•XIX•

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Alexander estaba nervioso. Esta nervioso. Sentía como el estomago se le revolvía en un manojo de mariposas revoltosas, su boca estaba seca pero sus labios húmedos por cada pasada de lengua en ellos, sus manos frías mientras se observaba en el espejo de cuerpo completo, sus jeans nuevos desgastados de color negro juntos su camisa azul marino con desgastes también nuevos, los botines que ya tenía.

Isabelle lo había obligado a comprar ropa nueva, siendo esta una ocasión importante no hubo nada que hacer y el porque al negarse.

Magnus había dicho que pasara por el loft a eso de las seis y llegar en el auto de Alec al restaurante a eso de media hora después, o capaz mas por la posible sesión de besos que habría.

Posible sesión que no ocurriría. Cuando llego al loft, exactamente a la hora que dijo vio desde abajo al balcón como una persona estaba recargada allí soltando risas en carcajadas y desde aquí podía jurar ver un par de cuernos ¿Piel verde?

– ¡Mags!

Magnus oyó el apodo venir de su amado, entrando en pánico al instante.

– ¡Ve y detenlo! –. Magnus medio susurro y grito a Ragnor quien no paraba de reír, camino hasta la entrada sin ser consciente de su falta de glamour –. ¡Ragnor!

– ¿Que? –. Contesto entre risas pero paro al instante cuando un espejo llego a parar a su rostro mostrando la piel verde y los cuernos ya sin ser capaz de ocultarlos cuando Alexander entro por la puerta.

...

En definitiva este día para Ragnor ya contaba como uno de sus peores días en su vida. No sabía como reaccionar, sabía que Mganus había fugado en una cortina de humo a su habitación a terminar de arreglarse dejando a Presidente en su lugar quien fue corriendo hasta los pies del nephilim sin negar la atención que el minino requería. 

Se preguntaba, con exagerada lentitud, como salir de allí ahora que Alexander lo miraba fijamente. Hacer magia en frente del mundano iba a ser fatal y por lo tanto muy estúpido de su parte al considerar hacerlo. 

Alexander lo observaba, no haciendo mas que eso que acariciar el lomo gris del gato que emitía suaves ronroneos de satisfacción. Sus ojos azules lo miraban con genuina curiosidad y un brillo más que el brujo no supo identificar en ese momento; su vista iba de su cara por su cuerpo hasta lo pies y volver a la cabeza por los cuernos dando un brillo de confusión al instante ante eso. 

Ni Ragnor, ni Alexander ni mucho menos Presidente emitan algún ruido, sus respiraciones eran acompasadas en ciertos niveles, el de Ragnor acelerado pero tratando de disimularlo, el de Alexander tratando de disimular su confusión y no alterarse más de lo que ya estaba y el de Presidente solo respirar apacible como siempre lo hacía.

A veces Ragnor creía que el gato tenía una gran fijación que que el brujo estuviera n situaciones desesperadas o, que de alguna manera, este en ridículo. Como probablemente se veía ahora mismo. Diablos. Y podía jurar por Lilith que el minino lo miraba con burla tanto que ya estaba empezando cansarle. Magnus lo va a matar por esto: Presidente de un momento a otro se sacudía de los brazos de Alec, cayendo con poca elegancia al suelo y huir maullando a los interiores de la casa, Ragnor emitió un sonido de satisfacción. Esperaba que al menos el nephilim persiguiera al gato, pero en vez de eso apenas presto atención cuando este se fue, lo cual hizo que Ragnor sintiera la soga en cuello de las manos de Magnus en un futuro por asustar, y posiblemente dañar, al minino.

Settle Down |Malec-AU|Where stories live. Discover now