Capítulo 7

7.4K 671 116
                                    

NO. I DON'T WANNA BE SAD. I DON'T WANNA BE SAD, SAD, SAD, NO MORE.

Busco mi móvil dando palmadas en la oscuridad mientras que la canción de Simple Plan sigue sonando. Al fin lo encuentro y respondo al gilipollas que me está llamando un maldito sábado por la mañana.

–¿Sí? –Pregunto somnolienta incorporándome. Me llevo una mano a la cabeza porque duele. Duele mucho. Maldito alcohol, no pienso volver a beber jamás.

¿Alguna mentira más, Pinocho?

–¡Bueno días princesa! ¡He soñado toda la noche contigo! ¡Íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto!

–Hola, Kilian. ¿Se puede saber el honor de tu llamada un maldito sábado a las... 12 de la mañana? ¿Sabes que la gente suele salir los viernes por la noche?

–Eso te pasa por haberme dejado inválido. Si no me hubieras roto una pierna, ahora mismo seguirías teniendo sueños húmedos conmigo. –Dice al otro lado de la línea y no puedo evitar imaginármelo con su habitual sonrisa juguetona.

–Pensaba que tenía dolor de cabeza por el alcohol, ahora sé que es de escuchar tus tonterías. –Contesto rodando los ojos, tirándome de nuevo a la cama.

–Yo que te iba a invitar a comer chino en mi casa...

–Vale. Me has convencido. Ahora voy, pirata pata palo.

Como si me hubieran metido un petardo en el culo, me levanto de la cama lo más rápido que puedo tras ahber colgado el teléfono. Rascándome una nalga, miro mi armario que está medio vacío. Creo que debería sacar las cosas de las maletas... ∞∞∞ Al llegar a la casa de Kilian, la puerta ya está abierta. Paso y cierro tras de mí. En el sofá, el enfermero está sin camiseta tirado jugando a la Play y al escuchar la puerta, se gira a mirarme con su sonrisa juguetona.

–Yo que esperaba que vinieras con el vestido rosa...

–¿Quién es el que tiene sueños húmedos con quién? –Pregunto levantando una ceja. Me acerco hasta él y le saludo con un choque de manos.

–He tenido una idea de algo que hacer mientras esperamos a la comida. –Dice sentándose bien para que me pueda hacerlo yo a su lado. –Juguemos a las preguntas.

–¿Qué tenemos? ¿15 años de nuevo?

–¿Tienes miedo de decir la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad? –Pregunta con su asquerosa y sexy sonrisa de medio lado. Mi corazón se altera y miro hacia otro lado.

–Te arrepentirás de haberlo siquiera propuesto. –Contesto cruzándome de brazos.

Él ha ganado nada más empezar solo por el hecho de que yo haya aceptado a hacer algo tan estúpido.

–Empiezo yo: ¿Cuál es tu postura favorita?

–Empieza flojito, señor Blake. –Digo frunciendo el ceño, pero me acerco a él demostrando que no me va a intimidar. –El perrito. Me toca. ¿Has tenido alguna relación larga alguna vez?

–No soy de repetir con una chica. Me gusta la variedad. Cada boca tiene un sabor. Pero... Sí. He salido con varias chicas. –Explica echándose hacia atrás. Clava sus ojos azules como el mar en mí. –¿Cuántos polvos has echado como máximo en un día?

–¿Solo sabes preguntar sobre sexo? ¿Es eso lo que te importa de mí? –Pregunto en un tono serio.

–Son dos preguntas y es mi turno. Responde. –Contesta guiñándome un ojo. Resoplo y me echo hacia atrás.

–Cinco o seis. No sé. Normalmente no lo cuento. –Admito encogiéndome de hombros. –¿Alguna vez te has tirado a alguna compañera de trabajo?

[ENTRE DOS PAREDES] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora