Capítulo catorce

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Nagisa abrió lentamente sus ojos, permitiendo que la luz le entrara poco a poco; se sentó en la cama y estiró su cuerpo lleno de pereza. Miró su reloj, el cual marcaba las once y media de la mañana.

—Uf...— volteó para ver al chico que dormía a su lado, lo zarandeó un poco hasta que éste mostró señal de vida.— Sugino.

— Mnh... ¿Qué?— se dio vuelta con lentitud para quedar mirando al peli-celeste.— Es muy temprano, estoy cansado.

—No es tan temprano.— acarició el cabello de su novio.— Y no estás cansado, tienes resaca.— comentó divertido.

— Shh... Sólo porque bebiste una sola lata de cerveza no te da derecho a burlarte.— habló con voz ronca.— Y dentro de un tiempo estarás igual, y yo seré el que se burle de tus resacas.

Shiota rió ante ese comentario. Volvió a recostarse en la cama, esta vez abrazando al mayor y depositó un beso en sus labios. Tomohito acarició mejilla contraria y correspondió al abrazo.

— Nagisa...

— ¿Sí?

—¿Puedo... puedo decirte algo?— preguntó nervioso.

—Sí, por supuesto.—se separó del abrazo y le vio con una sonrisa.— ¿De qué se trata?

Sugino abrió la boca tratando de decir algo, pero ningún sonido salió de ella. Miró hacia todos lados en un intento de no encontrarse la mirada del más bajo, tragó en seco; y entonces se arrepintió.

— ¿Q-Qué hora es? 

— Las once y media.— Sugino se crispó al oír aquello, se levantó de golpe y acomodó su ropa rápidamente.

—¡E-Es muy tarde! Tengo que irme.

— ¿Qué? Oye, debes estar con dolor de cabeza, no te vayas aún.— respondió Nagisa, desconcertado por el repentino cambio de humor del contrario.

— Prometí llegar temprano a casa, además no quiero molestar a Kayano.— tomó sus cosas y se dirigió al umbral de la puerta.— Puede que hoy no vaya a la universidad, así que nos vemos mañana.

—Ah, este... de acuerdo.— Sugino cerró la puerta, dejando a Nagisa solo en la habitación.

Soltó un bufido y se acostó en posición fetal, mientras abrazaba una almohada. 

... 

Karma jugaba en su teléfono escondido bajo las sábanas, por si su madre entraba de sorpresa en el cuarto; cuando despertó por primera vez en el suelo de su cuarto se sintió muy agotado, así que se fue a su cama y fingió estar enfermo para no ir a la escuela, por suerte su madre le creyó y lo dejó quedarse en cama. 

Sin embargo, ya había pasado casi todo el día de esa forma, levantándose únicamente para ir a comer y al baño. Entonces recordó que le pidieron algunos materiales para mañana en la escuela, y que no los había comprado.

—Demonios.— pensó un momento en fingir sentirse mal mañana de nuevo, o simplemente llegar sin los materiales.— Meh, de todas formas ya me aburrí de estar en cama.

Una vez vestido y arreglado, bajó las escaleras y se encontró con su padre en la sala leyendo.

—Ah, papá. ¿Y mamá?— preguntó desde las escaleras.

— Salió hace un rato.— le vio de pies a cabeza y arqueó una ceja.— ¿Vas a algún lado?

—Tengo que ir a comprar unas cosas para la escuela.

—Creí que no te sentías bien.— el pelirrojo mayor dejó el libro a un lado.

—Ya me siento mejor.— desvió la mirada.

De aquí a unos años más ||Karmagisa||Where stories live. Discover now