Capítulo 9

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 Una semana. Eso es lo que ha pasado desde que Hudson recibió mi guión y todavía no he obtenido respuesta. ¿Y si fui demasiado dura con él? ¿Y si se ha arrepentido de llevar mi libro a la gran pantalla? Miles de dudas atraviesan mi mente correteando de un lado a otro sin ningún cuidado.

Kilian me observa desde el asiento del copiloto.

–¿Te molesta llevarme al hospital, nena? –Pregunta con un tono confuso.

–No. Estoy estresada, malhumorada y con los nervios comiéndose mis intestinos. –Gruño entre dientes.

–¿Cuando te refieres a nervios, realmente quieres decir la regla? –Pregunta riéndose con una ceja levantada.

–Ya la pasé la semana pasada. No la nombres, a ver si va a volver. –Suelto asustada. Freno delante del semáforo en rojo y le miro.

–Justo a tiempo. –Bromea riéndose.

–Al final te rompo la otra pierna.

–El otro día no te quejabas tanto cuando tenía mi lengua rozando tu campanilla. –Me reprocha con una sonrisa de medio lado. Levanto una ceja y le doy un golpe en el brazo.

–Imbécil. Si lo llego a saber, te dejo esperando hasta que tu amigo salga del trabajo.

Él se ríe y ambos nos quedamos en silencio hasta que llegamos al hospital.

Una enfermera de unos 50 años que parece conocerle, le pide que le acompañe hasta la sala donde van a matar a la pobre Murphy para después, hacerle una raidografia por si quedan resquicios de la fisura.

–¿Te cuento un secreto? –Murmura Kilian acercándose a mí mientras que la mujer se ha ido a avisar a otra de las enfermeras. –Me tiré a su hija.

–¿Te cuento un secreto? Me importa una mierda.

–Me encanta ponerte celosa. –Se regodea con un gesto sensual.

–¡Enfermera! ¡El señor Blake necesita ayuda! ¡Parece que el flujo sanguíneo se le ha desviado directamente a su polla! –Simulo gritar pero la señora justo ha llegado con un grupo de gente, seguramente en prácticas y todos se me quedan mirando. Kilian suelta una carcajada y todos los demás rompen a reír, excepto yo que carraspeo y miro hacia otro lado. –Esto es por tu culpa.

El grupo de prácticas mira mientras la mujer le quita a Murphy y Kilian explica el procedimiento. De verdad, ¿cómo alguien aparentemente sin cerebro, puede tener tanta información en una cabecita como esa? Es impresionante.

–¿Por qué decidiste ser enfermero? –Pregunto tirando de él de camino a la sala de radiografías tras habernos alejado de los demás. Se gira en la silla de ruedas divertido y me guiña un ojo.

–Cuando me veas con el uniforme, lo entenderás.

–¿Alguna vez te tomas algo en serio?

–Sí. Mis estudios. Por eso soy enfermero. –Responde girándose de nuevo hacia delante. Llegamos a la zona de espera y me siento en una silla poniendo a Kilian delante de mí para poder verle la cara. –La biología me apasiona. –Empieza muy serio. –El funcionamiento del cuerpo humano, de la naturaleza... Me parece impresionante. Cuando empecé a montar en Skate, me hacía todo tipo de lesiones: esguinces, tendinitis, roturas de hueso y todas esas mierdas. Entonces, descubrí que cada vez que iba a que me atendieran, me flipaba la forma en la que me lo hacían. Todos los procedimientos. Así que, me decidí por estudiar enfermería y ahora me dedico a poner inyecciones en culos de tíos peludos.

–¿Y no hubiera sido mejor estudiar medicina? –Pregunto frunciendo el ceño.

–Me gusta moverme de un lado a otro. Ser médico es muy aburrido. –Responde encogiéndose de hombros. ∞∞∞ Paro el coche en frente de la puerta de la casa de Kilian. Ya le han dejado en libertad, pero tiene que tener cuidado y hacer unos pequeños ejercicios que él ya conocía porque se ha pasado toda la explicación haciéndome cosquillas para que soltara grititos. Odio las cosquillas.

[ENTRE DOS PAREDES] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora