Un corazón lastimado

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Regulus tomó el camino de vuelta con el corazón destrozado, sintió como si sus pies ya no pudieran sostenerlo más. Un dolor agudo le atravesó el pecho y sintió un nudo en la garganta. Se sintió tonto, humillado, vacío y como si jamás pudiera volver a sentirse feliz en su vida ¿Qué vida? Después de aquello ya no tendría vida. Rose Eileen Snape, la chica que amaba a pesar de haber crecido prácticamente junto a ella, viéndola todos los fines de semana, su amiga, su compañera de juegos en la infancia se había enamorado de ese... nieto de lord Voldemort ¿Sería cierto lo del síndrome del chico malo? Parecía que los chicos rebeldes, malos o con tendencia a serlo eran los que lograban conquistar a las chicas, pero Rose Eileen no era cualquier chica, aunque Regulus no quería admitirlo aún frente a ella. Él no hacía más que pensar en su cabello rojo, en sus ojos tan parecidos a hermosas perlas negras y en su personalidad espontánea y un tanto arrogante a veces (Tan típica de una Slytherin).

El chico tomó el camino de vuelta a Las Tres Escobas donde se encontraban casi todos sus familiares y amigos, pero no quería entrar allí, no quería escuchar sus risas, ni los chistes de los gemelos cuando él sólo quería llorar, ahora se sentía más solo que nunca. Cuando tenía una mano en la perilla de la puerta del pub, sintió que alguien lo picó delicadamente en el hombro y cuando se volvió para ver de quien se trataba vio a Victoire y a Ted que estaban muy sonrientes y al parecer querían reunirse con los demás.

—¡Hola Regulus! —lo saludó Victoire (la hija de Percy Weasley)—.  ¿Qué haces aquí afuera?

Regulus parpadeó varias veces para disimular sus ojos llorosos.

—¡Ah!... yo... quería tomar un poco de aire pero... ya estoy de regreso —respondió con voz monocorde.

—Yo me muero por tomar una cerveza de mantequilla —dijo Victoire soltando la mano de Ted Lupin que hasta ese momento tenía asida—. Los espero adentro.

Cuando ella entró al pub, Regulus esbozó una escueta sonrisa al sospechar que su amigo había logrado su cometido.

—Lo conseguiste, ¿verdad? —pronunció tratando de aparentar emoción, aun cuando su propio dolor le impedía sentir la alegría que probablemente estaría sintiendo su amigo en ese momento, pero Ted no pasó por alto su expresión alicaída.

- Si, ella aceptó salir conmigo pero... ¿Qué te sucede Regulus? ¿No te sientes bien?

Pero Regulus no estaba preparado para revelarle nada a su amigo por el momento, temía que si lograba expresar sus sentimientos en voz alta terminaría echándose a llorar allí mismo lo que consideraba algo inadmisible para un chico de su edad.

—No, nada —mintió – Mejor vayamos adentro por unas cervezas de mantequilla. Cuando salí, el tío Fred y el tío George estaban contando algunos chistes.

—Adoro cuando los cuentan —respondió Ted riendo—. Sobre todo los chistes verdes.

Los dos entraron al fin al pub y efectivamente los gemelos continuaban amenizando a todos con sus chistes que para la tranquilidad de Molly, su madre, no eran para nada subidos de tono ya que había muchos chicos presentes, pero al poco rato la puerta del pub volvió a abrirse.

—¡Ya llegó mi hijo! —dijo Tom Ryddle padre señalando a la puerta—. ¡Ohhh! y viene con la linda Rose Eileen ¡Por aquí muchachos! —exclamó después agitando los brazos para que ellos pudieran verlos a todos.

Severus gruñó al ver a su hija de nuevo junto a ese chico, no tenía nada en contra de Tom Ryddle padre, pero si con el abuelo, y el nieto no parecía de fiar, había algo en él que lo incomodaba.

Rose Eileen Snape y su tercera generaciónHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin