Capítulo 17

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Hay cosas horribles y después, están las reuniones familiares en las que todos los componentes de tu familia son unos locos y gritones que no dejan de hablar y que además, deciden que tu casa es el mejor lugar de reunión.

Mi madre, mi padre y TJ son los primeros en llegar. Para variar, se comportan como niños de 5 años.

Mi madre, no deja de intentar cotillear mi ordenador para leer el libro que estoy escribiendo. Mi padre, se pone a lanzarse mi móvil con mi hermano como si fuese una pelota de fútbol americano mientras que intentan cotillear mis conversaciones para que les cuente quién es el chico con el que estoy "saliendo". Al parecer, mi hermano se fue más de la boca.

–¡Ivanna Rose Mulligan! –Grito a mi madre bajando la pantalla del ordenador cuando la veo otra vez metida en el Word. –¿Puedes dejar a mi futuro hijo en paz?

–Spence, ¿cómo hablas así a tu madre? Eres sangre de mi sangre, mi fruto, mi retoño... Tu cabeza salió de mi vagina, por lo tanto, este libro es tanto mío como tuyo. Tengo todo el derecho de leerlo.

–Lo mismo digo con tu móvil. Gracias, Ivy. Luego te doy un beso al más puro estilo Ali G como recompensa. –Suelta mi padre levantando ambas cejas.

–No. Volvéis. A. Pisar. Mi. Casa. –Gruño cogiendo mi ordenador y sacándolo del salón.

–Seguro que eso a... ¿Kilian? ¿Cal? –Pregunta mi padre. Avanzo hasta él y le quito el móvil de las manos mientras que mi madre tira del portátil por detrás.

–¿Por qué no tocáis las narices a TJ? –Pregunto resoplando.

–El otro día espantaron a una chica que llevaba intentando ligármela como desde que empezó el curso y estamos terminándolo. Ya tuve suficiente. –Gruñe él.

–No la espantamos. –Dice mi madre rodando los ojos.

–Papá se puso a hablar como si estuviéramos en el siglo XVIII y tú a imitar a un kraken. –Contesta mi hermano levantando una ceja.

–¿Cómo? ¿Así? –Pregunto haciendo el kraken.

–Esa es mi hija. –Dice mi madre llevándose la mano al pecho con ilusión.

Quito el ordenador de sus zarpas, doy un beso en su cabeza y lo dejo en mi habitación.

Al volver, Jillian y Jannis ya están en el salón. Ambas me rodean en un gran abrazo.

–¿Por qué no me has llamado para que te ayude a decorar tu casa? –Me pregunta en el oído Jannis. Ruedo los ojos.

–No me alegro de verte.

Nos sentamos a comer y les pongo la comida que me he pasado toda la mañana preparando. No es que se me de del todo bien cocinar, por no decir que soy la cosa más horrible en la cocina, pero he seguido todos y cada uno de los pasos que han hecho en el vídeo del YouTube y espero que no sepa a mierda.

Después de que Jill y TJ se insulten y nuestros padres pongan orden, nos ponemos a hablar sobre la película y como va. Todos, menos mi hermano, parecen orgullosos de mí.

Entonces, el timbre suena. Frunzo el ceño porque no he invitado a nadie más. Tan siquiera a mis abuelos. Me levanto disculpándome esperando que no me vayan a intentar vender una Biblia y abro la puerta.

–Mierda. –Gruño al ver a Kilian.

–Yo también me alegro de verte, Spence. –Dice juntando las cejas riéndose.

–Hostia puta, como se parece a su padre. –Dice mi madre por detrás.

–¡Jannis! –Regaño a la mejor amiga de mi madre. –¿Tú también me has traicionado?

[ENTRE DOS PAREDES] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora