Capítulo 33

5.4K 596 72
                                    

Después de ponernos hasta el culo de hamburguesas y patatas, Kilian me dejó en mi casa dando un paseo en el que hablamos de tonterías varias. Gina todavía no había llegado a casa y me metí en la cama sola, deseando dormir después del largo día... Pero cuando me despierto, sigo sola y frunzo el ceño... ¿Dónde narices está Regina? ¿No vino ayer por la noche? Alcanzo mi teléfono que está en la mesilla y marco su número preocupada, esperando que no le haya pasado nada... La dejé en ese bar, sola, con unos tíos a los que no conocía de nada, ¿a quién se le ocurre? Mordiéndome las uñas, espero a que me coja el teléfono que descuelga susurrando.

¿Qué quieres?

–¿Dónde estás?

–Eso debería de preguntarte yo a ti, traidora. –Murmura. Escucho como abre la puerta de una habitación. –Ashton me trajo a su casa porque tú no aparecías.

–¿Y eso desde cuándo es algo malo? –Pregunto con una sonrisa traviesa. –¿Hubo noche de sexo?

–¡No! Este tío debe de ser cura porque ni me ha tocado, Spence. –Gruñe, maldiciendo algo por lo bajo. –Y he dormido en ropa interior. A su lado.

–Guau, ¿qué clase de persona respeta a una mujer? Increíble... –Respondo con sarcasmo. –En fin, ¿tengo que ir a buscarte o te trae él a casa?

Creo que me acerca a tu casa, ¿crees que debería lanzarme a su cuello como una víbora? 

–Ashton es un SEÑOR, así que NO LO HAGAS, no como me lo he imaginado al menos. Bueno, te cuelgo que tengo que irme, suerte con San Ashton. 

Antes de colgar, escucho unos insultos de mi amiga hacia mí. Me los merezco. 

Os voy a dar un consejo... Si vuestra madre es como la mía: no la llaméis cuando vayáis en el coche, no puede salir nada bueno de ahí. Desde que la he llamado, con el manos libres, hemos estado discutiendo. Según ella, tendría que pasarse más a menudo por mi casa. Según yo, no va a volver a mi casa, ¡está desterrada!

–¡Que no mamá! ¡Te avisé!

Vamos, Spence... No le puedes negar asilo a una pobre anciana.

–Sí. En el asilo es donde te voy a meter. –Gruño entre dientes. –Te voy a colgar que ya he llegado al trabajo. Te...

Al dar marcha atrás para terminar de meter mi coche en el hueco donde estaba aparcando, no he calculado del todo bien golpeando el coche que estaba detrás. Cuelgo el teléfono corriendo y salgo a la misma velocidad para ver si de verdad debería preocuparme. Me tapo la boca intentando no soltar un pequeño grito al ver el faro delantero colgando... Y al reconocer el coche. 

  –Guau... A Hudsie no le va a gustar eso... –Dice la voz de Cal por detrás.

–¿El qué no me va a gustar? –Pregunta ahora la voz del productor. Arrugo el gesto, sabiendo la que me va a venir encima. 

–Lo que un chino calvo y viejo le ha hecho a tu coche.–Respondo poniendo mi mejor cara de mentir. 

  –¿Qué le has hecho a mi coche, Peterson? –Pregunta intentando esquivarme pero me pongo todo el rato en medio hasta que me coge por la cintura y me mueve como si pesara lo mismo que una pluma.

–Te he dicho que ha sido un chino, ¿tengo pinta de tener pene y ser asiática? 

–Seguro que el chino viejo y calvo, mentiría mejor que tú. –Gruñe Hudson comprobando el estado de su coche. –Cal, saca a Peterson de mi vista. Yo iré a por un irlandés para intentar encontrar en él la paciencia que necesito para lidiar con vosotros. 

[ENTRE DOS PAREDES] Where stories live. Discover now