Castigo

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Rodolphus y Bellatrix se habían marchado de Hogwarts tras la promesa de que Regulus se recuperaría por completo y que al día siguiente la señora Pomfrey le daría el alta, y así fue. Al día siguiente, y tras algunos ejercicios para fortalecer sus huesos nuevos, el chico salió de la enfermería caminando despacio pero con pasos firmes, la señora Pomfrey le ordenó que se mantuviera alejado de los problemas, que tuviera muchísimo cuidado al bajar las escaleras y que no realizara movimientos demasiado bruscos pues sus huesos, que eran nuevos todavía, debían fortalecerse. Le ordenó además ingerir una poción que para su alegría era de un sabor bastante agradable, cada ocho horas precisamente para adquirir más fuerza y flexibilidad.

- Apóyate en mi Reg - Le decía Rose Eileen que se había apresurado a ir a la enfermería luego de tomar un rapidísimo desayuno en el gran comedor.

- No hace falta Rose - Le dijo Regulus riendo al ver que ella insistía en cuidarlo - De veras estoy bien, sólo debo tomar esta delicia cada ocho horas y listo, pero enserio puedo caminar - Concluyó el mostrándole un frasquito con un contenido liquido de color rosa claro.

Ella lo tomó, le quitó el corcho y lo llevó a su nariz.

- Es poción de Robur o fuerza, es curioso pero entre sus ingredientes está el pelo de crin de centauro que es lo que le confiere más poder - Respondió ella riendo mientras cerraba la puerta de la enfermería tras de sí.

- ¡Guacála! - Exclamó Regulus esbozando una mueca de asco - ¿Y me he estado tomando esto?

Rose también rió.

- No seas tonto - Le dijo - También tiene esencia de regaliz, pelo de cola de unicornio, agua de rosas y una hebra de cabello de Veela ¿Recuerdas? Esas que trajimos del bosque prohibido durante la segunda prueba, es lo que le aporta el delicioso perfume que tiene, las propiedades curativas y hasta el buen sabor.

- Me dejas más tranquilo - Dijo Reg con marcada expresión de alivio mientras se encaminaban por el pasillo que los conducía a la torre del reloj - ¡Vaya! Hay que reconocer que eres tan hábil como el tío Severus para reconocer pociones.

- No exageres - Respondió su amiga - De él he aprendido todo lo que sé aunque aún me queda mucho camino por recorrer, reconozco que heredé la habilidad tanto de mamá como de él, pero sobre todo de él, adoro preparar brebajes, sentir el vapor que emanan las pociones dentro de los calderos, ver como los líquidos cambian de color y textura, añadir los ingredientes con sumo cuidado, es todo un arte pero... Papá es insuperable.

De pronto hubo un silencio entre ambos, sólo se escuchaban sus propios pasos al andar sobre el piso de madera de la torre del reloj, pero justo antes de llegar a la escalera Rose rompió el silencio.

- Oye Reg...

- ¿Si?

- Perdóname.

- Ya hemos hablado sobre esto Rose...

- No, de verdad, lamento mucho haberme distanciado de ti como lo hice, no me perdono el hecho de que él...

- Yo soy el que no se perdona no haber estado más cerca de ti, más pendiente, te juro que si ese malnacido te hubiera puesto una mano encima yo...

- Gracias a Dios no sucedió nada Reg, además yo noté algo raro en él.

- ¿Algo como qué? - Indagó Regulus.

- No lo sé con exactitud pero... era como si de pronto luchara consigo mismo, como si él en realidad no hubiese tenido malas intenciones.

- Claro que las tuvo Rose, no puedo creer que aun continúes justificándolo.

Rose Eileen Snape y su tercera generaciónWhere stories live. Discover now