTIGO EN LA ETERNIDAD Where stories live. Discover now