Capitulo 3

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- Vamos hija, arriba. Es hora de levantarse – Escucho decir a lo lejos a mi madre. Abro los ojos lentamente para que estos se acostumbren a la luz – Ultimo año, arriba – Me quita la sabana y me da un beso en la mejilla.

Me levanto con pereza, tomando mis cosas para dirigirme al baño. Capaz sea la única chica que a sus diesi siete años su mama aun la despierta y es que todo esto ocurrió desde que rompí más de diez alarmas – Incluyendo celulares – En menos de un año.

No importa cuántos años tenga, sé que nunca me voy a acostumbrar a levantarme temprano.

Entro en la ducha en modo zombie y giro la manija, cayéndome un torrente de agua helada que logra despertarme al momento. Al cabo de unos segundos ya me encuentro vestida y peinando mí cabello. Lo alboroto un poco para que se seque así al natural y me dirijo a desayunar.

Llego canturreando a la cocina donde se encuentran mis padres cada uno sumergido en lo suyo.

- Buenos días – Tomo las tostadas y las frutas que dejo preparada Inés para mí, dispuesta a desayunar.

- Amanecimos feliz hoy ¿no es así? – Pregunta mi mama, ladeando su mirada y ocultando una sonrisa tras sus finos labios

- Ultimo año, mama. Ultimo año, nada me pone más feliz con eso – Mi papa doblega el periódico de manera ruidosa, evitando dirigir su mirada hacia mí - ¿Seguirás molesto? Ay papa ¡Ya supéralo! ¿Qué querías? ¿Qué fuera el retrato exacto de una virgen con el cabello así de largo? – Niego con la cabeza mientras muerdo mi tostada.

- Sabes que desde chiquita nunca acepto que te cortáramos el cabello

- Es insoportable, deberían tener una buena noche entre ustedes – Observo a mi mamá con la tostada en la boca, ahogándose con el jugo mientras papá le da suave palmaditas en la espalda.

- ¿Qué dijiste? – Pregunta una vez que se recompone.

- Si, una noche solo para ustedes. Salgan a cenar no sé, a papá le haría bien un poco de aire fresco – Me levanto y deposito un beso en la mejilla de cada uno y salgo.

- Trata de no meterte en problemas el primer día, Ana – Dice mi padre antes de salir. Le dedico una sonrisa maquiavélica.

- No prometo nada

***

- Anniee – Dos brazos se posicionan en mis hombros y yo me sacudo rápidamente - ¿Qué tal tus vacaciones? No supimos de ti en todo el verano, ardillita

- No me digas ardillita. Lo mismo de siempre, no hay nada que contar – Subo mis hombros con indiferencia.

- ¡Buenas, buenas señores! Con permiso, si... Permiso. Hola reina – Tomas deja un sonoro beso en mi mejilla - ¿Lista para hacer de las tuyas el último año?

- Solo cuando lo crea conveniente. Además prometí no asistir mucho a la oficina de Mijares este año. Paso tanto tiempo con el que ya hasta podríamos ser íntimos amigos – Me sacudo - Me da escalofríos de solo pensarlo – Todos rieron.

- Es imposible que no te metas en problemas, Annie. Ellos, simplemente vienen a ti, es inevitable – Dice Mónica, secando su ojo como si tuviese una lagrima de manera dramática.

- Tal vez si fuera un poco más tolerante...

- Oye – Doy un golpe en el pecho de Carlos – No es mi culpa que este rodeada de idiotas – Ruedo mis ojos

- Y menos agresiva – Responde, conteniendo el aire.

El timbre suena anunciando el comienzo de clases. Matemática a primera hora ¡Yupi! ¿Notaron mi emoción? Espero que haya quedado claro.

Esta soy yoWhere stories live. Discover now