Cuarenta y tres

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Dua POV

"Camila" le supliqué una vez más mientras veía que ella se apartaba de mí. Mis manos la sujetaron ligeramente pero me alejó de ella.

Terminó de colocarse la ropa que le había retirado del cuerpo.

"Camila, ¿a dónde vas?".

"Me voy lejos de tí" en su voz dejaba clara la tristeza y el enojo contra mí.

"Cariño, no...no lo hagas" me acerqué a ella pero me empujó un poco y pidió que mantuviera mi distancia.

"Creéme Dua, yo tenía una explicación a todas y cada una de las cosas que me dijiste, pero no podías saberlo antes de tiempo".

"¿Por qué? ¿por qué no podía saberlo?".

"Por tu falta de control" atacó.

Bajé mi mirada hacia sus manos, e intenté tocarla de nuevo pero se apartó con brusquedad.

"Camila..." pedí de nuevo.

Ella seguía  evitando mi mirada.

"Adiós, Dua".

"Amor, por favor, quédate".

"¿Para qué? ¿Para que me humilles de nuevo? ¿Para que sea tuya como tú me ordenes? ¿Para que me trates...?" No terminó de hablar porque su voz se quebró a media palabra y eso me lastimó aún más.

"Camila, hablemos".

"¿Estás consciente de lo que me has hecho?...Y no me refiero solo a lo que de hoy y las rosas".

"¿Y esta carta Camila?" De nuevo levanté la hoja frente a ella, con su letra estampada ahí.

"No lo entiendes".

"Podrías explicarmelo" pedí.

"No puedo permitirte de nuevo que me trates como deseas y que no esté obteniendo lo que acordamos, ¿lo recuerdas?" Al ver que no le respondí,  Camila lo repetió "¿recuerdas que te pedí a cambio de ser tu juguete en la cama?".

"No eres un juguete".

"Me tratas como eso, un simple y estúpido juguete para divertirte" la escuchaba mal.

"No digas eso".

"Entonces no recuerdas lo que te pedí".

"Si, si lo recuerdo" contesté con más seguridad aunque en ese momento estaba cegada por todo, así que intenté abrazarla de nuevo pero me alejó.

"Dímelo, ¿qué te pedí?" Su voz parecía de súplica, y esperó por mi respuesta pero a cambio obtuvo más silencio y de nuevo intenté besarla.

Ella me apartó bruscamente y comenzó a avanzar rápido por el pasillo principal, casi corriendo. La seguí de inmediato y atravesé su camino, viendo las lágrimas en su rostro.

"Déjame ir".

"No, Camila, te lo pido, hablemos".

"Ya no tengo nada más que hablar contigo" ella evitó mis pasos y continuó su camino.

Extendí mi mano hacia ella pero no fue suficiente.

La linda mujer caminó hacia la puerta de la casa con el corazón destrozado, y yo detrás de ella.

"Camila, no te vayas...te necesito".

"Eso debiste pensarlo antes de tratarme como lo hiciste...ya no puedo soportarlo más...creí que te habías enamorado de mí, que realmente me amabas".

"Te amo".

Solo giró el seguro de la puerta y abrió sin dudarlo, dedicándome una última mirada antes de despedirse de mí.

"Yo igual te amo Dua Lipa, pero también debo pensar en mí".

Sus palabras quedaron suspendidas en el aire.

Cerró detrás de sus pasos. Y yo me recargué sobre la puerta mientras miraba al suelo.
En mi mente se repasó de nuevo la despedida y giré mi cuerpo para apoyar mi frente en la madera, hablando en voz baja.

"Amor, Camila...voy a contar hasta 50 para que regreses...sólo escúchame por favor" y después de un largo suspiro comencé "uno..."

Sentí que iba a regresar, ella me amaba.

"Dos..."

Cerré los puños y los abrí de nuevo liberando el coraje contra mí.

"Tres..."

Comencé a llevar las manos en mi cabello y cerré los ojos para apartarme de la puerta.

"Cuatro..."

La imagen de ella regresando a mí, llamando a la puerta se dibujaba como una ilusión. Ya la había lastimado tanto pero esto último la destrozó, tal vez fueron las rosas, tal vez fueron las cadenas, tal vez fueron mis gritos, mis palabras, mis manos destructivas o mis labios perdidos, tal vez sólo fui yo, siempre.

Conté hasta el cincuenta, y mientras caminaba desesperada por toda la casa, dejé un desastre tras mi paso.
La frustración se apoderó de mí y me maldije por haber dañado a la única persona que me amaba.

"Camila, regresa, por favor, perdóname, perdóname, perdóname...".

Camila Cabello no regresó ese día, ni al siguiente, ni una semana después, ni...

50 sombras de Dua • duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora