•XVII•

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– Será mañana.

Magnus susurro dormitando sobre el hombro de Alec, escondiendo su rostro y disfrutando de su aroma mañanero. Una mano de Alec rodeaban su cintura mientras que la otra hacía círculos sobre su espalda y extrañas figuras en ondas y curvaturas que lo llegaron a relajar.

Eran a penas las diez cuando se levantaron, con suave buenos días y un cálido beso sin pasarse, algo de sol entraba por el ventanal cubierto a medias por la cortina, dando un ambiente cálido y relajado, dando aun mas ganas de quedarse con él echado sobre la cama y relajado en sus brazos. Estaba en la gloria y no pensaba negarlo ni bajar de ella.

– ¿Mañana que? –. Soltó Alec con pereza y dando un suave beso en la frente de Magnus quien solo río y se apretujo aun más en el pecho de Alexander.

– La cena, Alec ¿Lo recuerdas cierto?

– Oh, si. Cierto. La cena. ¿Mañana? –. Pregunto ido, aun somnoliento y sin dejar de acariciar la espalda de Magnus haciendo figuras y una que Magnus reconoció por la lentitud que uso en ella.

¿Esa es la de Amor? –. Se pregunto en su mente, negando con lentitud y sosteniendose sobre su codo para mirar directamente a los ojos de Alec aunque se encontraban cerrados –. Si, mi amor –. Magnus pudo apreciar con claridad el sonrojo que había invadido el rostro frente a él y la sonrisa genuina y boba instalada también.

– Así que iremos a cenar...

– Si, y muy a parte de eso, tengo que decirte algunas cosas... –. Magnus dudo –. Importantes.

– ¿Como cuales?

– Cosas –. Respondió Magnus divertido.

– ¿Que cosas? –. Alec entre-abrió un poco sus ojos mostrando aquel azul mas brillantes que nunca.

– Cosas importantes –. Sentencio Magnus, Alec suspiro derrotado y riendo solo un poco –. Así que... ¿Que quieres hacer?

– ¿Sabes? –. Dijo Alec, acomodándose mejor la almohada en la cabeza y sosteniendo firmemente la cintura de Magnus –. La idea de quedarme aquí toda la mañana la verdad es que no me es tan mala. Solo digo.

Magnus rió y alcanzo los labios de Alec en un profundo y cálido beso; y es que en verdad el nephilim tenia razón, la idea de ser rodeado por los brazos de este sintiendo la calidez de su cuerpo chocar con el suyo y quedarse echados aquí hasta probablemente toda la mañana y resto de la tarde y noche no le parecía tan mala idea.

(...)

Robert estaba preocupado. Y realmente lo estaba tanto así que empezó a buscar una solución por su cuenta, evitar el caos que se avecinaba por el capricho de Henry para con su hijo y Lydia. Pero sentía que había gato encerrado, y no podía negarlo. Cada vez Henry estaba mas pesado e insistente con todo, apresurando las cosas y poniéndole a veces un ataque de nervios y pánico que no sentía desde su boda con Maryse, la noticia de la enfermedad de Max, o peor aun: el nacimiento de sus dos primeros hijos. En especial el de su primogénito.

Pensar en Alec le daba una sensación de orgullo y tristeza gigantes, que de por si no llegaba a controlar y que tampoco podía manifestar libremente desde que conoció a Henry.

Settle Down |Malec-AU|Where stories live. Discover now