Capítulo 44 Casados.

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—Eso no va a funcionar. Es una locura— dije lanzando al suelo otra hoja de papel con otro guion escrito por Jared.

—No sé qué otra cosa puedas decir que suene creíble— suspiró. —Debes aceptar decir lo que yo te estoy escribiendo...

—¡No puedo!— solté. —Piensas en cosas que pueda decir para que me quiten el título de mentalmente incompetente pero no que puedan salvar a Ryan.

—Te equivocas. Sé que no quieres que le pase nada y te ayudo con eso, pero primero nos preocuparemos por salvar tu vida normal cotidiana y después en salvar lo que sea que tenga Tucker...

—Me parece que sigues sin entender mis prioridades, Jared.

Me levanté de la silla y seque el sudor de mis manos en mi pantalón.

Estábamos en mi departamento por fin. Podía comer, dormir en mi cama y ducharme a la hora que quisiera, pero me sentía más incómoda que cuando no tenía ninguna de esas comodidades.

Me quede pensando mientras miraba fijamente las notas en mi refrigerador. Una de ellas decía que mi familia llegaría mañana a Maine y después, por la noche sería el juicio final.

—Me siento como una niña a la que no dejan hacer nada sin que su madre esté presente— dije sin despegar los ojos de la nota.

—Legalmente dejaste de ser autónoma— Jared se restregó el rostro con ambas manos. —Dicen que nada es imposible, pero quien sea que dijo eso no había tratado de salvar a Ryan Tucker de la pena de muerte.

El tiempo se nos estaba acabando y la frustración sólo nos atrasaba.

—Mi madre seguro hará más pronto que tarde que me internen en una clínica mental por decir que estoy enamorada de un criminal y el señor Tucker acabará muerto.

Algo de lo que dije hizo que Jared levantara rápidamente la cabeza.

—¡Eso es!— gritó demasiado entusiasta. —¿¡Por qué no fuimos negativos antes!? ¡Denisse, eres increíble!.

Se levantó de la mesa y buscó su celular.

—¿Qué haces? ¿Qué pensaste?.

—Tu madre me adora— fue lo único que dijo al encontrar su teléfono al fondo de un bolsillo en su pantalón.

—No seas tan egocéntrico.

—No, no, no. Eso es bueno, ella piensa que somos pareja y nos casaremos...

El rubor subió a mis mejillas pero dudo que fuera por vergüenza, fue más por descubrir una mentira más de Jared.

—¿¡Le dijiste a mi madre que...!?

—Puedes matarme después de arreglar esto— me calló y se alejó con el celular en la oreja. —¡Señora Hokin! Me alegra mucho hablar de nuevo con usted. 

Ahí te liberaré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora