Capitulo 9.- Padres

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El timbre de la mansión sonó en toda la casa. Una de las sirvientas abrió la puerta dejándose ver a tres personas.

Una señora de pelo negro como la noche ondulado hasta la cintura, tenía puesto un vestido rojo hasta las rodillas, y un cinturón en la cintura de color negro. Y zapatillas de plataforma doradas con un tacón alto. La mujer como de unos 30 años. Venía acompañado por un hombre serio, vestía un traje fino negro de seda con un corbatín negro, zapatos de charol perfectamente limpios. Y un sombrero que hacía juego con el traje. Tenía posesivamente una de sus brazos alrededor de la cintura de la mujer.

Justamente a lado del hombre, había un joven como de unos veinticuatro años, este solo venía vestido con una camisa de vestir blanca y unos skinny jeans negros,

"Señores Garmendia. Pasen por favor" La sirvienta se hizo a lado dejando pasar a la familia de su jefe. "Tomen asiento" invito la mujer

"Papá, ¿cuando cuando vamos a comer?" Dijo el más joven

"Diego, hijo. Se paciente por favor" dijo el hombre con su voz ronca y profunda.

Los empleados iban y venían de un lado a otro. Poniendo platos, copas y cubiertos en la mesa. La mesa tenía un mantel rojo con flores de noche buena estampados en ella. Había una vela exactamente en el centro.

El olor de la comida inundaba la casa. El pavo, la carne, las pastas, postres etc. Dejando el sabor en tu paladar. Había dos bocinas bastantes grandes donde se podía escuchar algunos villancicos.

Solo faltaban más invitados, la abuela, los tíos, y primos nunca faltan en las cenas navideñas.

Solo tres horas para que todo este completamente listo.

Cinco minutos después, pasos de escucharon y Germán y Álvaro venían tomados de las manos riendo y besándose por pequeños segundos. Cuando Álvaro estuvo en el tercer escalón, Germán termino de bajar por completo, después de giro hacia él y extendió los brazos.

"Salta bebé" Álvaro sonrío y salto a los brazos de Germán hasta enrollar sus piernas en las caderas del mayor. Y sacando risitas cuando le dio vueltas en el aire.

Hasta que el carraspeo de una garganta explotó la burbuja de amor de la pareja. Ambos voltearon y el menor se aferró más a él enterando su cara en su pecho.

"Madre, Padre" dijo alegre. Trató de abrazarlos pero el menor se aferraba a él como un koala.

"Amor, serán solo unos minutos" susurro en su oído, el menor dudo pero bajo de sus brazos y se posicionó atrás de él rodeando su abdomen con sus bracitos.

"Hola papá" lo saludó con un abrazo palmeando la espalda del otro.

"Mamá..." Saludo a si madre con un beso en la mejilla y abrazándola

Después miro su hermano que lo veía con una sonrisa idiota.

"Deja de sonreír así. Parece como si te hubieras orinado en los pantalones." Dijo sonriendo y abrazo a su hermano.

"Oh si, yo estoy bien, gracias por preguntar" dijo Diego con ironía. Germán rodó los ojos y se apartó de él.

Sintió un pequeño apretón en su abdomen, y entonces se dio cuenta de que había dejando de lado a su pequeño novio. Se sintió mal de repente.

Se volteó y miro a su pequeños a los ojos. Beso su frente, mejillas, párpados y labios por último.

"Son solo mis padres, cariño. No te harán nada." Susurro.

Álvaro solo asintió y volvió a acurrucar en los brazos de su grandote novio. Suspirando cuando lo rodeó la cintura.

Germán volteo a mirar a sus padres y a su hermano. Los tres tenían en ceño fruncido.

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