Capítulo veintiuno

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Luego de unos días de reposo, Karma estaba de vuelta en los pasillos de la institución. Ya no necesitaba vendas en la cabeza y la mayoría de sus rasguños  y moretones estaban curados y el chichón de su cabeza había desaparecido. Estaba bastante estable... o bueno, hasta que cierta rubia saltó sobre él y comenzó con su griterío dramático.

—¡Karma, estoy tan feliz de verte! ¡No tienes idea de lo preocupada que me estaba!—sollozó en su hombro, mientras lo ahorcaba sin querer.

—Nakamura, creo que lo estás matar si sigues así.—Terasaka, cuya presencia no había sido percibida por el pelirrojo. Luego se dirigió a él.—Yo también me preocupé por ti, idiota. Que bueno que no moriste.

— Mhn... gracias gorila.—respondió con sarcasmo una vez fue liberado de los brazos de la rubia.

—Debo decir que fuiste bastante desconsiderado. Mira que no contestar mis llamadas en todos estos días.—mencionó Rio con tono ofendido.—Y responder mis mensajes sólo para decir que no me apareciera por tu casa. Tonto.

—Necesitaba descansar.—hizo un ademán.— Y contigo rondando por mi casa sería difícil hacerlo.

El timbre que daba inicio a las clases sonó por todo el instituto. Los tres comenzaron a caminar para ir a sus respectivos salones. Pero Nakamura seguía reprochando a Karma el silencio que había mantenido con ellos en sus días de reposo, con una que otra disculpa de por medio, las cuales Akabane decía no eran necesarias, puesto a que nada de lo que había pasado era su culpa. El tema se hubiera cerrado allí, de no ser porque Terasaka abrió la boca con un comentario curioso para Karma.

— Hubieras visto lo alterada que estaba Nakamura ese día. Pensé que se desmayaría ahí mismo, tanto así que el mariposón... o sea, perdón...—miró a la rubia en cuanto dijo eso último, aunque ella no le regresó la mirada.—Isogai tuvo que ir al hospital para que se calmara.

—¿Qué?

—Sí. Fue a verte y luego llamó a Nakamura para decirle que estabas bien. ¿O no?—recibió un asentimiento vago por parte de la rubia. 

Akabane estaba a punto de preguntarle más sobre el tema, pero justo llegaron al salón de Ryouma, por lo que éste se despidió y se adentró a su clase. Buscó respuestas en  Rio, pero ella no dijo mucho más que el otro chico.

—No lo sé, él dijo que tú estabas dormido, creo. Supongo que por eso no te enteraste.—respondió sin interés.—Ah, pero puedes preguntarle a Nagisa-kun. 

—¿Por qué a él?

—Isogai me dijo que te dejó con él cuando se fue.

Bueno, eso sí que terminó por sorprenderlo. ¿Nagisa? ¿Él sabía de la visita de Isogai? No le dijo nada en lo absoluto. 

—De todas formas, podrías acercarte a Isogai y agradecerle por darse el tiempo de visitarte.—dijo con cierta inseguridad.—Sé que no se hablan desde el incidente en el que rompiste su corazón despiadadamente. 

—Yo no...

—Lo que sea. Sólo acércate y háblale.

Entraron al salón y Rio fue a sentarse rápidamente. Karma dio una rápida mirada a la clase y no se encontró con el azabache, así que decidió ir a sentarse también, pensando que tal vez llegaría más tarde. Aunque tampoco se sentía con muchos ánimos para hablarle.

...

Pues no, al final pasó toda la jornada y Yuuma no se apareció. Estaba pensando en qué decirle mañana. En realidad, no era tan difícil: lo saludaría, le diría gracias por ir a verlo, se daría media vuelta y se acabó. Sonaba fácil en su mente.

De aquí a unos años más ||Karmagisa||Where stories live. Discover now