Capítulo 2 Un mal día.

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Me llevó al piso de abajo, al parecer los reos eran más peligrosos dependiendo el piso donde se encontraban. Era su manera de clasificación en el penal.

En la planta baja no había celdas comunes, todas eran mucho más pequeñas y oscuras. No tenían barrotes, solo una puerta de hierro color negro con una ventana diminuta para ver desde afuera que se encontraba cerrada pues el proposito de estas celdas era que la luz no llegara a quien estuviera dentro.

Me daba claustrofobia de solo pensar en estar dentro de esos armarios de niños que llamaban "Celdas de castigo", pero claro, justamente debían ser pequeñas e incomodas para que ir ahí fuera un castigo.

-Esta semana prácticamente su celda fue esta. Nadie se queda mas de dos días pero, apenas lo liberamos a su lugar habitual, vuelve a romper las reglas y regresa aquí.

-¿Romper las reglas?- pregunte.

-Eh, si...asesinó a varios de sus compañeros de celda, apuñaló a varios tipos en la hora de la comida y golpeo prácticamente a todos los que se atrevieron a mirarlo a los ojos. Es el más temido aquí. Entre nosotros siempre discutimos, es muy sarcástico y posiblemente tenga muchas ganas de matarme.

Entonces tenía que golpear a todo el que lo mirara a los ojos pero con él sí era capaz de ser sarcástico y mantener una conversación. Bueno, quizá encuentre un patrón en esto.

-Ryan, tienes visita- lo llamo en voz alta Jared mientras golpeaba escandalosamente su puerta.

-Jared, mi amigo- lo decía de mala gana, se notaba. -Me tenías deprimido por no venir a verme, ¿Cómo va a ese asqueroso lunar en tu mejilla?.

El oficial abrió la puerta con sus llaves y me dejo ver al preso.

Me quedé parada inmóvil ante su imagen. Estaba sentado en un pequeño cajón, lo único que había en ese oscuro espacio estrecho, tan estrecho que sus hombros casi pegaban a los muros.
Era joven, quizá unos treinta y cinco años, era de esos hombres a los que les sentaba la rudeza.
Tenía algunos tatuajes repartidos por los brazos fuertes y llenos de venas que recorrían sus músculos.
Su piel era clara al igual que su cabello corto y desacomodado. Una barba de candado un poco mas oscura que su piel enmarcaba su rostro lleno de seriedad.

-¿Te conseguiste una novia, Jared?- sonrió mientras me miraba fijamente.

-Te vez terrible- se burló haciendo que su sonrisa se borrara y lo mirara a él con odio.

-Por supuesto que si, idiota, tu me encerraste aquí desde hace más de una semana.

-Es que me preocupa que te lastimes afuera con los demás, amigo.

-La cárcel es mi propio parque de diversiones- abrió los brazos señalando su alrededor. - Ahora dime que vas a liberarme porque mientras más tiempo me tengas aquí encerrado, más tiempo tendré de planear como voy a matarte un día de estos.

Conducta de resentimiento.
Abrí mi carpeta y tome notas sin pensarlo, un mal momento.

-Denisse...- Jared me llamo.

Cuando levante la vista me di cuenta de que ambos me miraban. El preso me miraba con una ceja enarcada como si lo que estaba haciendo fuera muy tonto, y así me sentí.

-Oh, lo lamento. Tomar notas es importante para la investigación- cerré mi carpeta nerviosa.

No se que es lo que me pasaba. Ser imprudente con las notas era algo que ya me definía a la hora de trabajar, pero ponerme nerviosa no. En esta ocasión incluso me están temblando las rodillas.

-¿Esta mujer está escribiendo lo que digo?.

-En realidad...- hable antes que Jared -sólo sobre su comportamiento, es extraño que cite frases en mis apuntes.

Me callé al notar que no le interesaba lo que decía. Me sentía como una niña de nuevo.

-¿Quién es?.

-¿Él es el indicado o quiere buscar a otro? Si es así no se moleste en decirle quien es a este imbécil sin vida.

-Sin vida voy a dejarte cuando te ponga las manos encima, Ívon.

-Necesito saber porque está aquí antes de tomar una decisión- le dije a Jared.

-De verdad que no hay nadie con el historial más largo. Si llama demasiado la atención del gobierno calificará pronto para pena de muerte- él hablaba solo para mi.

-En ese caso creo que él es el indicado.

-¿Quién quiere perder su virginidad conmigo?- miré sorprendida al preso. -Dudo mucho que usted siga siendo virgen.

-¿Disculpe?- me ofendí.

-Oh, ¿No era eso de lo que hablábamos? Lo lamento, eso pasa cuando no me explican las cosas y hablan como su no estuviera aquí. -Miró a Jared.

-Los escoltaré al comedor para que hablen ahí- asentí, pero mi sujeto tenía problemas con la situación.

-Un momento, ¿Me pueden explicar qué demonios está pasando?.

-Soy una psicóloga- hablé. -Quiero escribir un libro sobre el comportamiento de los asesinos y los orígenes de estas conductas que atentan contra la vida...

-Y necesita que yo hable con usted para usarme como ejemplo en su estúpido libro- me interrumpió.

-Eh, así es- bajé la vista.- Es de suma importancia su colaboración para mi proyecto.

Esperé un momento para escuchar su respuesta, pero no habló, entonces levante la cara y lo vi directamente a esos sombríos ojos, lo que solamente ayudo a pisotear el poco valor que me quedaba.

-Adivine, doctora- su sonrisa era falsa.

-No me gustan las adivinanzas- logré decir.

-A mi tampoco. Muerde tu lengua y baja la mirada o te...

-¿O qué, Jared? No me asustas- soltó sin dejar de mirarme. -Puede meterse su proyecto por los lugares más escondidos de esa horrenda falda, doctora.

-¿Eso es todo? ¿Se rehusara a ayudarme?.

-Yo no ayudo a nadie además de mi- se levantó y yo di un paso atrás, lo que lo hizo sonreír. -¿Cómo se supone que va a investigar mi comportamiento si está temblando de miedo?.

Trague saliva y Jared se puso entre nosotros.

-Eso es todo, Ryan, puedes volver a tu castigo hasta que tu humor mejore- le dio un empujón imprevisto y cerro la puerta de nuevo con llave.

-Me pondré de buen humor el día que te ponga una bala entre las cejas, ¿Me oíste, Ívon?.

-Buenas noches, amigo.

-Púdrete.

El oficial terminó de poner el candado y los seguros correspondientes a la puerta de la celda de castigo y después me miro. No se bien que quería decir esa mirada, pero cuando me sonrió lo único que pude hacer fue devolvérsela.

-Le dije que quería matarme- me susurró, pero después notó lo decepcionada que estaba-Quizá es un mal día, Denisse.

No lo creia así. Seguramente con ese tipo todos los días eran malos.

-¿Seria tan amable de escoltarme de vuelta a la salida?- dije mientras me bajaba más de la cuenta la falda.

-Con gusto- se dio cuenta de lo que hacía. -Me gustaría decirle que yo me iba a encargar de que la respetaran pero solo soy uno contra quinientos.

Asentí.

-No se preocupe- suspiré. -Estoy bien.

Ahí te liberaré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora