•IX•

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Aviso hermoso al final

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Magnus estaba desesperado, sentía su corazón palpitar a mil y el cuerpo tenso y congelado. Desde la esquina de su habitación, estaba observando como Alec se movía frenéticamente y gemía con debilidad lo cual solo significaba una cosa: Alexander tenia una pesadilla. Pero no de los que Magnus descubrió que tenia, esta era peor, lo veía... Lo siente.

Las ganas de interrumpir eran desmedidas, sabía que si lo hacía alguna parte de él salia herido y muchísimo mas cuando él estaba involucrado.

A la mierda, pensó y avanzo con paso decido al cuerpo de Alec, se acomodo mejor a su lado, chasqueo los dedos y suavemente aquella magia azul fue introduciéndose en su mente, envolviéndolo y lo que vio lo dejo más que helado, Alec estaba en cualquier parte menos junto a él.

El cuerpo repentinamente le peso y la respiración se le fue cortando hasta que simplemente el desmayo de todo él fue inevitable.

...(...)...

Tienes que regresar; tendrás que regresar alguna vez, nephilim...

Todo lo que lograba sentir era el miedo desmedido, oía el susurro de aquella mujer muy cerca de él como si estuviera en la misma habitación; se levantó con lentitud y empezó a caminar limpiándose los restos de tierra y suciedad impregnadas en aquella ropa extraña que llevaba hasta que se percató de algo extraño en su brazo. Una extraña figura de trazos y curvas.

Es una runa de curación o más conocido como un iratze.

Alec respiro profundo y se quito la chaqueta de cuero negra dejándola caer al suelo y por la camiseta de manga corta pudo ver mas de aquellos que no se parecían en ninguna forma.

Ese es uno de bloqueo, justo aquí, en tu cuello.

Alec inmediatamente toco su cuello y sintió una forma suave y bien delineada, en su brazo izquierdo vio uno sin tantas curvas y que se cruzaba entre si. Alec supo que era, lo toco despacio y con delicadeza quedándose hipnotizado.

Runa angelical.

¿Angelical?

Alzo el rostro y solo vio la pequeña llama azul, su voz se oía distorsionada, cambiando con lentitud a una grave una de hombre. Alec no supo que hacer y la llama brillo más, cegándolo.

Formaba parte de lo que eras.

...(...)...

-Tendrás que levantarte algún día, dormilón.

Alec no quiso abrir los ojos pero al oír la voz de Magnus cerca de él lo hizo abrirlos de inmediato. Movió la cabeza lentamente e intento enfocar mejor su visión y solo viendo a Magnus sentado junto a él con el cabello enmarañado y la cara pálida pero el rostro sonriente con una camiseta negra que le quedaba algo grande.

Settle Down |Malec-AU|Where stories live. Discover now