Capítulo 32 Ahí te liberaré

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Mis parpados estaban demasiado pesados, como si no hubiera dormido en años.

Mis brazos y piernas no respondían. Sabía que estaba acostada y cubierta de las piernas, pero tenía frío en lo que restaba de mi cuerpo y no podía moverme para cubrirme con la manta por más que me lo proponía.

En el momento que traté de moverme, me di cuenta del dolor punzante en mi hombro.

¿Qué me pasó? Lo único que podía ver en lo que soportaba tener los ojos abiertos era una luz blanca.
Recordé lo que había pasado y un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo.
Ryan...¿Dónde estaba Ryan? ¿Y Jared?.

Comencé a entrar en pánico mientras intentaba desesperadamente abrir los ojos.

—Ry...Ry...Ryan— conseguí decir.

Después de lo que pasó una eternidad sentí la cálida piel de sus manos haciendo líneas delicadas desde mi barbilla hasta mi frente.

—Ey, Doc— su voz sonaba presa del pánico pero al mismo tiempo suave y tranquilizante. —Por fin dice algo, ¿cómo se siente?

Conseguí por fin la fuerza para poder abrir los ojos y lo miré sentado a un lado de mi cama de hospital mientras me examinaba cauteloso.

—¿Está usted bien?— busqué heridas en él, pero al parecer la sangre de su ropa solo era mía.

—Estoy bien, ahora explíquenme como pudo ser tan imprudente...

—Iban a dispararle.

—Exacto, ¡a mí!.

—Dijo que había recibido miles de balas...

—Lo decía en el sentido de que una más no me afectaría, Denisse. ¿Por qué hiciste eso?.

Cerré los ojos y una lagrima se escapó de mi ojo derecho. No estaba asustada ni arrepentida, todo lo contrario. Era una lágrima de alivio por saber que estaba bien.

—No quería que le pasara nada, es todo— mi débil voz apenas alcanzó para que Ryan lograra escucharme.

Suspiró sin dejar de examinar mi rostro mientras pensaba.

—Le arruino la vida y usted, ¿qué hace?...Recibe una bala por mí— negó con la cabeza y después me dio un beso tierno en la frente. —La volví loca, es eso.

—Algo parecido— sonreí levemente. —¿Dónde estoy? ¿Me trajo al hospital?.

Por un momento me dieron ganas de salir de la cama y correr afuera con Ryan arrastrando. Si estábamos en un hospital era cuestión de tiempo para que nos encontraran.

—En un consultorio. No me dejó llevarla a un hospital— se rio. —Tenía miedo de que me arrestaran si me conocían en el hospital pero yo no podía dejarla perder más sangre.

Suspiré y asentí.

—Me alegro de que me hubiera hecho caso por primera vez.

—Sí, bueno. La bala iba a mi pecho, si usted hubiera sido más alta le hubiera dado en el corazón, fue un acto tremendo de pura estupidez.

—Ya basta— traté de moverme un poco pero solo conseguí retorcerme.

—Le pusieron una inyección de anestesia muy fuerte, no puede mover la mayor parte de su cuerpo.

—En cuanto pueda hacerlo nos iremos— mis palabras lo tomaron por sorpresa. —¿Qué?.

Se quedó callado un momento. Estaba pensando en algo que no quería decirme, lo podía leer en sus ojos cansados.

Ahí te liberaré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora