Sentimiento de culpa

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Regulus permanecía aterrado en el piso de piedra de aquel frío pasillo de las mazmorras, Tom Ryddle junior, en cambio se retiró a la sala común, todavía temblaba de rabia cuando subía las escaleras que lo conducía a su habitación, sabía que sería cuestión de minutos lo que tardaría Snape en entrar por esa puerta para increparlo, tal vez expulsarlo ya que tenía el poder para hacerlo ¿Cómo pudo ser tan estúpido? Se dejó llevar por el momento de ira y arremetió contra Lestrange pese a que sabía que algo así pondría potencialmente en riesgo sus planes, ahora ¿Cómo podría Rose confiar en él de nuevo?

Cerró la puerta con un golpe y posteriormente se dejó caer sobre su cama corriendo los doseles, empuñó su varita y pese a sus sentimientos tuvo un arrebato de orgullo por el hechizo que acababa de realizar, antes sólo lo conocía por la teoría pues no había tenido oportunidades de probarlo.

Lily llegó rauda junto a Rose al lugar donde yacía Regulus, lánguido y sudoroso mientras se sujetaba las piernas, algunas lágrimas de impotencia y rabia emanaron de sus ojos pero se apresuró a secarlas con la rapidez de un rayo cuando las vio llegar.

- ¡Dios Mío hijo! – Exclamó Lily al ver al muchacho allí tendido, algunos estudiantes curiosos se agolparon en la entrada del pasillo pues los sollozos de Rose y su manera desesperada de tocar la puerta del despacho de su padre llamó la atención de todos.

- ¡Largo de aquí! – Gritó Rose para que todos se marcharan pero permanecieron allí, impávidos, algunos elevándose sobre los dedos de los pies para obtener una mejor visión.

En ese momento, Peter, Lotti, y Albus Severus iban pasando junto al pasillo, observaron el alboroto de gente y al escuchar la voz de Lily decidieron acercarse.

- Por favor déjenme trabajar – Suplicó Lily a los curiosos que se fueron alejando ya, posteriormente giró la cabeza y advirtió la presencia de su nieto, su sobrino nieto y su pequeña cuñada –Peter y Albus, ayúdenme, Lotti cielo, ve por tu hermano que está en la sala de profesores.

- ¿Pero qué sucedió? – Exclamó la niña al ver la escena.

- Si ¿Qué sucedió abuela? – Preguntó Albus Severus mirando con aprensión a Regulus.

- Fue él – Respondió Rose consternada – Tom, le arrojó un extraño encantamiento que lo dejó sin huesos en las piernas.

Todos exhalaron un hondo gemido de sorpresa, Lily se llevó ambas manos a la boca pero casi inmediatamente reaccionó, levantó la varita, apuntó al suelo con ella y al instante apareció una camilla por arte de magia.

- Por favor, ayúdenme a colocarlo sobre la camilla – Ordenó – Y tú Lotti, por favor busca a tu hermano.

La niña asintió, Peter tomó la capa de invisibilidad que estaba tirada en el piso, mientras Lily, Albus Severus y Rose colocaban trabajosamente sobre la camilla a Regulus que aunque no sentía dolor en lo absoluto, permanecía aterrado ante la expectativa de lo que le ocurría a sus piernas.

- ¿Qué... voy a hacer ahora? – Preguntó.

- Tú no te preocupes mi niño – Le dijo Lily acariciándole el cabello – Te llevaremos a la enfermería

Y al decir esto apuntó la camilla con la varita para hacerla levitar y así trasladarlo, Rose y los chicos le abrieron el paso.

Lotti por su parte avanzaba a grandes zancadas por las escaleras, aun a riesgo de caerse, sorteó un par de escalones evanescentes y al fin llegó al piso donde se encontraba la sala de profesores.

- ¡Sev... Severus! –Llamó a su hermano jadeando por el esfuerzo mientras lo veía salir de la sala de profesores en compañía de Eileen, la madre de ambos - ¡Severus!

Rose Eileen Snape y su tercera generaciónWhere stories live. Discover now