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"Me estas lastimando, papi" murmuro cerrando los ojos con fuerza mientras sentía como las cuerdas eran ajustadas con más fuerza en sus muñecas, su respiración era entrecortada y aunque llevara la ropa puesta se sentía realmente vulnerable ante los ojos del muchacho que notoriamente estaba realmente enojado. La mordaza que había colocado en su boca se encargaba de acallar los pequeños sollozos que soltaba, estaba asustada, nunca en su vida había visto a un hombre con un aspecto tan agresivo y fiero, como un lobo a punto de saltar a su presa.

"Debes tener muy en claro que no me gusta que me desafíen, pequeña" tomo sus caderas con brusquedad e hizo que se gire, dejándola boca arriba con las vista fija en él. Se encargó de quitar de un tirón las prendas de Diane sin importarle romper las bragas blancas de encaje que ahora yacían el algún lugar de la habitación. Se relamió los labios y rio entre dientes, abrió las piernas de la muchacha con brusquedad y negó chasqueando la lengua. "Eres una pequeña sucia, ¿te pone que te trate así verdad?, diablos estas demasiado mojada, joder" desanudo el nudo de la corbata con desesperación y quito la camisa blanca que llevaba, dejando a la vista su abdomen dorado perfectamente trabajado, digno de los dioses, Diane se removió tratando de liberarse de las cuerdas, ansiosa por poder tocarlo, un pequeño jadeo intento escapar de sus labios pero fue acallado por la mordaza, en esos momentos daba gracias al cielo que él le haya puesto eso en la boca, no quería que notara lo malditamente caliente que la estaba poniendo con solo quitarse la camisa.

Calum tomó una de las tantas cosas que había dejado en la mesa de noche y sonrío mientras lo pasaba por la piel de los muslos de Diane, quien solo tiraba la cabeza hacia atrás disfrutando de la sensación de placer que le causaba la fría punta de metal de lo que parecía ser una cola de gato.

"Te lo advertí, gatita, te advertí que tendrías un castigo si hacías enojar a papi, fui muy claro en eso y lo sabes perfectamente pero tú desobedeciste a papi como la zorra que eres" relamió sus labios y chasqueo la lengua para después sonreír de un manera tan macabra que hizo que Diane se estremeciera, una vez más trato de liberarse de las cuerdas pero solo consiguió hacerse daño, la frustraba demasiado no poder hablar o tocarlo, pero no iba a mentir, le gustaba demasiado la manera en la que él la dominada y aún más cuando la miraba de esa manera. La mordaza una vez más acallo un grito de Diane, su papi había estampado abruptamente su mano derecha contra su trasero, haciendo que se retuerza y sus ojos empiecen a picar a medida que él lo hacía. "Te voy a follar tan fuerte sobre esta cama que vas a rezar para que me detenga"

Y dicho y hecho, había entrado en ella con tanta rudeza que ni siquiera le había dado tiempo para tragar toda la saliva que acumulaba en la boca gracias a la mordaza, por un momento sintió como si se estuviera ahogando y la mano del muchacho alrededor de su cuello no le estaba ayudando en nada, deseaba gritar con todas las fuerzas de su cuerpo, pero no le era posible, arqueo la espalda cuando su papi inicio un bestial frenesí. Sus ojos empezaron a derramar pequeñas lágrimas y sentía que se correría en cualquier momento, su cuerpo estaba sintiendo los espasmos recorrerla y la vista que tenía la estimulaba mucho más, el moreno tenia gotas de sudor en la frente, los labios entreabiertos y las venas de sus brazos y cuello se marcaban por la fuerza que estaba usando, si seguía a ese paso iba a desmayarse en cualquier momento, sintió como los dedos del muchacho se hundieron en sus piernas con fuerza y los ruidos que hacían sus cuerpos al chocar eran lo más grotescos y excitantes que había oído jamás.

"¿Estas disfrutando del maldito castigo, verdad?" la voz de su papi hizo que sus ganas de correrse aumentaran y al momento que lo sintió salir de su interior, se sintió demasiado vacía, como si algo de sí misma la estuviera dejando. Cerro los ojos con fuerza cuando sintió un líquido caliente verterse en su abdomen y no tardo tanto tiempo en saber lo que era. Se sintió realmente aliviada cuando el aire llego a sus pulmones, la mordaza y las cuerdas fueron arrojadas a algún lugar de la habitación y el muchacho se vestía con prisa. Su cabeza estaba en blanco, no entendía su actitud, ahora simplemente planeaba dejar allí sin ninguna explicación "No iba a dejar que te corrieras, es un castigo, gatita, no se disfruta de los castigos, se aprende, así que la próxima vez que intentes desafiarme piénsalo dos veces"

Sin despedirse o mirarla a los ojos, salió de la habitación, dejando un pequeño desastre entre las sábanas blancas que él mismo había causado. 

 

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box ♡ calum hoodWhere stories live. Discover now