Capitulo 1.- Ojos color miel (EDITADO)

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"¡Señor Garmendia!" Gritó una voz femenina detrás suyo. Llego a lado suyo con una tablet en su mano apuntando cosas y cosas mientras acompañaba a su jefe al elevador. "A la una en punto de la tarde tiene una junta con el vicepresidente de la mesa directiva" El elevador se abrió dejando ver un largo pasillo con una puerta color negro al fondo.

"Bien, estaré allá en cinco minutos..." La chica de nombre Elisa asintió y apuntó algo en la tablet. "¡Ah! Elisa, programa una cita con el médico. Por favor. Y también necesito que llames a Leo y le digas que venga a mi oficina, le dices que es necesario que venga"

"Claro. Esta bien. Todo claro, señor"

"Elisa, tómate el día libre. Ha sido un día ajetreado. Te mereces un descanso. Nos vemos"

"¡Adiós y gracias Señor!"

Germán entro a su oficina y se puso a revisar papeles y contestando una que otra llamada. Firmando y firmando papeles y documentos. Fue hasta ahí cuando el teléfono de su oficina sonó y lo puso en altavoz

"Señor Garmendia, el joven Leo está aquí para recibirlo" Dijo una voz femenina al otro lado de la línea

"Bien. Dile que pase" Colgó y espero a que su amigo pasara por aquella puerta.

En menos de cinco minutos Leonardo ya se encontraba frente a la puerta de la oficia de Germán. Debatiéndose en si tocar o solo entrar. Decidió mejor tocar, hasta que escuchó un pequeño "pase".

El hombre entró y vio a su amigo viéndolo con una sonrisa burlona en su rostro.

"¿Qué?" Preguntó para acercarse a él y darle un abrazo

"Ya te caché pequeño bastardo" Se carcajeó y después se fue a sentar en unos de los sillones de cuero negro

"No sé de qué estás hablando" Dijo nervioso

"No, no, no..." ríe. "Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, ¿sabes? Creí saber que te gustan las mujeres Leo" Encarnó una ceja divertido con una sonrisa ladina

"¡Agh! Eres insopotable, ¿sabías eso?"

"Sí, sí..." Hizo un ademán con sus manos restándole importancia y volvió a hablar. "Y ¿como se llama el afortunado?"

Leo solo suspira como un adolescente enamorado. Aclaró su garganta para hablar, tarde o temprano su mejor amigo se tendría que haber enterado.

"Se llama Damián" Suspiró tirando la cabeza hacia atrás. "Es un bebé adorable, es tan tierno y lindo" Chilla

Germán solo se podía reír de su amigo. El se veía tan feliz y si él lo es, Germán igual.

"Y... que me dices de ti Germanicito, ¿hay alguien en tu vida que te haga suspirar?" preguntó, de pronto muy interesado en el tema.

Germán negó. "Nadie, pero no hay tiempo para buscar alguien" Suspira mirando a un lugar fijo en la oficina.

"Ger..." Llamó Leo. "Ambos sabemos que tienes que buscar una vida nueva. Has estado solo desde hace 6 años... desde... Humm... ya sabes..." Suspira tembloroso.

"No me lo recuerdes, ¿sí? Si por obra del destino me pone a alguien... pues... pasará y ya. Mientras, estoy bien así" Dice y se levanta del sofá seguido por Leo. "Pero no importa eso ahora. Tenemos una junta importante que dar. Si el vicepresidente acepa será un gran ventaja para la empresa"

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