Capítulo dieciséis

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Nagisa se puso frente al espejo y respiró hondo, leyó por última vez la primera parte de su ensayo y lo dejó a un lado.

— L-La importancia de la confianza entre un pro-profesor y sus alumnos es...— intentó mantener sus pies quietos y mantener la mirada fija.—... es... fundamental para un... ¡Ah, no saludé!

Volvió a tomar el ensayo e intentó leerlo, pero la frustración le hizo golpearse a sí mismo con las hojas.

—Ah, esto es tan difícil. No puedo hablar frente a tantas personas sin trabarme.—se acercó a su escritorio, con la intención de sentarse a estudiar otro rato el ensayo. 

Su mirada se posó en la caja que contenía el regalo de Karma, la abrió, se colocó la corbata y volvió al espejo. Se veía más como un profesor a su parecer. Esta vez dijo casi todo su ensayo sin mayores errores, y se dijo a sí mismo que la usaría sí o sí para su presentación.

El timbre de la entrada se oyó en toda la casa. Nagisa soltó un bufido, se quitó la corbata y bajó de mala gana al primer piso. 

Cuando abrió la puerta, su cara larga se transformó en una de sorpresa y, finalmente, en una sonrisa. 

— Sugino.— en nombrado le sonrió de forma leve. Shiota le tomó de la mano y lo arrastró hacia el interior de la casa.—¿Por qué no me avisaste que venías? Bueno, no importa. Hace días que no te veo, ni siquiera fuiste a la universidad. ¿En dónde te habías metido? ¿Tu ojo ya está mejor? Tú...

— Nagisa, estás haciendo muchas preguntas.— interrumpió con una sonrisa.

—¡Ah, lo siento!— dijo avergonzado.— Es que... te extrañé mucho.—acarició la mano ajena.— ¿Hoy tienes clases?

—Sí, pero será mi último día.— al ver la cara de confusión del peli-celeste, Tomohito se armó de valor para continuar.— Vine hasta aquí, porque hay algo que debo decirte. 

Shiota se asustó un poco por la seriedad con la que le estaba hablando su novio.

—¿Qué cosa?—su mano fue soltada por el más alto.

— Me cambiaré a la Universidad de Kyoto, Nagisa. Iré a vivir con unos tíos allá.

—¿Qué? ¿Por qué? Creí que te gustaba vivir aquí y la universidad.— Nagisa no entendía las razones de Sugino para irse.

— Kyoto le da un buen enfoque al deporte, y tienen mejores recursos. Es a lo que me quiero dedicar.—miró al suelo.— Lo siento.

—Entonces por eso estabas tan raro estos últimos días. Dios, Sugino, me tenías preocupado.— rió aliviado.— Y no te disculpes, tonto. Te voy a extrañar mucho, será raro no verte todos los días, pero podemos escribirnos e incluso visitarnos de vez en...

— No, Nagisa, no estás entendiendo.—se creó un silencio incómodo. Tomohito pasó su mano por su rostro y suspiró.—No creo que sea bueno seguir con esto, las cosas se harán complicadas, nos extrañaremos mucho y... bueno, ya sabes.

— No, no lo sé.— contestó con molestia.—Estás divagando, si quieres que lo entienda sé directo y...

—Estoy terminando contigo.

Silencio. Ni una palabra, ni un movimiento, casi pareciera que Nagisa dejó de respirar en cuanto esas palabras pasaron por sus oídos. Sugino tragó grueso y desvió la mirada; al parecer fue demasiado directo.

— No.—volteó por unos segundos y le miró de nuevo.— No, no lo estás diciendo en serio.

—Nagisa, por favor.

—¿Por qué? ¿Por qué terminar?— exclamó, asustando un poco al contrario.— Entiendo que la distancia es mucha, ¡pero no tienes que ser tan extremo!

—No quiero que terminemos así, que estés molesto.

— ¡Yo no quiero que terminemos!— llevó ambas manos a su rostro; sus ojos ardían por las ganas de llorar, no quería creer que todo eso era verdad.— ¿Cuál es la verdadera razón?

—No creo ser capaz de seguir llevando esta relación.

—Nunca has querido.—respondió amargamente.— Entonces vete, vete de aquí.—empujó por el torso al más alto, aunque éste se resistía.—Nunca fuiste capaz de llevar nuestra relación. Nunca quisiste...

—Nagisa...

—¡Vete! ¡No quiero verte aquí! ¡Vete a Kyoto y consiguete una novia, de seguro así no te da vergüenza andar con ella!

—¡Estás confundiendo las cosas!

—¡No, no lo hago!— golpeó el pecho del contrario, sintió que perdió fuerzas para seguir gritando. Sólo quería llorar.— Yo... no quiero... terminar.

Sugino rodeó con cuidado el cuerpo de Nagisa y lo abrazó suavemente. Entonces, Shiota se permitió romper en llanto, sin importarle que fuera en los brazos del causante de sus lágrimas.

   ***

Bueno, muchas esperaban esto. 

Sugino y Nagisa terminaron, y Nagi está con el zoncora roto

¿YA ESTÁN FELICES? >:V 

Ah (?)

Extrañaré escribir momentos entre estos dos </3

Ya, eso. Bai :c


De aquí a unos años más ||Karmagisa||Where stories live. Discover now