Capítulo 16

3.7K 406 45
                                    


Alex llegó a la habitación en compañía de sus tíos y lo que supuse que debían ser sus abuelos debido al parecido físico con la hermana de la madre de Alex. Saludé lo más cortésmente posible intentando mantener una cara de póker. Esta vez yo no le di la mano a nadie en caso de que los mayores resultaran ser más agresivos y terminaran por lastimarme de verdad. Mi madre siempre decía que era mejor prevenir que lamentar. Creo que la mayoría de los adultos dicen eso a los niños cuando saben que son más débiles que la mayoría de los que están alrededor.

De cualquier forma, intenté concentrarme en la conversación y dejar atrás lo que hablé con Mateo durante el desayuno. El chico me resulto increíblemente agradable y sociable, pero me había sentido un poco incómoda.

--Antes del almuerzo nos van a enseñar el exterior de la manada – Alex dijo. La mirada en sus ojos me decía que por alguna razón la información que podíamos sacar del recorrido era más importante de lo que en primer momento imaginé. Asentí.

-- Claro – Respondí. Me alegraba estar llevando zapatos deportivos, el lugar parecía demasiado grande como para poder recorrer sin que me comenzaran a doler los pies.

La casa era un poco más grande que la de nuestra manada a pesar de tener menos habitantes. Aunque bueno, el espacio extra era principalmente en habitaciones vacías y no en lugares comunes. No había nada que nosotros no tuviéramos. Me pregunté –de nuevo- como sería este lugar mientras la mamá de Alex crecía. Salimos de la comodidad de la casa. Era alrededor de las ocho de la mañana y corría una brisa fría.

El primer destino fue el lugar de entrenamiento. Entramos a una enorme construcción dividida en tres sectores que a la vez también tenía más divisiones. Las principales divisiones eran según edades y las subdivisiones por habilidades y talentos. No era nada del otro mundo.

Posteriormente recorrimos parques y lugares familiares. Eran lindos pero por la hora estaban completamente vacíos y parecían sin vida. Parecía ser el ambiente de un viejo recuerdo que hace sentir melancolía. Me alegré cuando no nos detuvimos ni la mitad del tiempo que en la parada anterior recorriendo y hablando.

De paso el alpha y la luna hablaron de diferentes cosas que pasaron en determinados lugares como anécdotas, pero eso solo estaba de paso al verdadero destino que sería el último. A unos diez minutos caminando y lejos de cualquier hogar y persona se encontraban las cárceles y mazmorras.

--En el sector sobre tierra están aquellos que cumplen con un castigo y volverán a salir de las cárceles después – Explicó la mujer con voz monótona – En cambio, en las celdas subterráneas están verdaderas amenazas.

--Nosotros los mantenemos con una sustancia en la sangre que camufla los olores – Continuó hablando el hombre, tan indiferente como el otro. A ese punto había comprendido ya que era un tipo de protocolo o cortesía mostrar en persona los lugares más importantes de una manada. Obviamente si fuera decisión de ellos, no lo harían – De esta forma se evitan mayores problemas con los prisioneros. Si no tienen olor, no tienen una identidad clara. De esta forma en caso de encontrarse una pareja entre ellos no se podrían identificar. Si algún guardia está emparejado con alguno de ellos tampoco lo logrará saber. Así mantenemos la estabilidad mental de todos.

-- Muchos de los lobos existen prácticamente por un compañero, ¿No es muy cruel privarlos ahora de eso? – Pregunté.

-- ¿Por qué no seríamos crueles? Todos los que están dentro son delincuentes riesgosos. Asesinos, ladrones y pícaros. No veo razones para permitirles tener una pareja si de cualquier forma sería imposible para ellos tener una relación estando encerrados. Es más cruel si les permitiéramos saberlo y aun así los mantuviéramos separados.

Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora