Capítulo veinte

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Abrió la puerta de la habitación con cierta brusquedad, se arrepintió de ello cuando notó que habían otras dos personas sentadas junto a la cama. Los dos adultos voltearon a verlo con curiosidad; en seguida pudo asumir que eran los padres de Karma, debido al parecido en algunos rasgos y -obviamente- al cabello pelirrojo. 

—Ah... Discúlpenme por entrar tan de repente.—hizo una reverencia para disculparse.—Mi nombre es Isogai Yuuma, soy un compañero de Karma.

—No te preocupes, Isogai-kun. Es un gusto.—la mujer se levantó y sonrió al azabache. Miró a su esposo, esperando que él también lo saludara, mas él se limitarlo a verlo.

—¿C-Cómo se encuentra?—preguntó, refiriéndose al pelirrojo.

—Está estable; por suerte el conductor alcanzó a disminuir un poco la velocidad y no lo golpeó tan fuerte.--- contestó con una voz calmada, aunque era cosa de verla para darse cuenta de que temblaba levemente por la reciente impresión.—No tiene heridas graves, y el doctor dijo que despertaría en poco tiempo.

—Me alegro.—suspiró aliviado. 

Entonces se acercó un poco a ver al pelirrojo, quien seguía con los ojos cerrados. Tenía unos cuantos moretones y rasguños en sus brazos y rostro, también una gasa en su frente y vendas al rededor de la cabeza, seguramente por el golpe al momento de caer al piso.

— Entonces... ¿eres amigo de mi hijo, no?—el hombre tomó desprevenido a Yuuma y le vio con una mirada seria.

—Eh... S-Sí.—respondió titubeante.—Supongo...—murmuró eso último.

—No recuerdo que él nos mencionara algo de ti.—continuó con un tono de voz tan neutral que era difícil deducir el estado de ánimo que llevaba.

—Yo...bueno...

—Amor, no intimides al chico. Se tomó las molestias de venir hasta aquí.—regañó la señora Akabane a su marido. Volvió a ver a Isogai con una sonrisa.—Nosotros tenemos que volver al trabajo, llamamos a alguien para que esté con Karma, pero aún no ha llegado. ¿Podrías quedarte un rato? 

—Claro, no hay problema. 

La mujer, satisfecha, tomó su bolso y le indicó al señor que se fueran. Se despidieron de él y se marcharon de la habitación. Fue entonces cuando Isogai se permitió sentarse en el banco junto a la cama en la que se encontraba el joven. Estaba bastante impresionado con los padres del contrario; su madre era muy elegante y amigable; su padre, por otro lado, era un poco intimidante. Luego de sentir un escalofrío pasar por su columna vertebral, volvió su atención al pelirrojo.

 Ah, el alivio que sentía de saber que el accidente no había pasado a mayores y que Karma estaba relativamente bien hacía que pudiera suspirar tranquilo. Pasó una mano por el cabello del paciente para despejar su rostro y sonrió.

"Terminó de organizar los papeles que le había encargado el presidente y los guardó en una carpeta, fue a dejarlos para poder irse a su hogar. Sin embargo, apenas salió de la oficina del consejo se cruzó con la secretaria de éste.

Isogai, ¿supiste que acaba de haber un accidente afuera de la escuela?— la chica de cabellos grisáceos le avisó de pronto.

¿De verdad? ¿Qué ocurrió?— se acercó a la ventana y, justamente, vio un montón de alumnos agrupados y una ambulancia que no tardó en partir al hospital.

Un alumno cruzó la calle sin mirar y fue golpeado por un camión; y creo que es de tu clase.

Ya veo. Gracias por avisarme, Kataoka-san.se despidió con la mano de su compañera y se dirigió hacia el exterior del establecimiento.

De aquí a unos años más ||Karmagisa||Where stories live. Discover now