Capítulo 35

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Jamás pensé que dos hombres me iban a mantener despierta toda una noche y no por una sesión de sexo, sino por lo que generan en mi cabeza. Cuando veía esas películas en las que una persona no se aclaraba entre dos personas, pensaba que era imbécil, que no se podía llegar a esa situación y que, desde luego, no se puede querer a dos personas a la vez. Ahora, desde luego, sé que me he confundido, que tu corazón puede latir por dos personas y que a veces, la vida quiere que decidas. Esta noche, Gina y yo hemos tenido una larga charla, ella me entiende mejor que nadie y es capaz de poner palabras a lo que quiero decir incluso cuando yo no sé hacerlo; sabe secarme las lágrimas, haciendo que no me sienta una estúpida por derramarlas y sabe calmarme, ¿no me puedo quedar con ella como novia? Sería la persona que más feliz me haría. 

También supo darme el mejor consejo que podría darme en ese momento y no fue un consejo como tal, sino una pregunta. O dos. 

¿Qué sientes por cada uno de los dos? Y... ¿Qué sienten ellos por ti?

En el caso de Kilian, la segunda pregunta creo que está respondida. A él le gusto. O eso dice, pero, ¿qué siente Hudson? La lógica me lleva a pensar que no hace mucho, estaba a punto de pedirle matrimonio a otra mujer, que la quería y le he visto realmente destrozado por ella... No creo que un sentimiento así, pueda apaciguarse de la noche a la mañana.  Además, ¿qué siento yo hacia ese hombre? ¿Por qué no puedo resistirme a él cuando me toca? No es que sea mi tipo de hombre: borde y malhumorado. Siempre he pensado que terminaría como alguien como Kilian: divertido, alegre... Alguien como yo. Aunque, pensándolo bien, Hudson también tiene su gracia. Quizás cuando sonríe da miedo o cuando bromea te descuadra completamente pero eso le añade humor.

Y Kilian... Cuando estamos juntos me divierto y el sexo, sin lugar a dudas, es bueno. Y ahora que está intentando demostrarme lo que él siente hacia mí, me acojona. Jamás pensé que él podría tener algo serio con... Nadie. Menos que ese "nadie" pudiera ser yo. Pero mis sentimientos hacia él, son una especie de mezcla entre desconfianza y ganas de arriesgar, algo contradictorio que me atrae y me aleja como un imán. 

En un intento desesperado por solucionar lo que no deja de gritar en mi cabeza, pongo rumbo a casa de Kilian (después de haber hablado con Ashton para que me asegurase que tenía el día libre). Lo único que espero es que no me encuentre con una escena como la última vez que fui a visitarle por sorpresa, donde la sorpresa me la llevé yo. O que se haya ido a dar una vuelta. O algo mucho peor... Que esté KEVIN. 

Me coloco que el vestido un poco antes de dar dos toques con mis nudillos en la puerta. Por los nervios, trago saliva esperando a que abra la puerta pero al ver que nadie contesta, empiezo a ponerme más nerviosa de lo que ya estoy. Voy a darme la vuelta y me encuentro justo con el enfermero con dos bolsas de papel en sus brazos mirándome serio a la vez que confuso.

–¿Podemos hablar? –Pregunto rascándome el brazo nerviosa. Sí. Nerviosa. Jamás pensé que un hombre podría generarme esa sensación, pero él lo ha conseguido. Veo como mueve su cabeza lentamente de forma afirmativa y saca las llaves de su bolsillo para abrir.

Paso detrás de él hasta la cocina donde Krusty le saluda con toda la emoción del mundo, como si no le hubiera visto en cinco años. Tras dejar las bolsas, coge a su perro en brazos acariciándole la cabecita y me hace un gesto para que vaya al salón donde me siento en el sofá marrón.

–Quizás me pasara un poco llevando a mi madre. –Dice mirando hacia abajo.

–Un poco. –Admito mordiéndome el labio para no reírme. –Pero... Creo que fue... ¿Bonito? Extraño seguro. Diferente.

–Soy patético. –Se queja echándose hacia atrás en el sofá mientras que su perro le chupa la cara haciendo que me dé un escalofrío.

¿Por qué los humanos dejan que sus perros les chupen la cara? Sobre todo Krusty. He visto a ese perro chuparse las pelotas más de una vez y después le chupa a Kilian en la cara donde yo... Mejor concentrarme en la conversación.

