•XI•

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Parte I
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Magnus sintió unos brazos rodearle mas fuerte la cintura en una posición posesiva, giro con lentitud el rostro encontrando la de Alec en clara tranquilidad, tenia el ceño algo arrugado, Magnus se preguntaba que estaría soñando. Escuchó la vibración de su móvil sobre la mesita de noche, estiró con lentitud el brazo y lo tomo con cuidado viendo que el mensaje llego recién.

Abre la puerta, Magnus.

Isabelle.

Magnus arrugo el ceño y dio un suspiro, quitando con cuidado el brazo de Alec sobre su cintura causando que se moviera y diera vuelta en su propio lugar en la cama, Magnus aguantó una pequeña risa.

– ¿Adonde vas?

Magnus escucho la voz ronca de Alec detrás de él, aparto la vista de sus pantuflas de cebra para fijarlos sobre Alexander. Alec estaba de espaldas a él cosa que lo extraño, Magnus se acerco a él dando un suave beso sobre su cabellera negra, dijo:

– A por un vaso de agua, cariño.

El suave movimiento de la hombros de Alec indicaron a Magnus una aprobación y risa sobre lo anterior dicho.

Magnus avanzó con prisa hasta la puerta después de recibir otro mensaje de Isabelle pidiendo que se apresurará.

– ¿A que se debe tu visita a las seis de la mañana, querida Isabelle?

Magnus susurro, oía el cántico se las aves en su ventana suavemente colarse por toda la habitación. Magnus vio a Isabelle, vestida comúnmente de luto y con una especie de traje en sus manos cubierta con algo de plástico:

– ¿Es el traje de Alec para aquello?

Isabelle miro Magnus, este le devolvió la mirada para dirigirla después al traje.

– No te preocupes, se la daré ni bien se levante.

Isabelle asintió, Magnus vio que los ánimos rebosantes y alegres que ella tenía tal al parecer fueron a parar en un punto lejano de, tal vez, ningún retorno.

– Ya te lo dijo, ¿Verdad? Sobre el compromiso forzoso.

Magnus sintió sus hombros tensarse y suspiro con cansancio:– Si...

Isabelle volvió a asentir, dirigió sus ojos negros contra los marrones de Magnus, observando la preocupación en estos.

– No dejes que lo haga...

La hija mayor de los Lightwood giro sobre sus talones sin esperar respuesta, Magnus recargo su cabeza sobre el marco de su puerta sosteniendo con magia el traje escuchando los tacones de Isabelle bajar con prisa las escaleras, abrir la reja y salir.

Magnus cerro la puerta y allí mismo, sosteniendo el traje abrió el material de plástico observando un hermoso traje blanco, Magnus no entendió el chiste, despejó el glamour de sus ojos y vio con sorpresa las runas que habían grabadas en ella en un suave rojo encendido.

...

Alexander sintió el frío calarse en sus huesos, abrió los ojos con lentitud, Alec se levantó de la cómoda cama con delicadeza y desperezando cada parte de su cuerpo, camino hasta la entrada de la habitación y de allí hasta la sala principal. Miro de lejos el reloj de pared que daban aun no pasadas de las diez de la mañana. Suspiro con cansancio con la intención plena de volver a la habitación a dormir quizás hasta mas tarde, pero, como un espejismo (creyendo tal vez por causa del sueño y la posible fiebre) algo azul pasar y detenerse a solo dos metros de distancia de él para desaparecer tan rápido como vino haciendo que Alec retroceda alarmado, avanzo a la sala con la intención de averiguar lo que fuera que haya sido eso para tan solo encontrándose a un Magnus dormido en el sillón cohibido y en una posición muy incómoda.

Settle Down |Malec-AU|Where stories live. Discover now