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Expulso todo el humo que había estado conteniendo en los pulmones con lentitud, la sensación que tenía cuando llenaba sus pulmones era tan agradables, era como liberarse de toda la tensión que traía encima, y con la muchacha que caminaba a su lado era un poco difícil, ella dejo escapar un quejido, Diane, tenía tanta fascinación con aquella muchacha, era una sensación extraña, como si el realmente necesitara conocerla mucho más, era una muchacha demasiado misteriosa, y a él le encantaban los misterios.

"No se lo digas a mamá" dijo ella rompiendo el silencio, él se quedó demasiado concentrado y demasiado perdido en el sonido de su voz que pensó por un momento que había salido de la faz de la tierra, yendo hacia el espacio exterior. La voz de Diane fue como un canto de los ángeles y él no sabía cómo reaccionar.

"No se lo diré" disminuyo el paso al que iba, arrojo lo que le quedaba del cigarrillo al suelo y lo piso, ella asintió y llevo su cigarrillo hacia sus temblorosos labios, emitiendo un chillido de excitación, algo que él pudo percibir como una muestra de que le gustaba la sensación que causaba el tabaco, y tan solo era una niña, se sentía culpable de haberle comprado esa caja de Marbolo, no eran simples dulces que podías regalar y ya, era tabaco y era muy dañino para niñas como ella.

"Oye, yo...me debo ir" murmuro Diane deteniéndose de repente en la desolada y oscura calle, sus oscuras pupilas miraban con atención una esquina, donde un muchacho estaba apoyado al gran poste de luz que débilmente iluminaba aquella oscura noche, tenía el cabello tan brillante como un terciopelo rojo, la piel llena de marcas que estaban impregnadas a sus piel con tinta de por vida, miraba a la muchacha con cierta pizca de recelo en los ojos. "Es un amigo...quede con él y..."

"No me importa lo que hagas, puedes irte"


box ♡ calum hoodWhere stories live. Discover now