Capítulo 21

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¿Qué clase de persona soy?

Esa es la pregunta que recorrió la noche anterior mi cabeza una y otra vez sin dejarme apenas dormir más de media hora seguida. No voy a mentir: me siento mal por haberme acostado con Hudson teniendo algo con Kilian, que a pesar de no tener nombre, me hace darme cuenta que es más serio de lo que yo pensaba. Es cierto que él me hizo lo mismo y sé que seguramente la mayor parte de las personas estén pensando que soy imbécil por sentirme mal pero las cosas del corazón no se controlan por más que lo intentemos; por más que tras pillarlo con las manos en las tetas, (o en la masa, como se diga), decidiese que si me apetecía acostarme con otro hombre, no me iba a importar un pepino pero, ¿qué puedo decir? Al final voy a tener un alma pura y todo.

Por la mañana recibí un par de mensajes de Kilian diciendo que quería comerme con fresa y nata porque ese era su plato favorito y no se refería a la comida. Yo no me sentía bien ni con ganas de verle y no por él, sino por mí, porque la culpabilidad me pesaría y no estaría a gusto. Desde luego, con todo esto he descubierto que hay personas que nacen para tener sexo con cualquiera sin preocuparse por nadie más que por sus miembros... En cambio, yo no. Quizás tanta novela romántica me haya comido la cabeza pero casi prefiero ir de uno en uno. Con esto no quiero decir que juzgue a las personas que se acuesten con quien quieran (dentro del respeto, por favor). Cada uno es libre de hacer lo que quiera, siempre que no haga daño no consensuado a nadie.

En el coche, con la música a todo volumen y procurando no atropellar a nadie, voy camino a casa de mi mejor amiga: Gina. Puede que mintiera a Hudson con eso de que estaba en Perú pero la idea de irme a una boda y conocer a su familia, me resultó demasiado tentadora... Evidentemente me tenía que hacer la dura sino iba a pensar que de verdad quería pasar tiempo con él. En fin, a lo que iba, Gina siempre ha sido... Una loca, puede que por eso nos llevemos tan bien pero además de ese gran atributo, siempre me ha gustado la sinceridad con la que se caracteriza y los buenos consejos que suele dar, por eso ganó semejante título de honor, no vayáis a pensar que yo llamo 'mejor amiga' a cualquiera. 

Antes de que casi quite las llaves del contacto del coche, ella ya está aporreando las ventanillas para que las baje mientras pega saltitos fuera como un perrillo esperando para lamerme la cara. No puedo casi ni poner un pie en tierra porque ella abre la puerta del piloto y me abraza haciéndome parecer los típicos muñecos a los que se le salen los ojos cuando les aprietas.

–Gina. Yo también te he echado de menos, pero no puedo respirar. –Digo casi sin aire. Ella, al darse cuenta, afloja y me coge la cara.

–Estás más delgada, Spence, ¿no te alimentas bien? Seguro que muchas veces ni comes con tal de no hacerte la comida. –Gruñe mirándome de arriba a abajo como si fuese mi madre.

–Pues tienes razón. –Admito encogiéndome de hombros. Ella me da una colleja que hace que mis dos neuronas vayan de un lado al otro de mi cabeza a toda velocidad. 

–¡Verás cuando se lo cuente a tu madre!

–No podrá decir nada. Ella es igual.

–Odio a tu familia. –Maldice por lo bajo dando la vuelta para subirse a mi coche.

–No. A TJ no. –Respondo con una sonrisa de medio lado. Veo como sus mejillas se ponen rojas y se cruza de brazos sin decir nada, enfadada por recordárselo. 

Gina y mi hermanito tuvieron una pequeña aventura/romance el verano pasado. Romance por parte de mi amiga que es posiblemente la persona más enamoradiza que conozco. Mi hermano, sin embargo, solo quería echar un polvo, para variar. Su corazón es de otra persona, a pesar de que el muy cabezón jamás lo admita.

[ENTRE DOS PAREDES] Where stories live. Discover now