CAPÍTULO 24

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Lilo.



















Empiezo a reír a carcajadas, cuando la protagonista de la película, -Lindsey Lohan-, cae de cabeza en un basurero y sus piernas quedan fuera de este. Ella no deja de patalear y chillar pero ninguna de sus amigas se percata de lo que pasó con ella, las muy malditas sólo siguen con su camino cómo si nada, dejándola a ella atrás.

Chicas pesadas, siempre ha sido una de mis películas favoritas desde que era niña. Siempre logra animarme y hacerme reír cómo en la primera vez que la ví. Eran buenos tiempos, aveces me gustaría volver a ellos. Ahí no me preocupaba tanto por todo, cómo constantemente me pasa. Ahí no tenía miedo, porque quizá... no había visto bien lo que es el mundo peligroso de Detroit en realidad.

Me sorprende poder reír cuando estoy dentro de una situación tan grave y tan seria cómo la que vivimos mis tíos y yo actualmente. Pero lo necesitaba, necesitaba tanto dejar de pensar en todo ese caos. Necesitaba sentirme de nuevo yo misma, al menos por un rato.

Estoy pasando un agradable rato con Linda. Decidí aceptar su invitación para quedarme a dormir en su casa hoy, porque no quería ahogarme de soledad si me quedaba en la mía. Además, necesitaba a alguien con quien hablar. Sola iba a morir de ansiedad. Fred sabe lo que ocurre pero ahora está en Florida, pues, cómo cada año, él tuvo que hacer un viaje familiar con sus padres. Siempre lo hacen cuando son sus vacaciones de verano. Volverá en una semana pero yo ya no soporto la espera para verlo de nuevo. Hay muchas cosas que necesito desahogar con él. Seguimos en contacto por las redes sociales, no es lo mismo, pero al menos no me siento tan sola cuando recibo un mensaje suyo cada día, preguntándome cómo van las cosas aquí.

Jannine también ha estado al pendiente de mí, apesar de que no nos hemos visto mucho últimamente. De igual manera con Fred, también hemos estado hablando por teléfono. Esta mañana me invitó a una fiesta para hoy en la noche. Dijo que estaría genial y que era una buena idea para distraerme. No me dio muchos detalles al respecto, pues yo me negué de inmediato para evitar ilusionarla.  Se le escuchaba muy entusiasmada. Por supuesto que tenía ganas de verla esta noche, pero, sinceramente... una fiesta era lo último para lo que tengo humor en este momento. Así que mejor le propuse vernos mañana para ir a tomar algo al centro comercial.  Claro que se molestó por mi rechazo, pero al menos ya no insistió cómo en las otras veces.

Me hubiera gustado verla hoy, hubiera sido genial tenerla en la improvisada pijamada que hicimos Linda y yo. Sólo estamos nosotras dos terminando un maratón de películas en su habitación. Linda vive con sus padres pero ellos fueron de visita con su abuela y su hermana mayor, Solange, tampoco se encuentra. Creo que pasaría la noche con su novio.

Me siento tan tranquila, tan relajada aquí, comiendo porquerías y riendo sin parar por las tonterías que pasa en la película. Es la magia del cine, hacerte olvidar, aunque sea por un breve momento, el infierno que se esté viviendo en el presente. Es grandioso lo que hacen estos pequeños detalles, que para algunos pueden parecer insignificantes, pero para otros... incluso puede significar lo mejor.

Ahora comprendo el porqué a mi amiga Lola, -la chica que conocí en internet- , le gusta tanto este mundo. Ella siempre me cuenta lo mucho que que le gustaría ser actriz de cine o de teatro en algún futuro. Me ha hablado de lo maravillada que está por el cine porque le lleva a mundos diferentes, y quizá... a unos mejores que en el que podemos estar en el presente. Para ella es su escape.

Necesitaba un momento de paz cómo éste, fuera de esa casa que siempre había vivido llena de tensión y de problemas. Pero, los que vivimos últimamente, ya no me dejaban respirar. Debo admitir que la loca pelirroja que ahora yace aquí conmigo ha sido una gran compañía para mí en estos momentos. No ha dejado de animarme y ayudarme a sentirme agusto en su casa.

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