Capítulo 23

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Todavía ni siquiera ha amanecido y ya estoy despierta... No es que haya tenido remordimientos de conciencia, no. Esta vez ha sido mucho peor, no he parado de soñar con Vivian intentando tirarme por las escaleras por "accidente" cada vez que cerraba los ojos. 

Para intentar invertir mi valioso tiempo en algo, decido ponerme a escribir mi siguiente novela que es, sin lugar a dudas, mucho más caliente que la anterior y para los seres jocosos... No, no es Blancalefa, de momento no me ha dado por meterme al mundo del porno aunque no lo descarto. Me quedo mirando el pulsador que no deja de parpadear gritándome que escriba alguna palabra pero no me sale nada... Durante unos minutos, me quedo mirando la hoja en blanco del Word hasta que una pequeña luz se enciende en mi cabeza, luz que es interrumpida por la vibración de mi teléfono... ¿estás de coña? Si no fuese Kilian, os puedo asegurar que lo hubiese tirado en el sofá y ahí se hubiera quedado hasta que yo terminase. 

–Buenos días, ¿ya me echabas de menos? –Me pregunta con un tono juguetón nada más descolgar la llamada. 

–La verdad es que has estropeado el primer polvo entre Mark y Nadia, espero que estés contento... Seguro que a ti no te gustaría que te dejasen con el calentón. –Respondo con el mismo tono.

–Bueno, podré compensártelo de alguna manera...

–Colgándome para que pueda seguir. –Bromeo mientras guardo el Word para que no se me borren las dos palabras que me ha dado tiempo a escribir. –¿Qué tal estás?

–Siento haberme ido así ayer... –Dice con un hilo de voz que me eriza la piel. –Mi hermana... Aria. Ha intentando... –Escucho como su voz va perdiendo fuerza gradualmente. Tanto que casi lo último que dice, es prácticamente un susurro. –Suicidarse.

–Dios, Kilian... Eso es horrible. –Digo llevándome la mano a la boca y recordando a esa niña rubia de ojos azules sin saber qué decir en estos casos... –Lo-lo siento mucho.

–No lo sientas... Es culpa de su ex novio. –Gruñe entre dientes. –Le metió en la cabeza que estaba gorda y que no valía para nada y... Y Muchas más cosas que no he querido saber. Ese pedazo de...

–¿Pero está bien? –Pregunto levantándome mientras camino de un lado a otro para eliminar el dolor de estómago que me han provocado sus palabras, ¿cómo puede un tío hacer algo así a una persona que supuestamente "quiere"? ¿A una persona de la que supuestamente está enamorada? Solo de pensarlo, se me revuelve el estómago y siento un asco completamente racional por ese tío. Desde que era bien pequeña me han enseñado que una relación está para cuidarla, quererla y sobre todo, aportarla cosas buenas y si esa relación no es así, lo único que tienes que hacer es salir corriendo, alejarte y no dejar que nadie te meta en la cabeza que no eres suficiente. 

–Sí, nena... Hemos estado hablando esta mañana para intentar animarla un poco... Me ha dicho que quiere disculparse contigo por haberse comportado de esa forma la última vez. Muchas veces, la única forma que tiene de sentirse bien, es metiéndose con los demás.

–Perdonada. Más que perdonada. Yo también me pasé tres pueblos. –Admito mordiéndome las uñas. –¿Necesitas algo, Kilian?

–No. Estoy con mis padres. Tú tranquila. Le van a dar el alta a mi hermana en un rato.

–Vale... Cuando vuelvas, llámame.

–¡Espera, Spence! –Me para antes de que le cuelgue. –¿Qué era eso que tenías que contarme? Ya sabes. El otro día. Estabas a punto de decir algo cuando me llamaron.

–Mejor... Te lo cuento otro día. –Suelto arrugando la nariz y esperando a que no insista. Sin duda, no es el mejor momento para hablar del tema. No con su hermana en el hospital.

[ENTRE DOS PAREDES] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora