Catorce

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Dua POV

Llevé a Camila a la habitación para jugar de la manera menos delicada posible, su mano se encontraba enlazada con la mia, podía verla un poco nerviosa y con cierta curiosidad, no me había detenido pero se mantenía en silencio. Al llegar, me quedé de pie en la puerta para tenerla frente a mi, sus mejillas estaban ruborizadas, con los labios entreabiertos y los ojos de un café más oscuros. Acaricié su mejilla y aquello la hizo estremecer, una sonrisa traviesa se dibujó en mi rostro y con dos dedos sujeté el borde de su pantalón para atraerla bruscamente hacia mí. Su boca cerca de la mía buscaba un beso pero no lo permití.

"Camila, vamos a jugar pero hoy no hay reglas, te voy a enseñar algunas cosas...así que voy a necesitar que en el momento que no soportes algo, que te duela o no puedas resistir más, me lo hagas saber, no te presiones demasiado, será tu primera vez" la besé rapidamente para llevarla al interior de la habitación y cerrar detrás de nosotras.

"¿Qué vas a hacer?" la dejé de pie frente a mi, y ahí comencé a desnudarla lentamente pero sin dudar, tocando su piel que quedaba al descubierto, dibujando sobre sus lunares, ella comenzó a estremecerse. Retiré un poco más su ropa y cayó al suelo, comencé a besar su cuello mientras mis manos se dirigían a su pantalón, mis dedos se movían hábilmente entre el espacio que comenzaba a dejar libre y el botón se abrió para deslizarlo un poco hacia abajo, mis labios fueron descendiendo por su torso semidesnudo al mismo tiempo que mis manos bajaban más su pantalón, me quedé de rodillas frente a ella con su pantalón hasta el suelo, y retiré completamente la tela de su cuerpo. La miré desde abajo, ella estaba sorprendida, sonreí y besé sus piernas desnudas ante mí. Comencé a subir de nuevo, tocando su piel, reaccionando con accidentales roces y separaciones inmediatas contra mi cuerpo, como si estuviera sintiendo pequeñas descargas eléctricas con mis uñas, cuando estuve completamente de pie, sonreí.

"Dime la regla 1".

"No recuerdo bien..." mi sonrisa se borró y la sujeté con fuerza de los brazos, ella miró asustada hacia mis manos y la comencé a arrastrar hacia la cama.

"¿Cuál es la regla 1?" Repetí con la voz más firme, pero ella no respondió y ya habíamos llegado a la cama de mi color favorito "no te muevas".

Abrí el primer cajón y busqué lo que necesitaba para regresar con Camila. Ella me había obedecido, su mirada se mantenía en lo que yo hacía.

"¿Cuál es la regla 1?" Ella abrió la boca para responder pero no lo hizo, no dijo nada. Inmediatamente la recosté en la cama con poco cuidado, y sujeté su mano a la primera esquina superior de la cama, una esposa color plata iba a comenzar por inmovilizarla. Sentir su cuerpo frágil debajo del mío comenzaba a desesperarme, como si el deseo comenzara a despertar en un hambre de su cuerpo.

"Regla número 1, no me mires a los ojos, tienes completamente prohibido hacerlo".

"Pero tú..." comencé a acariciar su mejilla y ella intentaba mirarme, estaba resistiendo, y justo ahí me detuve para continuar sujetando su otra mano a la cama. Aquél juego de la seducción previa para dejarla a mi disposición me estaba controlando.

"Dime la regla 2".

"No lo sé" cerré mi mano por encima de la de ella, y ella reaccionó con fuerza "no recuerdo todas las reglas, solo algunas".

"¿Quieres que te recuerde la regla 2?".

"Si".

Estaba dejándome ver débil en el juego. Así que comencé a colocarme por encima de ella pasando mis piernas por su cintura para montarla, ella me miró y al ver mi rostro negó y buscó cómo desviar su atención. Coloqué mis manos sobre su abdomen para deslizarlas lentamente hacia arriba, pasando por su pecho, para detenerme en su cuello, veía su respiración subir y bajar con más rapidez, su abdomen se remarcaba en cada exhalación y sentía la necesidad de hacerla esperar un poco más para mis caricias.

50 sombras de Dua • duamilaWhere stories live. Discover now