CAPÍTULO 3

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ADVERTENCIA: CONTENIDO PARA ADULTO.

Lilo.










"El viento sopla con fuerza esta noche, las calles de mi desastroso Lynn lucen más oscuras y solitarias que de costumbre. Un pequeño y problemático vecindario cerca de Downtown, en Detroit. Es aquí en donde he vívido con mis tíos..., prácticamente toda mi vida.

Lucinda Vega Simón s, y Damián Vega Johnson, junto con mi primo mayor (el único hijo de Lucy y Damián), Dylan Vega. Ellos son los únicos parientes que tengo por parte de mi madre. Ella... murió cuando yo nací. No la conocí, sólo la he visto en fotografías. Ellas son lo más preciado que tengo ahora, -si hablamos de lo material-.

El lugar por donde voy ahora luce algo tétrico, el viento sigue haciendo que las hojas de los árboles se agiten con fuerza y que estas provoquen un sonido aterrador ante su fricción. Eso está poniéndome nerviosa. Sin embargo trato de concentrarme en mi andar por la acera pero aún así trato de no bajar la guardia en ningún momento. No es bueno confiarse por estos rumbos, no importa lo tranquilo que luzca. Esta ciudad nunca deja de ser un peligro, ni siquiera de día.

Mis ojos custodian hacia todos lados, mi cuerpo no deja de temblar pero supongo que eso no se debe tanto al frío que hace. No... En todo el día no he dejado de sentirme extrañamente intranquila, cómo  si algo dentro de mí estuviese advirtiéndome de algo. No lo puedo entender, ¿Por qué me siento tan amenazada ahora? Quizás la escuela me ha vuelto mas paranoica. Quiero suponer eso.

Cruzo una esquina para entrar a la calle en donde se encuentra mi casa, al menos aquí ya no luce tan oscuro. No, no hay alumbrado, hace mucho tiempo que dejaron de servir las farolas y, aunque algunos vecinos ya han pedido ayuda a las autoridades gubernamentales para que resuelvan eso, estos siguen sin hacer nada. Típico ¿no? Los de clase baja siempre  seremos los que saldremos jodidos. Tristemente eso no cambia. Al menos es la bella luz de la luna la que pega mucho aquí. Algo es algo.

Mis ojos siguen mirando hacia todos lados, en busca de algún rostro conocido para que ya no me sienta tan nerviosa, pero no obtengo señal de ninguno de mis vecinos. De hecho no encuentro a nadie mas afuera, quizá sea por el hecho de que ya casi es media noche.

<<Claro, Lilo, ¡¿dime quién demonios querría estar tan tarde en un lugar así de peligroso?! ¡Sólo un demente o... un suicida!

Oh cierto... Tú eres una demente.>>

Está bien, en esta ocasión admito que tiene razón la voz de la reprimienda. Nadie, al menos no los que viven aquí, es tan estúpido para quedarse solo tan tarde en esta zona. Sí, lo sé, yo estoy afuera, pero yo salgo descartada porque ya he planteado desde antes que soy una persona estúpida. Creo que ahora me excedí con ello. Más allá de temer de algún asalto o algo por el estilo, me siento más preocupada por los seguros problemas que tendré esperándome en casa.

Sé, de antemano, que haga lo que haga para explicarle a mis tíos el porqué llegué a estas horas... no servirá de nada para evitar la segura golpiza que me darán. Lo único que me queda hacer es resignarme, cómo siempre, y aceptar que fuí una idiota por haber quebrantado de nuevo la regla que siempre me han recordado seguir para no tener problemas.

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