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La situación para Magnus era favorable, después de decidir dejar los negocios de la magia por un tiempo fue un respiro para su cuerpo (Y por que la verdad, el dinero recaudado por tantos años ya se le salía por los poros).

Aquel muchacho que conoció ya se le estaba siendo costumbre que aparezca en sus sueños, aveces de manera tranquila, como una cita y cursilerías y otras mas candentes.

"Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas" –. Magnus agacho la cabeza tratando de contener su risa y no despertar al minino por las vibraciones que daría su cuerpo.

Cada vez que iba al local (que era casi a diario) Alec se acercaba a tomar su orden, con una gran sonrisa en la cara y los ojos azules muy brillantes y en los recesos de 30 minutos que tenía se acercaba con timidez y observaba a Magnus tomar de la bebida que Alec le recomendaba. Tranquilo y sin prisa.

Así es como Magnus quería que fuera, no quería acelerar las cosas aunque su corazón le dictara otra cosa. Aunque Alec le demostrara otra cosa. Aunque ya llevaran como un mes viéndose, el tiempo pasa volando, lo que para Magnus era muy rápido. El tiempo pasaba volando si estaba con Alec.

– Te veo bien entretenido... –. Una figura alta y verde con cuernos fue avanzando con sigilo haciendo que Magnus saltara asustando a Presidente –. Ya espantaste al gato.

Magnus sonrió y suspiro.

– ¿Que paso Ragnor?

– Solo venía de visita y... –. Ragnor alargo la mano y remando un poco la chaqueta para mirar su reloj –. Como ya son casi mediodía, te iras para la tienda y yo me quedare con el gato.

Presidente maulló, mostrando su cabecita salir de una de las puertas en forma de afirmación. Magnus observó bien a Presidente y asintió en respuesta a Ragnor. Magnus rió y cantarín se fue a su habitación a alistarse. Tenia que estar guapo para Alexander.

– ¡Ya más no se puede hacer, Mags! –. Oyó gritar a Ragnor siendo el sonido aturdido por las puertas gruesas –. Imasu era mas guapo que tú...

Magnus rodó los ojos siendo observado por su amigo.

– Era guapo si, pero no era para mi. Él quería más de lo que yo pude haberle dado.

– Pero si hubieses hecho un poco más de esfuerzo, lo tendrías comiendo de la palma de tu mano –. Ragnor se recargo en el marco de la puerta viendo las ropas flotar en humos azules –. Él era inmortal.

– Inmortal por la mordida voraz de un vampiro –. Ataco Magnus sin voltear hacia Ragnor –. Además lo de «comiendo de la palma de tu mano» ¿De donde lo sacaste?

– De Perú... O fue de, de... –. Ragnor fruncio el ceño, confundido –. No recuerdo, pero esta por los países latinos.

– No podemos entrar a Perú ¿Entraste escondido? –. Preguntó Magnus divertido.

– No tanto como había deseado...

Susurro Ragnor. Al cabo de unos minutos, Magnus ya estaba listo, con el suave maquillaje en su rostro haciéndolo ver natural y las uñas pintadas de azul, azul oscuro. Como los ojos de Alec.

– Cuida bien de Presidente y dale de comer –. Canturreo Magnus antes de salir por la puerta sin esperar respuesta.

(...)

Definitivamente, el local en la que trabajaba Alec, era su favorito. Es su favorito, de todos los lugares del mundo.

Alec alzó la vista cuando la campaña sonó, viendo el reloj de pared dar las doce con dieciséis minutos exactamente, hora intermedio en la que Magnus llegaba. Su mirada se iluminó y esperó unos minutos antes de avanzar a la mesa en la que Magnus siempre estaba para no parecer desesperado.

Settle Down |Malec-AU|Where stories live. Discover now