–No... No creo que seas patético. –Intento calmarle acercándome a él para coger su mano. –Y no es tu culpa que me encerrara en la habitación... Lo siento, Kilian.

–¿Y de quién es? –Pregunta levantando una ceja indiferente. –¿De Krusty?

–No. Mía y solo mía. Yo... No sé lo que siento hacia ti y al ver todo ese panorama... Me acojoné. 

Kilian deja a Krusty en el suelo para después acercarse a mí de forma peligrosa. Acaricia mi mejilla despacio haciendo que mi respiración se acelere pendiente de su próximo movimiento.

–Yo puedo hacer muchas cosas por ti, Spencer, pero en cuanto a tus sentimientos, no puedo hacer nada más que intentar demostrarte lo que estoy dispuesto a hacer por ti. El resto... El resto es cosa tuya. –Susurra contra mi boca antes de plantar un rápido beso para volver a apartarse y darme el espacio.

–No puedo hacer nada yo, imagínate. –Bromeo dándome cuenta de que no es el momento adecuado para hacerlo. –Mira, Kilian, creo que eres un tío genial.

–Pero...

–¿Por qué tiene que haber un pero? Eres genial. Me lo paso muy bien contigo, pero, ¿qué se supone qué tengo que sentir cuando me tocas? Cuando me besas... O cuando me follas. 

–Si te lo preguntas, ya tienes la respuesta de lo que sientes hacia mí. –Responde mirándome directamente, con una sinceridad aplastante. –Esto es el Karma disfrazado con un vestido azul. –Gruñe entre dientes.

–Kilian, yo no soy el Karma. –Digo rodando los ojos. –Porque... Quizás mi corazón y mi cerebro estén en un duelo a muerte.

–O una mitad de tu corazón con la otra –La rabia en sus palabras, me golpea de lleno. –, ¿no crees?

–Tengo que irme, Kilian. –Susurro levantándome del sofá, sin saber qué más decir. –Yo... Te llamo luego o mañana o... Cuando me aclare. 

–No te voy a esperar toda mi vida, Spencer. –Contesta levantándose él también pero en vez de venir hacia mí, sube las escaleras hacia su habitación, despacio, con Krusty siguiéndole. 

Y me quedo allí plantada con el corazón acelerado por sus palabras.

No te voy a esperar toda mi vida, Spencer.

Me paso la mano por el pelo y me doy media vuelta para salir por la puerta, pero entonces, escucho los pasos de Kilian bajar por las escaleras a toda velocidad. Al llegar a mí, me estrecha entre sus brazos y como si lo necesitara, me besa con fuerza. 

Me gustaría decir que mi cabeza funciona en estos momentos y que me aparto, pero no. No lo hago. Le devuelvo el beso con las mismas ganas. Él me coge y me tira encima del sofá tumbándose encima de mí. Saca mi vestido de un tirón haciendo que me quede únicamente en sujetador y bragas. Kilian se queda unos segundos estudiando mi cuerpo antes de volver a devorarlo, como si tuviese miedo de no volver a verlo o de que se le olvidara. 

Sus besos consiguen que me empape en segundos y cuando empieza a juguetear con mis bragas, yo me arqueo para que pueda quitármelas con mayor facilidad. mis manos van hasta su camiseta, que le quito sin pensarlo dos veces, dejando a la vista esos tatuajes que me muero por recorrer con la lengua. Él se desabrocha sus pantalones, impaciente, como si necesitase estar dentro de mí. En cuanto su polla está fuera, yo la agarro, sintiendo la misma necesidad de tener su cuerpo en el mío que él. Comienzo a masajear su miembro despacio pero él se aparta y sujeta mis manos por encima de mi cabeza. Su boca, empieza a besar despacio mi cuello y después, poco a poco, va bajando hasta mi clítoris al que pega un suave mordisco.

–Prepárate, nena. –Susurra haciendo que su aliento rebote con mi zona húmeda. –Estás a punto de saber lo que es volar sin tener alas. 



Spencer tiene más cacao mental que yo en estos momentos

¿Team Hudson o team Kilian? Tengo la duda.

Nos leemos!

[ENTRE DOS PAREDES] Where stories live. Discover now