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Él mismo se había encargado de asearla y elegir su ropa para dormir. No había dicho ni una sola palabra e todo el baño, el silencio no era incomodo entre ellos dos. Diane no le había mencionado lo dolida que estaba, aunque por lo delicado que estaba siendo él, supuso que lo sabia, quizá las muecas de dolor durante todo el baño de burbujas habían hablado por ella. Calum simplemente se estaba comportando demasiado bien durante todo ese rato, pensó que quizá, solo quizá se haya arrepentido de lo que había hecho. Tomo una bocanada de aire y entrecerro los ojos debido al cansancio cuando por fin el moreno la dejo entre las sabanas, que ya habían sido cambiadas por alguien, que supuso Diane había sido uno de los tantos encargados. Se acurrucó en estas para conciliar el sueño, su papi hizo lo mismo después de alguna horas, ya que también había tomado un baño. Se sintió afortunada de tener a un hombre así, pensó en la cantidad de chicas que anhelen estar en su lugar, cosa que jamás lograrían porque él era de ella y de nadie más al igual que ella era de él y de nadie más. Con esos pensamientos de quinceañera enamorada, cayó en los brazos de morfeo y en los brazos de su papi.


Las frutas de su plato desaparecieron tan rápido como estas habían llegado a la mesa. El hambre se había apoderado de ella, puesto a que desde ayer no probaba ningún bocado, mientras engullía la fruta del postre miraba a su papi por encima de sus pestañas, vio sus mejillas llenarse de hoyuelos y formar una gran sonrisa mientras la miraba, él estiró su mano para acariciar su cabello mientras ella aun seguía concentrada engullendo.

"¿Te gusta, princesa?" Diane asintió rápidamente sin percatarse de que la atención estaba puesta en ellos, y sin importarle lo mal que se estaba comportando en la mesa. Calum fruncio notoriamente el entrecejo cuando vio que Diane pasaba su antebrazo por sus labios para limpiar estos, sin usar las servilletas como era debido. "¿Donde quedaron tus modales?" el pedazo de fruta que tenía en su boca casi se queda atorado en su garganta cuando sintió una presión en su muslo que el corto vestido color perla dejaba al descubierto. Trago con dificultad y pestañeo varias veces mirando a su papi.

"Lo siento, papi" tomo la servilleta entre sus dedos y la paso con delicadeza por sus labios, la mujer que los miraba desde hace rato, una vieja fanfarrona que llevaba kilos de maquillaje y cirugías encima, sonrió complacida, como si lo que había hecho Diane hubiera sido para ella. De no ser por Calum, ella no se estuviera comportando.

"Mucho mejor" el moreno volvió a sonreír y volvió a presionar el muslo de la pequeña.

El mozo que los atendía llego con una bandeja, caminaba con desdén, con una sonrisa y mucha elegancia. Murmuro algo en un idioma que ella no pudo distinguir pero que su papi entendió a la perfección porque no tuvo problema en responderle. Los platillos eran tan escasos de cantidad como la masa corporal de la chica que los había atendido en la puerta, la cual había tenido el descaro de coquetearle a Calum.

Mendiga mujerzuela.

¿Quien se había creído?

Su corazón empezó a acelerarse y su mirada no se despegaba de su papi, que estaba degustando con mucha paciencia aquella comida que no satisfacería ni a un misero pajarillo. Se concentró en comer aquello que parecía ser cordero o algo por el estilo.

"Me quedan pocos días" murmuro mirando el plato de comida que estaba casi vacío. Un hueco se formo en su estómago de tan solo pensar que se alejaría de Calum y tendría que volver con su madre, tendrían que volver a verse a escondidas.

"Entonces...disfrutarás como nunca los pocos días que te quedan conmigo" ahogo un grito cuando la mano se su papi se coló entre sus pierna y sus dedos presionaron sobre sus bragas que no tardaron en humedecerse debido a este toque. "Y no creas que me he olvidado de lo mal que te has comportado en la mesa" sacó dinero del interior de su elegante saco y lo dejo sobre la mesa. Madre mía. Eran tantos billetes. Una simple cena no podía costar tanto, y esa comida tan escasa, aunque cabe decir que había estado deliciosa.

"Vamos, ve al auto, quiero que te sientes en la parte trasera y me esperes allí" la voz de su papi ya no estaba siendo dulce, ahora era demandante y lo que le había dicho era una orden.

No tardó en caminar pasos largos hacia el auto con Calum casi pisándole los talones, se sumió en el asiento trasero a la par de que él iba al del piloto y cerraba todos los seguros de las puertas al igual que las lunas polarizadas de estas.

"Abre las piernas y tocate para papi" miro por el espejo y se relamio los labios, empezó a manejar.

Diane dudo por unos segundos, sus mejillas estaban totalmente rojas y sus bragas realmente empapadas. Abrió las piernas subiéndolas al asiento y no dudo en acariciarse a sí misma por encima de sus bragas.

"Papi" murmuro arqueándose mientras cerraba los ojos, su labio inferior tembló ligeramente cuando corrió sus bragas y toco su punto más sensible.

"Joder, princesa, estas haciendo que me ponga duro con tan solo verte" sintió como el auto freno de golpe, sabe dios donde se encontraban, a Diane no le importaba en absoluto, ahora lo único que quería era a su papi.

Calum bajo del auto y miro a ambos lados, el callejón estaba totalmente desolado, así que volvió a subir al auto, sólo que esta vez a la parte trasera, justo donde se encontraba su princesa.

"Hmm, papi" gimió cuando este abrió más sus piernas y dejo un corto beso sobre sus labios.

"Estas a punto de saber lo que es el paraíso" tiro de su labio y se arrodillo ante ella, dejo besos en sus muslos y pequeñas mordidas en estos.

"El paraíso es un lugar en la tierra cuando estoy contigo, papi" murmuró esas palabras antes de soltar un chillido al sentir la lengua de su papi sobre su clítoris, este sonrió e hizo que se retorciera a medida que lamia con entusiasmo, como si su vida dependiera de ello. Su lengua se interno en los más profundo de su ser, explorándola, la hizo estremecerse y sentir una leve sacudida. Sus caderas se elevaron en busca de más, en busca de ese paraíso del que su papi le había hablado. "Papi" arqueo la espalda y se corrió con fuerza, su cuerpo había sentido una gran sacudida y una corriente la había recorrido de pies a cabeza. Su respiración era irregular y su pecho subía y bajaba con furia. La lengua del mayor viajo por sus muslos y llego a su centro, de nuevo, casi limpiándola de sus propios fluidos.

"Si te dijera lo magnifico que sabes no me lo creerías" relamio sus labios y su dedo índice viajo por los labios de Diane que estaban rojos de tanto que los había mordisqueadao. "Vayamos a casa, tengo una sorpresa para ti"



Nunca había escrito algo tan largo.







box ♡ calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora