Capitulo 36

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- Todo es más sencillo para ti ¿no, Roque? Solo te preocupas por un poco de caricia, juegos y comer... No tienes que preocuparte por problemas de la vida como los humanos – El mencionado levanta sus orejas y me mira fijamente – Sabes, me gustaría ser como tú: No tener la capacidad para pensar, por lo menos no cuando mis sentimientos me dominan. Todo sería más sencillo si en el corazón gobernara la bondad y el amor, estoy segura que muchos de estos problemas ahora no existirían... Pero justo cuando eres humano lo que más reina es ese sentimiento de decepción, repulsión y tal vez ¿odio? ¿Es posible odiar a los que me trajeron al mundo? Me parece tan absurdo... Pero por más que intento, en mi salta esa chispa que quiere quemar todo a su paso

Si tuviéramos la capacidad de perdonar y volver a amar sin importar que, como los animales, todo sería más sencillo.

Obviamente no me acerque a la jefatura ¿Qué iba a decir?: Hola, vengo a entregar a mis padres, son las personas que tanto han buscado. Pero ¿Luego qué? ¿Me sentiría bien con ello? Claramente no, en su momento, cuando la ira gobernaba en mi cabeza estaba dispuesta a ir contra ellos, luego de que Eduardo me trajera de nuevo a Tierra, entendí que después no me quedaría más nada salvo el sentimiento de culpa. Verlos pagar por crímenes del pasado es algo que cargaría en mi conciencia para siempre y me sentiría seguro culpable, son peligrosos sí, pero a pesar de todo no podría imaginarme otra vida sin ellos... Podre no dirigirles la palabra, pero pensar no tenerlos me hace mal, aunque no pueda... perdonarles, soy un poco egoísta en desear tenerlos siempre a mi lado.

La que debería irse tendría que ser yo. Patricia tiene razón, solo soy capaz de causar desgracias e desdicha a todo aquel que me rodea.

Suelto un suspiro al aire mientras acaricio el lomo de Roque, su lengua se pasa por mejilla haciéndome reír como hace semanas no lo hacía.

- ¿Quieres ir a dar un paseo, amigo?

El canino asiente enérgicamente mientras se para en sus dos patas traseras para luego girar alborotado. Lo animo a ir corriendo hacia la casa para buscar su correa; la coloco como puedo y tomo la cinta para ser guiada por él. Dejo que Roque guie el camino, olfateando y parándose en cada punto para hacer sus necesidades, llegamos a un parque que no había visto antes, nos introducimos entre los árboles y respiro libertad, me permito perderme en la tranquilidad de la naturaleza. Conseguimos una roca –O visualice una roca – Y me recuesto en ella, capaz aquí si pueda aplacar mis pensamientos y decidir que hare con mi vida.

Tengo a Daniel por un lado, que por más que lo intento, aún persiste ese pensamiento de salir corriendo y refugiarme en sus brazos, sobre todo en estos momentos. Necesito tenerlo a mi lado, pero regresar seria como darle un golpe a mi orgullo, herir mi corazón más de lo que esta y pues le daría pensar a el que puede hacer conmigo lo que plazca; como si fuese una muñeca en la que juegas cuando estas aburrido y cuando llega la hora de guardar pues me lanzas a un lado, olvidándome por completo y yo volvería estar al día siguiente como si nada, porque haría cualquier cosa por estar a su lado, pero no, algo tan estúpido como eso es algo que no permito hacer.

Y por último tengo a mi familia, esa que como una torre de cartas se desplomo con el primer pasar del viento, las verdades ya fueron descubiertas, todo esta tan claro como un manantial, lo más sensato seria continuar con mi vida como si nada ¿Por qué no puedo? Mi abuelo siempre decía que no había tormenta tan fuerte que no traiga consigo el más hermoso arcoíris al finalizar su paso, solo hay que cubrirse fuerte y jugar en los charcos en la espera que todo pase. Mi tormenta finalizo – O eso espero – Sin embargo no siento el arcoíris me haya tocado con su resplandor y haya pintado mi mundo con sus colores. Porque todo aun lo siento gris.

Esta soy yoWhere stories live. Discover now