Capítulo 6 Va a matarme.

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A la mañana siguiente, por ser lunes, no pude ir tan temprano como hubiera querido hasta la cárcel para la sesión. Tenia que ir al juzgado y evaluar a los padres de una adolescente de dieciséis años para saber que tan competentes eran ambos para ayudar al juez a decidir quien era competente para cuidar de la chica y que ella tuviera un buen desarrollo. Esto normalmente no me toma mas de una hora y treinta minutos con cada uno y acabe temprano con ese caso.

Me quede sola en mi oficina; un cuarto pequeño y mal decorado por mi. Solo era una habitación mas de las muchas que tenia el edificio donde estaba la sala del estrado donde todas las audiencias tenían lugar.
Solo estaba sentada en mi escritorio haciendo listas sobre el titulo que podía llevar mi libro. Ya que estaba avanzando tan rápido con las preguntas y entendiendo a Ryan, pronto necesitaría un nombre que ponerle al trabajo terminado para enviarlo a la editorial.

Mientras garabateaba en la hoja de uno de mis muchos cuadernos de anotaciones, el teléfono fijo de la oficina comenzó a sonar. Levante el auricular y me lo lleve a la oreja.

—Oficina de la Doctora Hokin, ¿Puedo ayudarle en algo?...

—Que extraño— comenzó a hablar y me sonroje al instante, —por alguna razón pensé que iba a contestarme otra mujer para decirme que necesitaba hacer una cita para poder hablar contigo.

Era Jared.

—No soy tan importante en el juzgado como para que me den una secretaria— lo pensé un poco mejor. —Creo que tampoco como para no poder atender yo misma el teléfono.

—Sin duda que eso me alegra. Solo llamaba para asegurarme de que Ryan no te ha vuelto loca.

Mentira. Me estaba llamando por dos únicas razones: O porque quería cancelar lo de este domingo o porque quería asegurarse de que Ryan no me había golpeado. Yo é que él lo conoce y tiene miedo de lo que pueda hacerme.

—Bueno, tu silencio me hace pensar que tendré que golpear a esa basura cuando regrese...

—Tranquilo oficial— me reí bajo, —esta civil puede sobrevivir bien a cualquier cosa que a ese preso se le ocurra.

—No es verdad— lo dijo muy bajo pero aun así pude escucharlo. —¿Cómo la trata su nueva escolta?.

—Llamo interrogatorio a mis preguntas de investigación...

—Auch.

—Lo se— bromee. —Extraño mi vieja escolta. Era menos cortante...¡Incluso me invito a salir!.

—Que bueno que la actual es tan cortante— sonreí al teléfono. —Ya vamos de regreso a la ciudad. En unos días te veré en el penal.

—De acuerdo— miré el reloj. —Tengo que colgar, ya casi es hora de salir y voy a ir a trabajar a la cárcel.

—Te pediría que saludes a Ryan de mi parte pero solo te voy a pedir que te cuides de ese mal nacido.

—Estaré bien. Le diré que le mandas felicitaciones por no haber matado a nadie en un periodo de veinticuatro horas— dije mientras guardaba unos papeles en mi maletín. —Le pedí a la nueva escolta que me mantuviera al tanto de todo con respecto a el y no me han llamado. Eso es algo bueno.

—Siempre existe la posibilidad de que lo haga antes de que llegues. No te hagas ilusiones aun.

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Cuando me dejaron libre en el juzgado salí inmediatamente al estacionamiento para subir a mi coche y conducir hasta la cárcel. Normalmente no es algo que me entusiasme, pero dadas las circunstancias me emociona mucho.

Llegue con una gran sonrisa al escritorio del jefe y le pedí que me dejara entrar.

—La veo realmente contenta esta tarde— dijo el, —¿Alguna razón en particular?.

—Nadie necesita una razón para sonreír, ¿O si?— lo que dije no ayudo a que no pensara que estaba loca. —Bueno, ¿Y mi escolta?.

—Creyó que era un buen día para reportarse enfermo.

—Oh, bueno. ¿Quién va a escoltarme?.

—Todos los demás oficiales están en el comedor supervisando el día de la visita.

—¿Quiere decir que nadie va a acompañarme?.

—Podría hablar con Ryan desde afuera de la celda con la reja cerrada si quiere. De otra forma hoy no habrá manera de que pueda entrar.

No me quedaba de otra. Si quería hablar con el hoy tendría que hacerlo a su manera; Eso quería decir también de la manera que estuviera segura.

Caminé por el pasillo entre el barandal y las celdas vacías. Había muy pocos presos dentro de unas cuantas, supuse que eran a los que no visitaban.

Por primera vez hacia esto sola y no me sentía tan nerviosa como pensé. Una parte de mi pensaba que Ryan no sería capaz de hacerme algo malo, no después de que habláramos abiertamente sobre su pasado...bueno, quizá hubo algunas cosas como el tema de sus hijas que él no quiso discutir.

Estaba por la celda 98, Ryan estaba en la 137 y yo ya podía escuchar ruidos provenientes de su celda.

—Ya tengo problemas mas grandes que tu, hermano, no me da miedo— una voz que claramente mentía se escucho antes que la suya.

—Hablaste demasiado pronto— dijo Ryan antes de que se escuchara un golpe fuerte contra los barrotes de la celda.

Me quede paralizada. No quería seguir caminando pero al mismo tiempo necesitaba saber que estaba pasando.
Me pegue a la pared y me limité a escuchar.

—¡Deja que me vaya y te tendré mas información...!

—El problema aquí es que nadie puede estar al tanto de lo que busco, Trevor.

—¿Entonces vas a matarme?.

No me sorprendería que el hombre estuviera llorando. Y si darme cuenta, yo también estaba soltando un par de lagrimas por el pánico.

—¿Prefieres que te rompa la columna y te corte la lengua?...

—¡Matame, matame!.

—Bueno, tu lo pediste— se escucharon sonidos extraños de mucho movimiento, y después nada.

Lo ultimo que escuche antes de romper a llorar como una niñita, fue el sonido del cuerpo inerte caer al suelo.

Mis sollozos llamaron la atención de Ryan.

—¿Quién es?— su voz sonó grave.

Como no contesté, abrió la celda y salió.

—¿Doctora?.

Me cubrí la boca para que no viera como me temblaban los labios pero las lágrimas eran imposibles de ocultar.
Había dicho que nadie podía saber lo que estaba haciendo y yo lo escuche...iba a matarme.

Ahí te liberaré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora