Capítulo 27

5.3K 555 47
                                    

Hay cosas que una se espera en la vida pero ver al golfo de turno pedirte una explicación, con un humor de perros, como si él fuese San Pedro, no se lo espera nadie.

–¿Explicación?

–¿Por qué te has quedado a dormir en casa de ese tío? –Pregunta tragando saliva y mirando hacia otro lado. 

Sin ganas de tener esta conversación, abro la puerta de mi portal y lo invito a entrar. 

Según voy subiendo las escaleras, me voy quitando los tacones y nada más entrar a mi casa, el vestido cae al suelo dejándolo ahí tirado. Ya que no quiero tener esta conversación, al menos tendré que estar cómoda, ¿no? Por eso, cojo la camiseta vieja que mi hermano me regaló y me la pongo. 

En el salón, Kilian juguetea con sus manos aparentemente nervioso, hasta que me tiro a su lado y me mira, esperando a que empiece a hablar.

–Me acosté con Hudson. –Admito resoplando al mismo tiempo que veo que la mandíbula de Kilian se tensa. –Pero no ayer. Eso es lo que te quería decir el otro día. Ayer... Solo me besó un par de veces.

–¿Por qué él, Spencer? ¿Por qué de todos los tíos que hay en el mundo tiene que ser el que te dije que no me gustaba? –Pregunta pasándose las manos por el pelo.

–Me gustaría responderte pero ni yo misma lo sé. –Admito echándome hacia atrás en el sofá intentando buscar una explicación y ni mucho menos para dársela al enfermero, sino para intentar entenderme yo misma.

–Yo... ¡Joder! Spencer... Me estoy volviendo loco. –Grita levantándose del sofá mientras camina de un lado a otro delante de mí. –Siento que... No es como con otras chicas. Nunca me había molestado que se tiraran a otros o que les besaran, pero es que es solo pensar que ese gilipollas ha estado dentro de ti y que me hierva la sangre.

–A mí me gustó mucho saber que te estabas tirando a una enfermera. –Me río con sarcasmo que es lo único que puedo hacer ante esta situación. –No te entiendo, Kilian. Tú puedes acostarte con chicas y yo no. Tú puedes insultar a mi compañero de trabajo pero, ¿puedo decir yo algo de tu mejor amigo que me ha odiado desde el primer momento? Creo que ni se me ocurriría. Me gustas. Eres guapo, sexy, divertido y luchas por lo que te importa, pero, ¿sabes qué eres también? –Pregunto empezando a mosquearme levantándome para mirarle directamente a los ojos. –Un egoísta y un inmaduro.

–No es así, Spence... Yo no me tiré a Tracy porque quisiera o porque no pudiera evitarlo porque sea un golfo, no; lo hice porque estaba colapsado mentalmente. Nunca había sentido nada por ninguna chica. Entonces, llegas tú, con tus comentarios sarcásticos, tus chistes de mierda y tu sinceridad abrumadora y haces que me vuelva loco, que no deje de pensar en ti; que quiera abrazarte, besarte ,  y lo que es más sorprendente todavía... No estoy pensando en metértela a todas horas como me ha pasado con las demás, me daba igual lo que decían, como se llamaba su puto perro... Tienes que entender que esto es nuevo para mí y entiendo que pienses que soy un gilipollas porque lo soy, pero... Joder, si pudieras estar por un minuto en mi cabeza, lo entenderías todo. 

Ante el discurso, solo me queda cerrar los ojos, echando el aire despacio, intentando mantenerme firme. Noto como Kilian se acerca a mí, su calor y el olor de su colonia. Él sostiene mi mano y la aprieta un poco. Su aliento roza mis labios y sé que está cerca. Muy cerca.

–No sé si ese sentimiento es recíproco. –Digo al fin, abriendo los ojos para mirarlo directamente. –Antes lo era. Sin duda lo era.

–¿Y por qué ya no?

Su nuez de Adán sube y baja al tragar saliva y sus ojos reflejan que toda la situación le está doliendo.

–Dorian era como tú. Él... Cuando estábamos solo acostándonos, hizo lo mismo. Después, vino con cuatro palabras bonitas, yo lo perdoné y al final, salí con él. Me enamoré como una idiota de sus ojos grises y su sonrisa risueña hasta que le pillé con Martha en la cama; en la cama en la que nosotros habíamos hecho mil veces lo que ellos estaban haciendo. Entonces, sentí como mi corazón se iba rompiendo poco a poco, como toda la confianza que había tenido en él, se iba a la mierda. –Admito con los ojos llenos de lágrimas. Suelto la mano del enfermero y me echo hacia atrás para abrazarme a mí misma. –Yo... No puedo cometer dos veces el mismo error, simplemente no puedo y es por eso que ya no confío en ti, Kilian.

–Yo jamás te haría algo así... Joder, ¿de verdad me ves capaz? –Él se pasa la mano por su pelo despeinándoselo por completo y alterado como nunca antes lo había visto. –Ese tío es un gilipollas que no sabe tratar a las personas como son. Si yo quiero a alguien te puedo asegurar que jamás la traicionaría, yo no soy así.

–¿Y cómo coño lo sabes, Kilian? –Pregunto riéndome entre lágrimas. –Nunca has tenido una relación y en lo más parecido que has tenido a una, lo has hecho.

–Porque cuando me estaba tirando a Tracy, no paraba de pensar en ti, deseaba en todo momento que fueras tú. En cambio, ¿tú pensaste en mí cuando te tiraste al productor de poca monta ese?

No. No pensé en él ni un segundo y él lo sabe porque no digo nada, solo me quedo quieta, mordiéndome el labio y sin saber qué narices decir. Kilian suelta una carcajada fingida, para no romperse. Él me mira negando con la cabeza y de brazos cruzados. Quiero decirle algo, intentar justificarme pero no me da tiempo: Kilian sale de mi casa dando un portazo.

Sola y con el silencio que ha dejado su ausencia, me siento en el sofá subiendo mis piernas a las que me abrazo. Una lágrima corre por mi mejilla y meto la cabeza entre mis piernas, gritando de rabia y en busca de cobijo. Desesperada, marco el número de mi mejor amiga. A veces, la mejor manera para evadirnos de nuestros problemas, es una voz conocida, una voz que te haga sentir en casa y desde luego, su voz alegre y sus 'todo está bien' es todo lo que necesito en estos momentos. Quizás parezca una niña caprichosa, que no se aclara pero juzgar desde fuera, sin saber lo que hay por dentro, es muy fácil.

¿Hola? ¿Diga? –Es Dylan, su hermano pequeño.

–Dylan, soy Spence, dile a tu hermana que se ponga, tengo un Código 3.

Está... Ocupada. –Responde en enano.

–¿Ocupada?

–Ay, Spence... No me hagas decirlo. –Se queja el chico con tu habitual tono juvenil.

–Se está tirando a un tío.

Ruedo los ojos. Es una sinvergüenza, no puede estarse quieta, encima, ahora que la necesito, ¿no puede dejar su polvo en stand-by? Su mejor amiga tiene un CÓDIGO 3.

. –Responde su hermano suspirando.

Dylan siempre ha sido muy tímido. Todavía recuerdo cuando no era capaz de mirarme sin ponerse rojo o esas noches en la habitación de Gina en las que él salía huyendo cada vez que empezábamos a hablar de sexo. Siempre fue mi debilidad y me encantaba hacerle sonrojar.

–¿Y es guapo?

Spence... –Se queja el chico. –No me hagas hablar de eso... ¿Querías algo?

–¿Te acuerdas cuando tu hermana y yo nos reuníamos en su habitación para hablar de chicos y tú escuchabas todo? Pues ahora necesitaba algo parecido pero... Supongo que puede esperar.

–¡Dylan! ¿Qué haces con mi teléfono? –Escucho gritar a Gina por detrás. –¡Trae aquí! –Escucho unos cuantos ruidos hasta que vuelvo a escuchar la voz de mi mejor amiga tras el teléfono. –¡Spencer! ¡Nena! ¿Qué pasa?

–Le he contado a Kilian lo de Hudson.

Ya era hora de que Kilian se declarara, ¿no? 😂

Cómo me gusta hacer sufrir a los personajes... Qué mala persona soy joder

Gina es un terremoto, así lo digo.

Nos leemos!

[ENTRE DOS PAREDES] حيث تعيش القصص. اكتشف الآن