Capítulo 3 Cambio de celda.

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Esa noche llegué a mi departamento agotada y estresada como nunca en mi vida. Había fracasado en esto. Mi proyecto se había ido a la basura en el momento que mis rodillas comenzaron a temblar por culpa de ese...monstruo varonil y enorme.

No se como pude ponerme tan nerviosa. Siempre me mostraba segura con mis pacientes, también en el juzgado y a la hora de interrogar a asesinos con los cuales los agentes no pudieron tratar. Fue algo en él lo que me puso así.

Me di un baño con agua caliente y me puse la pijama, pero cuando estaba por acostarme a descansar, mi celular comenzó a sonar.

-¿Hola?- conteste.

-Denisse, soy el agente Ívon.

Me deje caer en mi cama aliviada de que no fuera mi ex-profesor preguntanfome por como me había ido en el penal.

-Oh, Jared. No esperaba que me llamara.

-Su número estaba en el escritorio de mi superior y quería llamarla para disculparme por no haber podido ayudarla a encontrar a su sujeto.

-¿De qué habla? Usted fue de mucha ayuda. Ese hombre es perfecto para el proyecto, mi único problema es su notable renuencia a colaborar conmigo.

-No creo que sea prudente que insista, le toma odio muy rápido a la gente y no quisiera tener que salvarla de algún posible atentado a su vida.

-¿Dice que es posible que intente matarme si lo molesto?.

-Creo que la única persona que no ha matado por molestarlo es a mi- pensé en lo que dijo y rápidamente lo anote en mi carpeta que esperaba en mi mesa de noche. -De cualquier manera, si decide regresar al penal estaré encantado de ser yo quien la escolte.

-Muchas gracias- dije sinceramente.

-Y si no regresa...me gustaría invitarla a salir algún día- eso definitivamente no me lo esperaba.

Él era un hombre muy atractivo, no había pensado en eso hasta ahora pues di por seguro que alguien como él y a su edad ya estaría casado o en una relación. Era de esos hombres que jamás esperas que se fijen en ti.

-Eso seria divertido- dije después de haberme quedado muda. No recuerdo cuando fue la última vez que salí con un hombre.

-¿Estaría dispuesta a hacerme un espacio en su posiblemente retacada agenda?- pude escuchar en su voz que sonreía.

-No lo se, ¿Cree que salir con usted es mejor que alimentar a las palomas de mi balcón después del trabajo?- no bromeaba. Eso hacía después del trabajo, pero fue una buena manera de coquetear.

-No lo creo, tiene razón, pero sea generosa conmigo, Denisse. Concédame poder presumir que la llegué a llevarla al cine.

Me mordí el labio mientras me tiraba del cabello para evitar soltar una carcajada nerviosa. No recordaba que coquetear fuera tan divertido.

-De acuerdo- patalee en la cama. -Podemos vernos el fin de semana si quiere.

-El domingo está perfecto- quizá estaba igual de nervioso que yo.

-Y sobre lo del preso...volveré mañana mismo. Seguiré insistiendo.

-Solo trate de tener cuidado- remarcó la palabra "cuidado".

-No se preocupe, soy una psicóloga experimentada. Estoy segura de que voy a encontrar la manera de convencer a ese hombre.

Y así fue. A la mañana siguiente me desperté con ánimos renovados, creo que solo me desanime un par de minutos mientras contestaba la llamada de mi madre de todos los domingos.

Le conté que me había invitado a salir un oficial muy guapo y educado que había conocido en en trabajo (una pequeña mentira). Le mentí para que no se enterara de que me comenzaba a involucrar con criminales tan peligrosos como lo demandaba la idea de mi nuevo libro.

-¿De verdad? Me alegro- la escuche susurrar, posiblemente a mi padre, -eres una mujer madura y ya es hora que comiences a pensar en casarte...

-Un minuto, retrocede- me reí, -te digo que voy a tener una cita y ya quieres qu me case.

-Solo digo que es mal visto por la sociedad que una mujer de veintiocho años no este ya casada y siendo una futura madre...

Esta conversación la teníamos muy a menudo. Mi madre me ponía depresiva cuando me decía como era que una mujer debía ser a esta edad y me ponía como ejemplo a mis hermanas. Hoy no quería estar así, por esa razón la interrumpí.

-Por favor, para- guardó silencio inmediatamente. -Voy a irme ya, ¿De acuerdo?.

-¿A dónde?- me hizo soltar una risa.

-Si me fui de la ciudad donde vives es para no tener que darte explicaciones sobre mi vida ahora que soy mayor- me quité el teléfono de la oreja. -Que tengas un lindo día, madre.

Tomé mis cosas y salí de mi apartamento con más ganas aun que con las que me había levantado.

Esta vez usaba un pantalón negro de vestir. Era ajustado pero confiaba en que si no mostraba mis piernas iba a ser suficiente. También me puse una camisa de manga larga y botones color blanco.
Era lo que normalmente llevo al juzgado, no tenía nada más formal.

-¡Buenos días!- salude al guardia de la entrada. -Voy a entrar así que, ¿Podría hacerme el favor de llamar al oficial Ívon?.

-¡Aquí estoy!- salió de sorpresa y educadamente me saludo con un beso en la mejilla. -Tengo que decirle que anoche después de que me dijo que volvería hice que trasladaran a su sujeto a su celda habitual para que lo tuviera de mejor humor hoy por la mañana.

-Oh, ¿Y qué tal resulto eso?- el guardia se rió a mis espaldas.

-Le diría que le preguntara a su compañero pero dudo que pueda o tenga ganas de hablar con las costillas rotas- Jared lo miró mal pidiendo que se callara. - ¿Qué? ¿Era un secreto?.

Él suspiro y negó con la cabeza en contestación.
Me guió de nuevo hasta el ascensor como ayer y me informó que Ryan estaba algo agresivo.

-No se que lo tiene tan enojado- parecía que hablaba para si mismo, -creí que sacarlo de la celda de castigo lo tendría de mejor humor.

Cuando llegamos al pasillo de celdas me di cuenta de que mi presencia ya no causaba la misma reacción en los presos. Claro que aun me gritaban cosas, pero varios de ellos ya se habían quedado callados; habían perdido el interés.

-Tengo que supervisar un trasladó esta noche, Denisse- me dijo Jared antes de pasar frente a la celda que se suponía era de mi sujeto.

-¿Qué? ¿No estarás conmigo hoy?.

-No- se lamentó, - lo siento mucho. De verdad. Estaré fuera de la ciudad un par de días, creo que tendrás que conformarte con que otro oficial menos simpático te cuide.

Su sonrisa me indicó que su coqueteo volvía.

-Y menos atractivo también- lo que dije lo puso de mejor humor. -¿Estas diciendo que lo del domingo se cancela?.

-Claro que no. Por nada del mundo voy a cancelar una cita contigo- ambos sonreímos. -Bien, tengo que irme ya. Nos vemos, Denisse.

Asentí y el se acercó lentamente a mi rostro para darme el tiempo de retroceder, al ver que no lo hice continuó con su camino para dejar un educado y tierno beso en mi frente.

-Hasta luego.

Ahí te liberaré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora