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Ashton Irwin no era nada más ni menos que el dueño de Adidas, el poder en él era evidente y los millones que tenia eran reflejados en el lujoso auto Lamborguini que manejaba y la ropa de marca que vestía. Era apuesto, eso era obvio, debía tener a muchas mujeres rodando como abejas a la miel, algunas por el dinero otras simplemente por presumir a su guapo novio o por ambas. Le sorprendió tanto cuando Ashton le dijo que estaba totalmente soltero que casi creyó que su mandíbula había tocado el piso. Enmarco una ceja y se llevo e cigarrillo a los labios para dar una larga calada, miro atentamente al hombre con traje, examinándolo con la mirada, intentando ver más allá que solo esa sonrisa y par de hoyuelos, exhalo todo y fruncio el ceño a medida que se ponía de pie para caminar en círculos alrededor de Ashton mientras se disponía a escuchar las razones por las que estaba allí.

"Espero que tengas una muy buena razón para haber venido" volvió a calar del cigarrillo, reía entre dientes mientras cerraba los ojos y soltaba pequeños quejidos al sentir algo incomodar en su garganta. Tomo el vaso que reposaba sobre la mesa mármol y dio un gran trago a este, su garganta ardió un poco y se sintió aliviado, parecía como si hubieran llamas de fuego danzando en su interior. Se aclaro la garganta y dirigió su atención a Ashton. "Interrumpiste una siesta con mi princesa"

"Y me siento muy apenado al respecto, no sabia que estabas ocupado" el castaño se puso en pie y se encogió de hombros suspirando. Sus pupilas color avellana se clavaron en las oscuras orbes de Calum que hizo un ademán con la mano para que este continuará. "Mi marca te necesita, queremos que seas el rostro de Adidas en esta temporada, por supuesto que tendrás beneficios, ¿acaso nunca quisiste ser Adidas Mundial?"

Sus dedos se aferraron con fuerza alrededor del vaso para que este no cayera debido a la impresión, sus cejas se arquearon y sus labios se abrieron formando una "O".

¡Adidas Mundial!

Tendría que estar bromeando, pues eso no lo lograban muchos, no era tan fácil llegar a serlo. Pues para poder ser Adidas Mundial se necesitaba estar entre los primeros puestos de los torneos mundiales y él estaba muy orgulloso de decir que era el primero. Aunque no tuviera la gran masa muscular o tamaño de otros boxeadores, los había superado sin ningún problema. Como dice la gente, nunca juzguéis a un libro por su portada. Él podía hacer muchas cosas buenas como malas por más facha de hombre narcisista que tuviera.

"No puedo creer que tengas el descaro de preguntar eso, Irwin" palmeo la espalda del castaño y asintió a medida que se alejaba. Orgulloso de sí mismo por haber logrado tanto. Orgulloso de su propio esfuerzo."Por supuesto que acepto la magnifica propuesta"

Estrecharon sus manos, sellando aquella propuesta. Ambos sin borrar las sonrisas de sus rostros pues ambos habían logrado lo que se proponían y ninguno había salido perdiendo.





Su cuerpo se elevó sobre su propio peso de golpe al escuchar Donatella de Lady Gaga, resonar fuertemente en aquella habitación donde por el momento sólo se encontraba ella. Diane frotó sus ojos con cansancio, su corazón latía rápidamente por el gran susto que se había llevado al despertar de esa manera tan estrepitosa.

No se molesto en ver el nombre del remitente pues no le importaba, lo único que quería era volver a dormir después de contestar aquella llamada.

"¿Hola?" su voz salio mucho más aguda de lo normal pues estaba demasiado somnolienta, tanto así que hasta sus ojos empezaban a arder.

"Buenas tardes, ¿es usted madre de la Señorita Diane Whilsmer? Es que, nos a preocupado que ella no haya asistido a el campamento, ¿cambio usted de opinión o paso algo que nosotros necesitamos saber?" rápidamente su cara palideció y el sueño se le fue casi como si le hubieran lanzado un baldazo de agua fría. Se aclaro la garganta y dijo lo primero que se le paso por la cabeza.

"Ella murió" y dicho eso, sin esperar respuesta alguna colgó el teléfono rápidamente y se volvió a tirar a la cama para conciliar el sueño. Diane durmió con el pensamiento de que ahora tenía un peso menos en su vida y esa idea era confortante.



Ashton se había marchado hace unos pocos minutos, le había explicado todo lo que consistía la propuesta y le había dicho que le mandaría el contrato por correo. También le había aclarado que Mr. Whilsmer estaba al tanto de todo y que estaba totalmente de acuerdo.

¿A eso sabía la gloria?

Tenia una bella muchachita a su lado, dinero, gloria, poder y gente alabándolo como si fuera un maldito Dios. Que exquisita que era la gloria, algo que puedes saborear sólo si tienes los métodos correctos.

Ahora solo debía esperar hasta mañana para volver a ver a Ashton y firmar todo pero por ahora se relajaría con la pequeña niña que le fue enviada del mismimo cielo, como el pecado encarnado.


no que mierdas he escrito, es tan tarde que creó que estoy alucinando.

box ♡ calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora