Diecisiete

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Camila POV

Era lunes, justo la última hora en el trabajo y me sentía nerviosa, varias veces mi mirada y la de Dua se encontraron y la tensión entre nosotras aumentaba. Sentía su diversión al verme sin saber que hacer más que devolverle el juego.

La hora en el trabajo terminó, y yo salí de la oficina, su despedida había sido normal, pero Dua se quedó en el edificio. Recordé nuestra cita aún más.

¿Debo ir o no? ¿Ella realmente quiere continuar con ese juego?

Pedí un taxi, en dirección a su casa, sabía que no debía sentirme insegura, ella estaba conmigo en lo que fuera que tuviéramos. Era extraña la manera en la que me hacía sentir. Me dejaba siempre en contradicción, quería detenerla y después pedirle que continuara, quería hablar y que terminara callándome, asi que en lo único que estaba segura era en el hambre que tenía de ella, y no solo en la cama, también en conocerla, en escuchar sus miedos, en verla admirando algo que la ilusionaba, porque sabía que Dua me ocultaba más de lo que intentaba, era cierto que tenemos poco tiempo en conocernos, pero su mirada tranquila siempre está ausente, su sonrisa inocente y dulce no se encuentra en ella.

Cuando llegué a su casa, saludé a Martha y me dirigí al pasillo principal, caminé un poco, encontrándome con la puerta de su habitación. Deslicé mi mano en el picaporte y entré, no tenía seguro, aquello me sorprendió. Di un paso adelante para entrar, pero algo me detuvo, sentía que su habitación era un lugar privado y aunque ya había estado ahí, no debía estar dentro sin permiso. Así que retrocedí y cerré de nuevo la puerta.
Caminé hasta el cuarto de juegos, y abrí sin esperar lo que me iba a encontrar.

Dua estaba mirando hacia el jardín mientras deslizaba su saco fuera de su cuerpo, sus piernas estaban desnudas, el pantalón yacía en el suelo, en la parte inferior llevaba una lencería oscura, aún con los tacones negros y relucientes. Ella sabía que ya había entrado pero continuó su trabajo de desvestirse de espaldas a mí. Me recargué en la puerta para mirarla, sus manos estaban encargándose de los botones de su camisa blanca, y poco a poco la dejó caer para que viera su piel desnuda. Acomodó su cabello de un lado y me llamó pero no respondí, solo caminé hacia uno de los cajones del mueble y busqué un juego de esposas.

"Dua, mírame" ella dudó un poco, era primera vez que la veía insegura, pero caminé hacia ella y en el primer instante me obedeció.

La oscuridad de la noche se desvanecía por las luces de afuera, pero no podía ver con exactitud el detalle de su mirada. Le señalé que me extendiera su mano y ella lo hizo, la primera esposa se encerró en su mano.

"¿Me vas a suplicar?".

"¿Voy a poder hablar?" Levantó sus cejas y sonrió un poco, desviando su mirada al frio metal en su mano.

"Si, va a ser más interesante...incluso...no voy a vendarte los ojos, quiero que me mires y no lo dejes de hacer..." ella estaba sorprendida, y sentí que poco a poco se relajaba.

"Vamos a comenzar bebé" le lancé una mirada asesina y ella no respondió.

"No mates mi momento" la senté en aquella silla de mármol tallado con detalles de escenas discretamente eróticas, mientras sujetaba la primera esposa de una cadena.

"¿Cómo sabes dónde está todo?" Dua miraba curiosa como la sujetaba.

"Porque soy sabia y recuerdo un poco lo que vi la primera vez aquí, esta silla era diferente y quería probarla ¿por qué de mármol?".

"Es la piedra utilizada por la Antigua Grecia, los más prestigiados utilizaban el mármol como decoración y también forma parte de la galería de los dioses".

"¿Me vas enseñar cultura e historia?" Antes que respondiera, la silencié con un beso, y pasé mi mano por el otro extremo de la cadena para sujetar la esposa que estaba libre y cerré el seguro, dejándola sujeta a la silla.

"No seas dulce en el juego".

Sonreí y sujeté su rostro entre mis manos para que me mirara, ella estaba alimentándose de mí en ese momento. Debía comenzar.

Mi boca lentamente se colocó sobre la suya pero sin besarse, ella buscaba responderme pero no podía, las esposas la sujetaban para hacerla sentir impotente.

"Maldición, Camila, sólo déjame besarte".

Negué en silencio y con lentitud di media vuelta para que mi trasero quedara a su vista, y ahí comencé a bajar mi pantalón, hasta liberarme completamente de aquella tela. Regresé junto a ella y me senté en sus piernas, mis caderas comenzaron a moverse encima de ella y sonreí al ver como cerró los ojos con fuerza.

Estaba frente a ella, sentada en sus piernas que comenzaban a calentarse, mis manos se deslizaron por encima de su cuerpo y ella abrió los ojos para ver lo que hacía.

"Camila, no me toques".

No la escuché, solo me concentré en trazar líneas en su piel, su abdomen se contraía para remarcarse y ahí me entretuve.

"Deténte".

Continué y ella se removió debajo de mí.

"Joder, Camila, deténte ahora mismo" subí los dibujos de mis manos hacia su pecho y luego a su cuello.

Me acerqué para acariciar con mis labios aquella zona donde su vena yugular se remarcaba por la fuerza.

"Tranquila cariño, tranquila, se lo que hago" besé su piel expuesta y continué con más besos, me encantaba su aroma. Sonreí al sentir que ya no estaba moviendose con presión, pero mis manos comenzaron a jugar de nuevo, subiendo a su cuello para sujetarla ahí.

Ella abrió más los ojos al sentir los circulos dibujados con mis pulgares.

"¿Qué quieres que haga?" ella seguía con la mirada sumergida en la mía, así que aparté mis manos de su cuello para llevarlas al borde de mi camisa. Sentí que ella de nuevo quería liberarse de las esposas y ahí comencé mi tortura, desvistiéndome lentamente, no llevaba sostén, y eso a ella le provocó más presión.

"Camila".

Me sujeté a sus hombros y ahí continuó la danza de mi cuerpo encima de Dua, ella intentaba tocarme pero no podía, mis labios provaban cada parte desnuda de su piel, y mis manos continuaban inquietas encima de su cuerpo, presionando su pecho y liberándola, sentía su respiración pesada en mi cuello.

"Dime lo que quieres, o aquí terminamos este juego".

Mis labios se unieron a los suyos, buscando con mi lengua el permiso para entrar en su boca. Bajé mis manos a su entrepierna y accedió a mi petición con descontrol, ahí comenzó a besarme con desesperación, como si buscara más de mí. Me aparté inmeditamente de ella, aunque sintiera la tortura igual para mí. Comencé a alejarme del lugar donde ella estaba sujetada por las manos.

"Camila, regresa" no la obedecí, solo continué mi camino buscando su camisa en el suelo "ven aquí, no puedes dejarme así".

"Si puedo hacerlo".

"No es parte del trato" reí un poco y ella pareció detenerse.

"¿Te vas a dejar guiar por un papel con reglas que yo no escribí contigo?".

"Camila, ven aquí ahora mismo" estaba desesperada, intentó liberarse pero no podía.

"Tengo hambre, si no me vas a alimentar, me voy a la cocina" me coloqué su camisa y ella me miraba sorprendida.

"¿Qué tengo que hacer para que regreses aquí?" ahora yo la miré con sorpresa por su pregunta.

"Tú lo sabes" me dirigí a la puerta y en ese momento me detuve al escuchar su súplica.

"Camila, hazme tuya".

*****

Y fin ahre no, perdón por no haber actualizado, estaba preparando mi disfraz para la fiesta y asi.

Horario infantil apagado.

Esto es el inicio de Camila Tops, su Génesis ah khaa?

Feliz inicio de semana, hoy es lunes con "L" de Lipa Kuin.
Mucha comida para ti y gracias por seguir a esta historia 🙏🙌

50 sombras de Dua • duamilaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora