Capítulo dieciocho

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No le gustaba para nada lo que veía, pero seguía observando hacia la calle; una camioneta llena de cajas y uno que otro mueble, a Nagisa siendo asfixiado por su madre en un fuerte abrazo, mientras ella rompía en llanto. 

" Voy a mudarme.— soltó luego de un largo silencio con tal naturalidad, que Karma dejó de presionar los botones del control. Nagisa aprovechó el momento de distracción del pelirrojo para hacer su ataque final y ganar la partida.— Je, perdiste~

— ¿Fue una trampa para hacerme perder?— preguntó con esperanza de tener razón. Shiota desvió la mirada y dejó el control en el suelo.

— No... La verdad, es algo que he planeado desde que entré a la universidad.— sonrió levemente.—  Llevo ahorrando desde ese entonces, y conseguí un empleo de noche. 

¿Ya no serás niñero?

Ese trabajo requiere mucho tiempo y compromiso.— apoyó su espalda en la cama y vio hacia el techo.— Y ya no tengo paciencia para aguantar niños molestos.

Esas palabras se asemejaron a un balde de agua fría cayéndole encima a Akabane; miró en dirección contraria y se mordió la lengua.

— ¡Ah, n-no me refería a ti! Yo sólo...— trató de excusarse una vez notó que había metido la pata.

— No, no importa.— un silencio incómodo se formó luego de eso.— ¿Por qué vas a mudarte?

— Es momento de que me independice; ya soy un adulto.— mencionó eso último con tanto orgullo que Karma soltó una pequeña risa.— Es algo que todos tenemos que hacer en algún momento. Además, así me quedará más cerca de la universidad y de mi trabajo.

La conversación finalizó con esas últimas palabras. Siguieron jugando en silencio, pero ahora Karma no dejaba de pensar en que Nagisa ya no estaría a una calle de distancia."

Se sentía algo estúpido por estar espiando desde su ventana. Abrió la ventana para apoyar ambos codos en el marco; había dejado su libro de ejercicios abandonado por ese día. Hiromi por fin había soltado a su hijo y entró a su hogar, Nagisa metió la última caja en la parte trasera de la camioneta y miró en su dirección con una sonrisa divertida. Estaba a punto de cerrar las cortinas, pero una seña de mano por parte del de cabellos celestes le indicaba que saliera. Bajó los escalones rápidamente, salió de su casa y se acercó al mayor.

—¿Acaso no pensabas despedirte de mí?

—Te veía algo ocupado con tu madre.—Nagisa rió.—Se nota que te extrañará.

—Ella aún no está muy contenta con mi decisión, pero bueno.— se encogió de hombros.— ¿Y tú? ¿Vas a extrañarme?

—No.—respondió con una media sonrisa. Nagisa le vio desconcertado.

—Uff... tú no cambias.—bufó algo molesto.

El ruido de la bocina llamó la atención de ambos, el padre del mayor asomó su cabeza por la ventanilla.

—Nagisa, te estás tardando mucho.— el interpelado le dijo que ya iba, entonces el adulto volvió a meter su cabeza en el auto.

—Bueno, ya me tengo que ir.—esperaba alguna reacción del menor, mas éste se limitó a asentir. Cuando asumió que no iba a hacer nada, tomó la iniciativa y lo abrazó.—Nos vemos.

—...—se paralizó unos segundos por la inesperada acción del más bajo.— Ah, sí. Adiós.

Nagisa se separó y caminó hacia la camioneta, y antes de abrir la puerta, sonrió de una forma algo inusual para Karma y le dijo:

De aquí a unos años más ||Karmagisa||Where stories live. Discover now