CAPÍTULO 13

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Lion.














Todo mi ser se alarma al percatarme de que la monstruito ha caído inconsciente y después me las ingenio para sacarla de ese ruidoso y pestilente lugar de mala muerte.

<<¿Qué mierda hace ella aquí?

Oh... Esa maldita blusa.

¿Enserio trabaja aquí?

Mira a donde fuiste a parar, Lilo.>>

Trato de mantener a raya la frustración que siento ahora por ese descubrimiento y después intento caminar entre toda la gente que se encuentra aquí, pero se me dificulta un poco moverme con libertad por el desastre que me rodea, y es más difícil hacerlo con esta niña que sigue dormida entre mis brazos. Parece muerta y no dudo de que ya lo esté, pues con la comida de mierda que preparan aquí...

Dios...

Jamás imaginé encontrarla aquí esta noche y mucho menos me esperé que trabajara en este horrible sitio. Me lleva el demonio. Había hecho un gran esfuerzo para no llamarla después de esa noche que la llevé a su casa, de verdad quería hacerlo, moría por saber algo de ella pero había preferido dejar así las cosas para ya no involucrarme tanto. Sin embargo ahora no podía dejarla tirada ahí, en medio de tanto imbécil...

No pude hacerlo al darme cuenta de que de verdad se trataba de ella...

Las miradas de todos se posan sobre mí con extrañes y con curiosidad, tampoco me pasa desapercibida la manera en la que observan a Lilo. Sé lo que de seguro están pensando los muy enfermos por verme con ella, pero decido ignorarlos y mandarlos al diablo para seguir caminando. Ahora no tengo tiempo para darle importancia a sus señalamientos idiotas.

Ni siquiera me molesto en darle una explicación a Denisse, la chica con la que estaba hace un momento, cuando paso cerca de ella. Sigue con el grupo de sujetos con los que vinimos Rj y yo. Cuando se percata de mí parece confundida, pero es lo que menos me importa ahora. De todos modos ya me tenía harto con tanto parloteo. Eso me quitó las ganas que tenía de follarla esta noche.

-¿Q-qué pasa...?

Escucho hablar a la pequeña que llevo ahora entre mis brazos. Aún no está muy consciente, ni siquiera ha abierto los ojos.

Llegamos a las afueras del bar y somos recibidos por el gratificante frío de la noche. No hay nadie, la calle iluminada por los faroles luce totalmente desolada, sólo hay un montón de autos aparcados cerca de las aceras. Desgraciadamente logro reconocer a varios de ellos, y por supuesto, también a sus jodidos dueños.

Ay Lilo...

Este no es un lugar para una niña cómo tú, monstruito.

La escucho balbucear algo de nuevo pero parece que aún no ha salido por completo de su nube de inconsciencia. Eso ya me preocupó. La llevo hasta una de las bancas de concreto que está afuera de un local cerrado y después la depósito cuidadosamente sobre ella. Parece reaccionar un poco después de dejarla ahí. Toma su rostro con sus dos manos y después baja la cabeza.

¿Estará ebria?

El sólo pensarlo me llena de coraje y ni siquiera sé por qué.

-Lilo...- la llamo y ella reacciona, negando con la cabeza-. Vamos, no me asustes. Me obligarás a ir por un balde de agua fría, ¿eh?

Me hinco frente a ella y después trato de levantar su rostro con mi mano. Luce adormilada aún por sus ojos entreabiertos y por su mirada cansada. Palmeo con suavidad su fría y suave mejilla una y otra vez para ver si así reacciona, pero sólo me hace una mueca graciosa de molestia, y después me pide que me detenga.

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