•XXVI•

2.2K 199 52
                                    


----------★----------
Parte I
----------★----------

Ragnor cogió aire en silencio, se quito el delantal y avanzo hasta Magnus, quien solo se había quedado quieto en su lugar, con los pies probablemente helando por el piso y su vista en el vacío. Ragnor se sentó frente a él, el sillón de terciopelo azul cobalto soltó un suave rechinido. Se quito los zapatos y junto sus piernas como un niño recostando su mentón sobre una se sus rodillas y en un susurro hablo al otro brujo frente a él:-. ¿Quieres que me pruebe mas ropa o quieres la cena?

Magnus no dijo nada, y en segundos que parecieron eternos se puso exactamente en la posición de Ragnor. El brujo de piel verde se sintió vulnerable. La ultima vez que lo había visto así fue hace como unos quinientos cincuenta y ocho años, la vez en la que lo encontró en unas alcantarillas no dejando que nadie lo tocará, habían ido con Catarina en busca de Magnus para protegerlo por encargo de su madre. Y su corazón se encogió, se veía exactamente igual que esa vez: triste, horrorosamente triste y con el corazón vacío. Algo peligroso en su estado.

Ragnor suspiro y antes de volver a hablar, Magnus lo interrumpió:-. Quiero mi cena... -. Su mentón recargado en sus rodillas y la manta cubriéndolo hasta su boca, haciendo de su voz tan solo un susurro rasposo. Ragnor sintió que Magnus quería llorar -. La quiero aquí.

Ragnor sonrió, no había nada que negará a Magnus y si eso, cenar sentando en su sillón con las piernas en posición india y con ganas gigantes de llorar, si eso le hacia al menos un mínimo de bien. No tendría porque negarle.

-Esta bien -. Ragnor chasqueo los dedos, y a través de un suave humo azul y cenizas doradas, apareció la cena de Magnus flotando. Ragnor tomo el suyo y espero paciente hasta que Magnus lo tomo el que estaba al frente de él. Cuando lo cogió, Ragnor dio el primer bocado, viendo como Magnus le seguía y observando con atención cada gesto que este hacia...

Pasaron minutos antes de que Ragnor terminara cuando las velas de la habitación se apagaron, un viento helado los azoto haciendo que Magnus se encogiera en si mismo, Ragnor desapareció su plato y el de Magnus y en alerta avanzo hasta el balcón. Sus hombros antes tensos pasaron por un buen alivio físico, retrocedió un poco y la reverencia no se hizo esperar. La mujer no le permitió terminar, posando su cálida mano en la mejilla de Ragnor. Este sonrió.

No podría negarse al tacto de aquella mujer que le salvo la vida. Ishtar sonrió, había considerado entrar por la puerta principal como una persona normal, pero al igual que su hijo, amaba las entradas dramáticas.

Magnus cuando la vio, entrar acompañada a paso lento de Ragnor, y avanzar hasta él hasta plantarse en frente a unos metros, sintió el estomago hueco y su comida antes asentada lo siento venir hasta su garganta. Y la palabra, Madre, resalto a fuego vivo en su mente.

(...)

Isabelle suspiro hastiada. No le habrían comunicado sobre esto, Fiesta de Compromiso, tonterías, pensó. Esto no era una fiesta ni mucho menos un compromiso, era un trato por obligación, eso sonaría mejor. Su vestido rojo con escote y espalda desnuda la a sentaba muy bien, las curvas, el contornear de sus caderas cuando caminaba robaba suspiros. Le hacía ver bien, elegante, hermosa y peligrosa, pero si ella no se sentía cómoda no importaba cuando buenos vestidos llevaba o cuantos escotes portaba o las miradas que atraía, si ella no se sentía cómoda en el lugar nada la haría sentirse bien en una fiesta que ni a su familia le era en absoluto su agrado.

Settle Down |Malec-AU|Where stories live. Discover now